Lágrimas de sangre.

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               (26 03 18)

Deje mi nota en el lugar que se que será fácil verla para mis padres, la nota que eh escrito y vuelto a escribir hasta sentir que estaba perfecta, sin dar tantas especificaciones en ella.
Por fin lo lograré, no se como sentirme ahora que estoy a punto de hacerlo.
En estos momentos siento de todo realmente, pero arrepentimiento muy poco, hubiera dado todo para que fuese lo contrario pero no fue suficiente.
Llevo tiempo planeando este momento pero aun tengo dudas, pero tengo que dejarlas ir.
Entro a mi habitación y la observo por última vez con un sentimiento inexplicable, tal ves entre miedo y nostalgia. Lo ordeno de la mejor manera y tomo mis cosas, agarro varias de esas pastillas que me ayudaron por mucho tiempo.
Tomo mi teléfono y mis audífonos y pongo esas pistas que hacen que no me arrepienta.

Ya es tarde, las 3:30 p.m, la hora en donde mi hermano toma sus clases de literatura, y mis padres están enfrascados en sus trabajos.
Aprovecho este día para faltar a la escuela haciéndome la enferma en cama.

Salgo de mi casa y me dirijo a la tienda a surtir mi lista. Estoy muy cansada, no eh dormido durante días así que ando casi a gatas.
Me adentro y busco todo:

- Pan.
- Leche.
- Alcohol.
- Pastillas.
- Gasas.
- Navajas.

Tuve que comprar pan y leche para no dar sospechas, compré de las navajas más afiladas que pude encontrar para hacer todo mas fácil.

¿De verdad vale la pena hacer esto? sólo le daré gusto a los que me dañaron, aunque duela aceptarlo, me da miedo. Tengo muchas posibilidades y puede que todo mejore pero no quiero darle oportunidad a eso para después decepcionarme, creo que ya lo hice lo suficiente.
Pero es que llegué hasta este punto por toda una vida llena de desilusión, las personas no son lo que parecen, ni dan lo que prometen, se que así es la vida, que como trae buenas también trae malas, pero ese no es el caso, mejor prefiero morir.
Estoy tan cansada y no soy lo suficientemente fuerte como para llevar todo esto andando.
Ya no soy la persona de antes, pero tampoco la que quiero ser.
Me están haciendo tanto daño que me enoja ser tan indefensa, así que tomare esto poco que me queda para hacerlo, lo único que espero es que todos los que me destruyeron se destruyan dos veces por haberme lastimado de esa forma tan innecesaria. 
¿Cual era el afán de hacerme caer? quería vivir mi vida como mejor me plazca pero me orillaron a tomar esta decisión.

Cuando termino de hacer mis mandados me dirijo hacia mi casa, entro a la sala y me siento en una de las sillas.
Pongo en la mesa todo lo que traje, tomo las pastillas y las acomodo en frente de mi en cierto modo de que las pueda contemplar.
Agarro un vaso grande y vacío todo el alcohol dentro de el.
Las navajas las coloco en mi bolsillo lateral del pantalón.
Me quedo unos minutos reflexionando todo mientras lágrimas caen de mis ojos, no debería ser así. No debí terminar así, ¿porqué pago lo de otros? pero no me puedo arrepentir ahora me repito una y otra vez.

Tomo las pastillas y agarro el vaso, me las tomo todas en dos sorbos y bebo hasta el fondo del vaso de alcohol.
Me levanto y me dirijo al baño, abro la llave de la tina hasta el tope y después me dirijo al lavabo.
Observo mi cara, tengo que hacerlo para ver si aun existo, esas enormes ojeras que reflejan mi cansancio, ese cuerpo esquelético que refleja mi desconfianza, esas cicatrices que reflejan mi temor, ¿no notaron lo mal que estaba?

Me meto a la tina que echa vapor y me hundo en ella, tratándome de relajar pero es casi imposible, pensé que sería diferente, que se sentiría diferente pero mi corazón late demasiado, trato de calmarme tomándome mi tiempo.
Ya pasó aproximadamente como 1 hora y aun sigo aquí, tengo mucho miedo, ya se arrugó mi piel, no se que hacer, no eh parado de llorar y mis lágrimas se pierden en esta agua desconcertante. 
Creo que ya es hora, no tardará en llegar mi familia así que tengo que apresurarme.

Tomo las navajas que guarde y agarro una de ellas y dejo la caja en un lado de la tina.
Las manos me tiemblan en movimientos indefinidos que hace que me desconcentre.
Me quedo observando la afilada navaja y se me viene lo peor en mente.
Pero tengo que hacerlo, ya no hay retorno, así que tomo valor y me acelero aún más, así que comienzo a enterrarla en mi muñeca, después la deslizo a lo largo del antebrazo tratando de hundirla lo más profundo que pueda y lo mas rápido posible.
La sangre me causa náuseas, es mucha y me marea, entre mas corto mi piel más chorros sale.
Es un dolor que no tiene palabras, jamás había sentido esto que estoy sintiendo ahora, tengo tantas ganas de arrepentirme y dejarlo pero ya no puedo, ya no debo.
Ahora voy al otro brazo y hago el mismo proceso, y no evita que me sienta mucho peor.

Me estoy desangrando, aun no me hago esto a la idea, por fin lo lograré, seré libre por siempre, maté a la persona que más odiaba, y ya nadie me podrá lastimar enterrada, solo espero que bajo tierra me dejen descansar. 
Pasa muy lento el tiempo, me estoy congelando y empiezo a delirar, ya no siento mi cuerpo, estoy inmóvil, espero el fin de esta luz que es lo único que me mantiene viva.

Las llaves en la puerta resuenan a sonidos cortados, se oyen voces en la entrada.
Llaman mi nombre varias veces, creo que es mamá.
Escucho pasos pero ahora están subiendo las escaleras.
No mamá, ahora no, solo me falta muy poco para irme, duele que me vean así pero mínimo no quiero ver sus reacciones en sus rostros, no lo soportaría.
Tocan la puerta una vez, después otra.
-Cariño- dice mamá- ¿por qué el agua está corriendo? tienes que apagarla-.

Mi vista se empieza a nublar y todo me da vueltas, creo que es el momento. . .

-Voy a entrar, ¿ok? tengo que agarrar el cepillo que dejé en la mañana- dice mi madre entre broma.

Intenta abrir la puerta pero se da cuenta de que tiene candado por dentro.
-¿Por qué estás encerrada? abre la puerta- comienza a decir un poco preocupada al ver que no estoy contestando - ¡Amor! ¡trae las llaves del cajón! - mientras tanto me sigue hablando pero no entiendo lo que dice, ya no soy capaz.
Mi padre va desconcertado y le entrega las llaves a mi madre, escucho que susurran algo.
En eso la puerta se abre de golpe y lo primero que miran es a mi, mojada en el agua, color rojo en la tina, y yo allí a punto de morir.
Mi madre se queda pasmada totalmente perpleja, mi padre reacciona y corre al lado mio resbalándose por el agua derramada, toma mi cabeza con mucha preocupación agitándome y sus inhalaciones son cada vez más fuertes pero ya no soy capaz de percibirlas.
Mi mamá le grita a mi hermano lo más fuerte que puede que llame a una ambulancia, el toma su teléfono y sube tan rápido entre tropezones y se queda desconcertado, al verme se limitó a tirar su teléfono ante la impresión y comienza su llanto diciendo mi nombre; reconozco que es abrumador.
Mi padre me saca en sus brazos y me lleva abajo mientras que llora en grandes sollozos, ya no puedo mantener mis ojos abiertos, ya no queda nada, están pasando mis últimos momentos, no quería que fuera así, quería morir sin la preocupación de los demás, estaba pensando en mi por primera vez, siendo egoísta por primera vez y terminó así.
Veo luces que parpadean fuera de mi casa, y una sirena que me ensordece. Es una ambulancia deduzco.
Todo es muy rápido, personas corren, mucho llanto, muchas palabras, personas y más personas.
Y siento como la poca luz que quedaba se apaga, dejándolos solos a ellos y dándome la paz que tanto necesitaba y aclamaba, empiezo a cerrar los ojos lentamente del peso que ejercen, mientras me dicen que resista. No quiero ser salvada, eso era antes.
Ahora sólo quiero descansar, y si no es aquí entonces decido el otro camino.

Y ahora me dirijo para alcanzarlo.

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