Drogo | Sin él.

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Eran cerca de las cuatro de la mañana y no podía conciliar el sueño. Estaba tan acostumbrada a dormir con él en las noches, que cada que tenía que alimentarse, su ausencia me quitaba el sueño. Dormirme sobre su pecho y que me rodeara con sus brazos, era la única anestesia que podía hacerme dormir tan profundamente.

Detestable vampiro. Pensé. Si fuera humano sólo le prepararía un sándwich de queso y listo. Ambos estaríamos durmiendo abrazados en este momento. Maldita su necesidad de beber sangre.

Mañana tenía que levantarme temprano y ocuparme de Lorie e ir a la Universidad, debía dormir ya si quería lograr despertarme. Gruñí en mi interior. Odio la noche. Hablo enserio. Esto era tan irritante.

Mi madre me decía que contar ovejas para poder dormir era lo más efectivo, supongo que ese método le sirvió cuándo toda su vida fue una solterona.

Yo pienso que eso de contar ovejas es una estupidez...

Una oveja. Pensé e imaginé a una saltando hacia una nube.

Dos ovejas. Vi como la segunda se ponía al lado de la primera.

Tres ovejas. Esta también se puso a dormir junto a las demás.

***

Cincuenta ovejas. Saltó junto a las otras 49 pero se cayó al vacío porque ya no cabían en una sola nube. Pobre...

Suspiré y pegué la nariz a la almohada. Esto no estaba funcionando para nada. Comencé a girar en mi cama que por la ausencia de Drogo se encontraba sumamente espaciosa y opte por ponerme en posiciones extrañas solo para lograr cansarme.

Mis párpados pesaban y tenía sueño ¡Pero sin él no lograba dormirme!

Estaba tan harta. Estúpida noche. Estúpido silencio. Estúpido sueño que no venía. Estúpida oscuridad. Estúpido Peter porque desde aquí se escuchaba su piano. Y estúpido Drogo por no estar aquí.

Me levanté precipitadamente de la cama y al estar de pié, me dió un mareo horrible que casi me hizo probar el piso de madera.

Me tiré de cabeza a la cama nuevamente, impidiendo caerme porque no quería que un golpe seco de mi cuerpo alertara a Peter y que tuvieran que preocuparse nuevamente por mí.

Miré el techo distraídamente y decidí ir a la cocina tomándome de los objetos por el camino para no caer si volvía a sentir otro mareo. Tomé un plátano del plato de frutas que estaba en la mesa y me senté en la silla quitándole la cáscara para luego masticarlo lentamente mientras miraba a mi alrededor. Estaba todo tan calmado... y oscuro. No me gustaba. Incluso menos cuándo Drogo no estaba conmigo. Suspiré. Estaba bastante mal acostumbrada. Había pasado 21 años de mi vida sola y ahora ni siquiera podía sobrevivir una noche sin él.

Me habían dicho que si comía plátano me vendría el sueño. Pero nada sucedió. Esperé un buen rato, como si por arte de magia me golpeara el sueño de repente y cayera rendida en la silla. Pero no. Incluso me sentía más despierta que antes.

Observé el reloj antiguo que era una de las pertenencias favoritas de Nicolae, enterandome que ya había pasado una hora. Una hora y no había dormido nada.

Caminé hacia una pequeña biblioteca y tomé el libro de Psicoquinesis que Nicolae me había recomendado leer para saber controlar mis poderes. Lo abrí en una página cualquiera y lo hojeé sin leerlo. Ya lo había terminado ayer, mientras que Drogo me decía que deje esos libros viejos y fuéramos al bosque a besuquearnos, fuera de la mirada celosa de la pequeña Lorie... pero yo me negué y continúe leyendo.

Is-It Love? One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora