Vainilla

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 Un mes, un jodido mes llevaba intentando finalizar la última poción de su libro, y cuando por fin lo lograba, todo se echaba a perder por su torpeza y las malditas y sensuales manos de Kim Jongin. Merlín, ¿como podía ser tan estúpido de tirar amortentia en su propia túnica? Lo único positivo de su accidente era que por suerte había sido amortentia, y no otra poción más peligrosa.



— ¡Por Merlín! — exclamó su compañero de casa, Junmyeon. — Deberías ser más cuidadoso, Kyungsoo-yah.



Eso ya lo sabía con claridad, porque a pesar de ser uno de los mejores de su casa, Kyungsoo tenia el gran defecto de ser un patoso, y aún más cuando su hermoso compañero de pociones de la casa Gryffindor había rozado su cintura con el dorso de la mano, haciéndole temblar como gelatina.




— Lo sé. — suspiró el menor apenado por su comportamiento cuando el chico de tez morena merodeaba por sus alrededores. Debería aprender a controlar sus emociones si de verdad quería aprobar el E.X.T.A.S.I.S.




Para su mala suerte, la clase ya había acabado y tan solo poseía de 10 minutos para presentarse en el gran comedor, pero antes que nada tendría que limpiar el desastre que había provocado, y si por suerte sobraba algo de tiempo, ir a cambiar su túnica, tarea casi imposible teniendo en cuenta que la sala de los Ravenclaw se encontraba en el séptimo piso.


Una vez acabada la limpieza, ambos Ravenclaw caminaron apresurados hacia el comedor – ya que no disponían del suficiente tiempo como para ir a las habitaciones –, donde el más bajito se encontró con un pequeño Slytherin.



— ¡Soo! — exclamó Byun Baekhyun, tan escandaloso como siempre.




— Baek, te agradecería que no chillaras tanto.




— Tarea imposible, cariño — sonrió, curvando sus labios hacia el extremo derecho, algo muy típico de Baekhyun.




Cuando el menor se dispuso a marchar hacia su mesa correspondiente, el más alto – aunque no por mucha diferencia – lo detuvo.




Espera, espera. — el pelinegro se acercó al castaño, olfateando a su alrededor al sentir un olor demasiado familiar. — ¿Estas usando el perfume de mi amado Chanyeol?



Kyungsoo frunció el ceño, obviamente no estaba usando ningún perfume, al menos que él recordara, pero haciendo un mínimo uso de la lógica logró entender la situación. Sonrió orgulloso de haber por fin comprobado una de sus grandes dudas. Y a pesar de que fuera bastante obvio para todo el mundo excepto para el muchacho de Gryffindor, nunca se había comprobado que no se tratara de una broma del pequeño Slytherin.



— ¿Y a que huele el perfume de tu amado Chanyeol? — cuestionó un burlón Kyungsoo, escondiendo su maliciosa mirada, porque uno de los tantos dones que el Slytherin poseía era leer el alma mirando directamente a los ojos, así logrando descubrir tus intenciones o pensamientos, algo así como la telepatía.



— No es de tu incumbencia. — el Ravenclaw observó como las mejillas del Slytherin se teñían de un color rojizo, haciéndole lucir muy adorable.




— Bueno Baekkie, creo que es hora de que vayamos a comer.— sonrió Kyungsoo, caminando hacia la mesa Ravenclaw.




Baekhyun lo observaba extrañado, era la primera vez que el menor había esquivado su mirada después de 6 años donde era el único que se atrevía a mirarle sin ningún temor.




[...]




Solo faltaban 10 minutos para el comienzo del partido de quidditch y esta vez jugaban contra Slytherin, contra su eterno rival, Byun Baekhyun. Su semana se había basado en estudiar y practicar sin descanso, ni tan siquiera había ido a Las Tres Escobas para relajarse como siempre solía hacer cuando los exámenes y el quiddicht le saturaban. Hacia tres semanas que no se enfrentaban contra las serpientes y siendo sinceros tenía muchas ganas de la revancha debido a la victoria pasada de Byun.



Antes de dirigirse al campo, pasó por la mesa de Ravenclaw para que su pequeño amigo le deseara buena suerte, un hecho que se había vuelto tradición desde que había comenzado como buscador en el equipo de quiddicht.



— Kyungsoo-yah.— voceó el Gryffindor, llamando la atención de la mitad de la mesa. No era por nada en especifico, pero no cada día un guapo y conocido Gryffindor se acercaba a la mesa de las águilas.



— Este niño tan ruidoso como Byun, son tal para cual.— susurró Do, capacitando únicamente a su vecino y amigo a escuchar su comentario, provocando una sonrisa leve al prefecto de su casa. — ¿No tendrías que ir hacia el campo?— comentó, esta vez dirigiéndose a su amigo.



— Sí, pero quería tu bendición antes de marchar.— sonrió el alto, ladeando sus labios hacia el lado izquierdo, definitivamente ese par estaban hechos el uno para el otro.



— Que te vaya bien.— el bajo se levantó de la mesa para darle un abrazo al león.



— Gracias.— volvió a sonreír, enseñando sus dientes perfectos y las dos semilunas que se formaban en sus ojos — Por cierto, tu perfume huele muy bien, me encanta la vainilla.  

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buenas noches criaturitas del mal (especialmente a cris💘), espero que esta ida de cabeza os agrade, a pesar de ser muy corta, intentare empezar a escribir capítulos más largos 💖

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Fragancia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora