Capítulo 1: De nada a todo

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—¡Addison, ya es tarde!

Apenas eran las siete de la mañana y lo cierto era que Addison vivía a solo cinco minutos de la preparatoria, aún así, su madre siempre lograba convencerla de que iba a llegar tarde a su primera clase del día.

Llevaba viéndose en el espejo de su tocador durante los últimos minutos, no podía creer cómo se veía. Su cabello castaño caía con delicadeza sobre sus hombros y una delgada capa de maquillaje cubría su rostro, la ropa que usaba era totalmente el estilo contrario de lo que acostumbraba, aunque debía admitir que aquello le quedaba mucho mejor. No sabía con exactitud cómo era que se había dejado influenciar por su nueva amiga para que le cambiara la imagen de una manera tan radical.

—¡Si no bajas en dos minutos me iré sin ti! —amenazó su madre.

La chica inhaló con fuerza, se levantó de la silla, tomó su mochila y bajó corriendo las escaleras de su casa.

Su madre ya estaba de pie frente a la puerta, repiqueteando repetidamente sus tacones contra el suelo.

—Si me compraras un coche no tendríamos este tipo de problemas —la castaña se le adelanto y abrió la puerta, saliendo al frío exterior.

—Si ahorraras lo suficiente lo podrías comprar por ti misma —contraatacó sin siquiera voltear a verla ya que la cerradura tomaba toda su atención.

"Bien jugado", pensó al instante.

—Parece que Jenn tiene buenos gustos, deberías de darle las gracias de mi parte —ahora sí que la miraba atentamente, no podía creer que la misma chica que estaba de pie frente a ella fuera su hija.

—¿Podemos irnos, por favor?

Su madre cedió al instante y se subió al asiento del conductor de su camioneta. Addison le echó un último vistazo a su tranquilo vecindario e hizo lo mismo.

El ambiente era frío, pero no igual al de hace unas semanas, donde todos en la ciudad podían jurar que solo faltaba algunos grados bajo cero para que comenzara a nevar. Sin embargo, una vez empezado febrero el frío se comenzó a hacer menos notorio y el tener que salir de casa se volvió menos molesto.

Cada vez que se acercaban más a la escuela el corazón de Addison comenzaba a latir con más fuerza, un escalofrío le recorría toda la espalda y las palmas de sus manos sudaban más rápido y con más frecuencia. Eso no era ni remotamente extraño, pues la mayoría de las personas que la conocían sabían cómo reaccionaba a las situaciones de estrés y en su mayoría a cualquier situación que la sacara de la rutina.

Pero esta vez ni siquiera podía prestar atención a lo que su mamá le decía, solo tenía una cosa en mente, y esa era tener que soportar las miradas de todos cuando se enteraran que era la nueva novia de León Ballester.

—¿Me estás escuchando? —proclamó su madre, antes de orillarse frente a la preparatoria.

—¿Qué?

—Dije que saliendo de la escuela pases a mi oficina —volvió a repetir—. Como sea, que te vaya bien y saluda a Leví de mi parte.

—Sí, yo le digo. Adiós.

Le lanzó un beso antes de cerrar la puerta del automóvil y quedarse de pie en la banqueta viendo cómo se alejaba. Ya casi no quedaba nadie en la angosta calle, pero todavía trataba de controlar su ansiedad mientras estudiaba con detenimiento el gran letrero que colgaba de aquellos edificios: "Preparatoria Edison: Educando a los futuros líderes".

—Señorita, ¿va a entrar? —cuestionó el chico de seguridad que custodiaba la única puerta de entrada.

—Sí, lo siento.

Huyendo de la popularidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora