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- Creo que Harry me odia -

Fue lo primero que dijo apenas su mejor amigo contestó. Le había dado todas las vueltas al asunto y por donde lo viera esa era la única explicación lógica.

- Yo estoy bien, gracias ¿y tú? - Louis sonó de buen humor, aunque Niall sabía bien que no le gustaba ser despertado por algo tan poco interesante - ¿Qué le paso a tu jefecito ahora?

Y no pudo si no soltar un bufido largo y pesado. ¿Cómo demonios iba a saber que le pasaba a Harry si con suerte le había visto un pelo? Llevaban cuatro días viviendo juntos y por como las cosas se estaban dando Niall daba por hecho que estaba siendo evitado.

Su cabeza se puso a recopilar de nuevo.

La última conversación "larga" que habían tenido había sido en la tienda departamental, y eso había sido hace ya cinco días. En su mente Niall consideraba el incidente en la fila para pagar como una de las razones principales de la repentina "ley del hielo" que ahora estaba sufriendo, pero no estaba seguro si los murmullos entre ellos había sido razón suficiente para que Harry se comportara asi. Ahora, si su jefe había notado que Niall disfrutó la cercanía más de lo correcto entonces eso quizás podía ser el meollo del asunto. Y de solo pensarlo ya se mortificaba.

La otra razón, una un poco más "especulativa", tenía que ver con la pintura que Niall había decidido colgar en la pared.

Y se mordió el labio de nuevo.

Después de las compras con Harry y unos que otros intercambios de mensajes con Zayn, el diseñador le dijo que el departamento estaba listo y por fin podían mudarse. Se juntaron un viernes y Zayn los recibió viéndose más guapo de lo que Niall recordaba.

Lo vio estrecharle la mano a su jefe y parecer legítimamente contento mientras los saludaba y los guiaba hasta la entrada del departamento. Niall ya había visto el departamento terminado antes de ese momento, pero aún asi estaba impresionado. El lugar se veía increíble.

Zayn definitivamente había convertido de ese penthouse desocupado en algo que Niall creía era el lugar apropiado para alguien con la fortuna de Harry.

El televisor sobre la chimenea, las grandes ventanas con vista a la ciudad, la cocina abierta y equipada con todo lo que cualquier chef pudiera querer, los grandes sillones de un color gris claro sobre una alfombra blanca que debía haber costado una fortuna, el comedor amplio con las seis sillas, las plantas, esas extrañas lámparas que caían del cielo en forma de círculos que iluminaban la sala de estar. Niall quería echarse en el sillón, taparse con una manta hasta la cabeza y ver Netflix para no salir nunca de allí. El lugar había quedado increíble.

Su jefe parecía estar satisfecho también. Lo vio mirar a Zayn directo a los ojos como quien por primera vez presta atención y luego asintió, con la pequeña sombra de una sonrisa en el rostro. "Me gusta" lo escucho confirmar mientras avanzaba hacía la sala.

Todo era maravilla y risas hasta que pasaron por la pared donde Niall había colgado (con ayuda de Zayn, que además le consiguió un marco muy bonito a juego con la decoración) la llamada "obra maestra" que la tarde pasada había encontrado con Louis en una tienda escondida en el centro de la ciudad.

Harry se detuvo tan rápido como la vio. Sus ojos observando con detalle los trazos de la pintura. Recorrieron al panda en el bote luciendo cansado de remar, el agua oscura del mar nocturno pintado de un lindo azul, el cielo cautivante a las espaldas del oso y una gran luna llena como enfoque principal, que flotaba iluminando la noche. Luego de un rato eterno Harry le dedico la primera mirada de la tarde.

mi marca en ti «narry»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora