Tocando tierra desconocida

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Después de todo lo que he pasado, el tiempo que llevo de travesía desde ese mismo instante en el que morí sigo pensando, como demonios sigo aquí? Será que todo esto forma parte de una muy creíble jugada de mi imaginación?

Seguí caminando y me topé con animales, plantas muy hermosas y con los vivos aromas de la naturaleza, sentí alegría al ver y sentir estas cosas. Pero aun así mi subconsciente me dice, como diablos saldrás de aquí? Si pues era un lugar hermoso no es un lugar donde debería estar.

Mientras admiro a un hermoso conejo de un muy peculiar color café, percibí un olor a carne asada, como si se tratase de una barbacoa. Olía tan delicioso y por primera vez desde hace tanto tiempo sentía hambre. Mire hacia todas partes esperando ver de dónde salía este tan magnifico aroma, esperaba ver alguna cortina de humo emanando de algún lado, pero no encontré nada.

Escuche un fuerte chasquido, mire hacia atrás y aquel hermoso conejo que había estado admirando, había caído en una trampa puesta por alguna persona. No me atreví a darle alguna ayuda a ese inofensivo animal, pues ya estaba inmóvil y la sangre salía a borbotones de su rostro, sentí mucha lastima por él.

Sentí que debía ser más cuidadoso al caminar, para no quedar atrapado en ninguna trampa. Deje a un lado aquel cadáver de ese animal. Camine un poco y encontré una frondosa planta con unos frutos morados y rojos. En mi mente dije "Serán arándanos?" pues nunca había visto unos y tampoco se parecían a las uvas que habían en el viñedo de mi tío Tyrone en Venezuela.

Aun así me dispuse a tomarlas y comerlas. Tenían un sabor dulce y a la vez amargo, eran como cerezas sin madurar. Comí muchísimas, no me importo su sabor ni lo que fueran, pues tenía un hambre voraz.

Pasaron las horas y empecé a sentirme muy mal. Como pude recordé todo lo que había aprendido alguna vez cuando estaba en los scouts para armar un refugio. Termine de construirlo y me acurruque dentro de este. Mi cuerpo seguía empeorando, mire mis manos y estaban muy inflamadas, apenas y podía mover mis dedos, mi estómago dolía cada vez más, mi lengua empezó a hincharse y allí fue cuando me di de cuenta que lo que había comido no eran más que unos de esos frutos que dan algunas plantas de hierba venenosa.

Me reí de mí mismo, logre balbucear palabras en las que dije "Soy un idiota jaja, como olvidar todo eso que aprendí en mi juventud? Como no saber que eso que comí eran vallas venenosas?" Si bien cuando en mis tiempos de joven pertenecí a una tropa de scouts y me habían enseñado a que podíamos y que no podíamos comer ciertas cosas en la naturaleza.

Empezó a lloviznar, y la llovizna se hizo lluvia y cada vez mas era más y más fuerte, hacia demasiado frio, me temblaba el cuerpo. Aunque la lluvia y el frio eran insoportables caí rendido dentro del refugio que había hecho.

Se hace de mañana, un sol muy radiante invade toda el área, allí fue cuando valore lo hermoso de estar vivo, el cantar de las aves, la caricia del viento, el hermoso y radiante sol que calentaba poco a poco todo mi cuerpo. Me sentí vivo, eso era muy real, pero no estaba seguro si de verdad estaba vivo, si después que pase por todo eso, logre salir de ese valle de sombras, como salgo de esta tierra desconocida? Ahora que demonios hago aquí? Solo sin saber de nadie, sin saber siquiera donde estoy.

Hasta ahora solo veo un bosque con una especie de gran jardín muy frondoso y hermoso, aunque muy vivido, no sentía calma aun.

Ese olor a carne que había experimentado el día anterior despertó en mí, un instinto de curiosidad y de supervivencia, pues donde hay ese tipo de aromas hay alimentos y hay personas. Camine hasta donde percibí por última vez tan exquisito aroma, llegue al sitio y lo percibí pero mucho más fuerte. Mire al mi alrededor, divisaba a lo lejos una cortina de humo denso y blanco, me acerque con mucho cuidado al lugar de donde emanaba el humo y tan delicioso aroma.

Camine un poco y a lo lejos se dejaba ver una choza hecha de madera y bloques de arcilla, para ser sinceros era de mi agrado, era una casa hermosa. Me acerque con mucho cuidado para no ser percibido como una amenaza.

Me acerque a la puerta y de pronto sentí como colocaban un rígido tubo de hierro frio en mi cabeza, así mismo quede inerte y sin palabras, escuche una voz gruesa: ¡Quién diablos eres y que quieres! A ver voltéate con mucho cuidado, tengo una escop...

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Me acerque a la puerta y de pronto sentí como colocaban un rígido tubo de hierro frio en mi cabeza, así mismo quede inerte y sin palabras, escuche una voz gruesa: ¡Quién diablos eres y que quieres! A ver voltéate con mucho cuidado, tengo una escopeta y no me temblara el pulso de usarla.

Con cuidado y mucha calma me fui dando vuelta para ver la cara de este sujeto. Al estar de frente de este ambos percatamos que éramos la misma persona en distintas etapas de nuestras vidas. Yo joven, el un viejo solitario, depresivo y algo tímido.

Ambos dijimos al mismo tiempo con una sincronía casi perfecta: ¡Esto es imposible!. Enseguida soltó el arma que tenía en sus manos, y me dio un abrazo seguido de estas palabras: "Sé que tarde o temprano esto iba a pasar". Pregunte: "Como sabias que esto pasaría?". A lo que me respondió: "Somos la misma persona, y de alguna manera si no lo somos, estamos muy conectados, creo haber sentido tu sufrimiento estos últimos días, y no sé cómo has llegado hasta aquí pero te ayudare de alguna manera a que regreses a donde deberías estar".

Yo me mostré asombrado y algo pensativo, pues como este yo en un futuro sabía que iba a llegar? Y me pasaron otras tantas cosas por la mente en ese momento.

Llamare a este sujeto "Gemelo", pues no me sentiré cómodo nombrando a este sujeto por mí mismo nombre. Gemelo me ofreció comida, me invito a pasar a su comedor, un tanto tosco pero acogedor. Este se dirige a la cocina y regresa con una gran bandeja contentiva de 4 platos, 4 platos con las más exquisitas carnes y contornos.

Este sujeto me dice: "Al fin después de tanto tiempo vuelvo a tener una compañía en la mesa, esta vez no comeré solo". A lo que dije respondí algo triste: "Vaya... Yo también sí que tenía tiempo sin compartir una mesa a la hora de la comida con alguien".

Sirvió dos platos contentivos de unos jugosos trozos de carne de jabalí, cordero, venado y faisán, agregado de arroz y papas a estos platos, la verdad se veía muy apetecible. Antes de empezar a comer este sujeto dice: "Espera un momento, tengo algo para ti". Se va a la cocina y regresa con un jarrón y dos vasos de vidrio en sus manos, los pone sobre la mesa y me da un vaso con agua de avena un tanto fria, justo como a mi me gusta, y es curioso estar pasando por este momento tan incomodo pero agradable, el estar contigo mismo en diferentes etapas de tu vida.

Instantes después de terminar de comer, recogí los platos y me iba a dirigir a la cocina, pero este sujeto me detuvo, me dijo suelta todo y déjalo en la mesa, acompáñame tengo que mostrarte algo...

Caminamos hasta una sala y en una pared vi un monton de fotos de mi familia y de amigos, tambiem habian muchisimos certificados y reconocimientos que habia obtenido al pasar de los años, el me pregunta...: "Crees que realmente valio la pena?"

Acto seguido me dijo que tenia un cuarto por cada dia de la semana, y que cada noche dormiria en un cuarto diferente, pregunte cual era la razon para hacer eso?

Me dijo: Pronto entenderas...



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⏰ Última actualización: Apr 27, 2018 ⏰

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