Asesinato en el burdel

Capítulo I: De mis tacones parisinos

Ahí estaba, tirada en el piso, inerte, fría, mirada perdida… muchos pensarían que fue producto del alcohol, pero no, había sido un humano, se trataba del cuerpo de Alice Ritchie, prostituta de cabecera y señora del burdel “Decamerón”, cuyo cadáver yacía ante los ojos atónitos de sus compañeras; había sido brutalmente asesinada, muerta de una infame manera, la garganta cortada, y las tripas todas por fuera, la sangre se había deslizado hasta mis tacones rojos, ¡cielos! era todo un desastre, aquel cuerpo permanecía con la mirada vacía en medio de nuestro hermoso vestíbulo dorado a la vista de todos. Actuaría rápido para evitar que la policía de París la encontrara y nuestro hogar se llenará de personas no deseadas, pero antes de poder hacer cualquier sucio
movimiento en este juego que iniciaría, la señorita Harriet ya había llamado a la justicia; en un parpadeo cientos de oficiales habían rodeado el establecimiento.
— ¿Cómo fue?—preguntaba un señor de barba tupida a mis compañeras, se trataba de
Charles, el había sido detective de París por 20 años, años en los que había resuelto un sinfín de atroces asesinatos, años en los que había cooperado con Scotland Yard, la
policía Inglesa, en busca de criminales; este honorable señor ahora estaba aquí, interrogando a cada una de mis compañeras, repitiendo la misma pregunta a cada una, hasta llegar a mi.
— ¿Anne?—su voz era ronca con un extraño acento Francés, dudaba que lo fuera— ¿Anne D’Lambeért?
—Ella misma—contesté fría e indiferentemente colocando un mechón dorado detrás de mí oreja.
— ¿Nos podría relatar como descubrió el cadáver?—dijo plantándose como una montaña frente a mí.
—Sí—pues de otro modo sería sospechosa principal—estábamos preparándonos para el evento, en ese momento el sistema eléctrico falló y nos quedamos a ciegas…oímos un
grito, rápidamente y como pudimos bajamos las escaleras.
— ¿Cuánto tardaron?— me miró fijamente clavando esos ojos aceitunados en los míos.
—No lo sé…—pensé−unos 5 minutos a lo máximo.
—Continúe
— Al llegar a la planta baja, la luz regresó…— lagrimé— la vi… ahí estaba, muerta, desangrada y fría, en medio del hermoso salón color carmesí, no sabía que hacer, no lo
sabía—mi voz se había quebrado, no aguanté más, solté en llanto, me parecía indignante que alguien a quien prestáramos servicios pudiera herirnos, sin embargo, en ese momento supe lo que debía hacer…vengar la muerte de mi compañera, tenía que hacerlo, con ayuda de la policía Parisina, yo lo tenía que hacer.
La investigación había terminado, veredicto…caso sin resolver.
Dos días después, caminaba por la avenida Les Champs—Élysées, a mis espaldas quedaba el Arco del triunfo, tan esplendoroso como siempre, mientras divagaba oí unas palabras dentro de mi cabeza, en un principio solo sonaban como unos balbuceos, pero poco a poco fueron tomando forma mientras yo regresaba a la realidad, fue cuando ví a un
niño con un periódico en la mano, gritando:
— ¡Extra! ¡Extra! ¡Nueva prostituta muerta!
No podía creerlo, rápidamente lo compré , ¡era Louise Dendrav!, la encargada de la zona sur, mismas marcas, mismas heridas, sabía quien era el causante… Jack “El destripador”, era él y había regresado después de veinte años de larga ausencia, había vuelto, si el Sr.
Holmes no pudo ponerlo tras las rejas, ahora lo haría yo.