4

2K 274 135
                                    

Andrew Adams era el tipo de hombre que parecía pintado para estar junto a Harry Styles.

Alto, fornido, de cabello negro bien peinado, ojos castaños, rasgos agradables a la vista, un traje entallado y una corbata bien anudada, por supuesto.

Los observo darse la mano en un gesto formal, ninguno de los dos mostrando señales de agitación. Fue un saludo breve, insípido y cortes. Andrew luego lo miro.

Lo miro como si su figura se hubiera materializado de la nada. Vio un pequeño destello de sorpresa en sus ojos castaños que rápidamente fue opacado por una sonrisa de comercial de pasta dental y se acercó a él, ofreciéndole su mano. Niall rápidamente respondió. Le sonrió mientras lo miraba a la cara, bajo la detallada inspección de sus ojos.

Antes de que pudiera preguntar lo que estaba pensando, Harry respondió.

- Es Niall, mi asistente -

Andrew volvió a mirarlo de nuevo, esta vez con otro tipo de sonrisa, una más relajada. - Por supuesto - Dijo y el apretón de manos término con una palmadita en el brazo que Niall detesto de inmediato - Por favor, tomen asiento.

Niall se sentó frente al escritorio, y trato de no demostrar incomodidad cuando Andrew pasó por su lado y le apretujo el hombro antes de rodear el escritorio y sentarse en su gran silla de dueño del mundo.

- Tengo que admitir que estoy sorprendido. Nunca pensé que volvería a verte por aquí -

Harry estaba mirando algo detrás de Andrew, probablemente la hermosa vista panorámica de la ciudad que se veía tras una gran ventana - ¿Si? ¿Qué te hizo pensar eso?

El contador soltó una risa que casi sonó a resoplido. - No respondiste mis mensajes -

- Tus mensajes no eran exactamente "laborales"

- ¿No? - Había una sonrisa ahí cargada de algo más. Harry lo miro, pero no se le movió ni un cabello.

- No -

- Pudiste haber dicho algo. Te llamé.

- ¿Qué más querías que te dijera?

Andrew se echó para atrás, recargándose en el respaldar de la silla - Te fuiste esa misma mañana, te mudaste y cambiaste de número, y la única vez que me llamaste fue para pedirme tu estúpido vinilo de Ella Fitzgerald - Ouch. Sus ojos no parecían mostrar una herida abierta, sino más bien unas ganas un tanto sádicas de refregarle a Harry el cretino que había sido - A veces lo escucho, ¿sabes? Solo para recordarme lo mucho que te debe de molestar haberlo perdido. - Comentó con una pequeña sonrisa - Viniste para que te lo devolviera, ¿no?

Le estaba echando sal a la herida, pero por como Harry se veía le hacía creer que no había herida en primer lugar. Es más, su jefe no parecía tener ni una pizca de interés en lo que le estaban diciendo.

- ¿Esa vieja cosa? Ni me acordaba. Agradecería que lo devolvieras claro, pero ya acepte que no tienes esa de decencia.

Andrew se rio.

- Estas mintiendo - Andrew negó con la cabeza. Al parecer ese disco de vinilo era su gran as bajo la manga, y quería aferrarse a eso - Admítelo, viniste por el vinilo.

- No, no lo hice - Harry repitió - Además, ¿por qué razón te mentiría? -

- Porque eso es lo que haces, Harry. Mientes.

La respuesta no pareció satisfacer a Harry, quien en vez de mostrarse ofendido no se le había movido ni un musculo en la cara.

- Esa es una acusación grave.

mi marca en ti «narry»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora