| Segundo año: el beso. |

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Fue justamente después del primer partido de Quidditch.

Gryffindor había ganado, Harry Potter había conseguido la Snitch dorada antes que Draco Malfoy.

« Malfoy había dejado muy enojado la cancha », era lo que todo el mundo decía.

Sin embargo lo único que trataba de ocultar era la preocupación por Harry.

Estaba herido.

Y su alarma se había activado, ¡Por
que siempre San Potter se tenía que lastimar!

Realmente no le importa en lo absoluto el partido, había entrado al equipo solamente para complacer a Lucius Malfoy.

Y ahora estaba en la enfermería viendo dormir a Harry Potter.

Lockhart hizo que su mano quedará sin huesos.

Pero ahora todo estaba arreglado. O eso había dicho Madame Pomfrey.

Draco peino los cabellos rebeldes de Harry.

Este año estaba siendo de locos.

La cámara secreta, el heredero de Salazar Slytherin que había dicho el profesor Binns, la pobre gata de Filch que había sido petrificada.

Tenía miedo, tenía tanto miedo de que algo le pasara a Harry.

El elfo doméstico no había cumplido su misión.

El había escuchado a su padre una vez mientras jugaba en la mansión durante las vacaciones.

Pero ya estaba aquí y no iba a hacer más que cuidarlo.

— Draco... — susurró el de lentes.

El rubio miró al chico que estaba acostado y descubrió unos ojos verdes observándolo.

— Harry...

Se acercó a la cama mientras el mencionado se ponía sus lentes.

Se abrazaron los dos en la pequeña cama de la enfermería.

— Eres un idiota — susurró Draco.

Harry rió.

— Draco...

— Me asuste mucho — volvió a susurrar el rubio.

— Draco...

— ¡¿Por que siempre te metes en problemas!? — dijo mientras lo volteaba a ver en un tono más fuerte.

— Draco...

— No, es que de verdad Potter...

Pero Draco no pudo terminar la frase porque ahí está Harry Potter besándolo.

¡Su primer beso real!

Draco cerró los ojos y se permitió sentir en su interior un millón de fuegos artificiales que brotaban de su interior, mariposas revoloteando en su estómago que de pronto eran aplastadas por una manada de elefantes que corrían sin ninguna dirección.

Su corazón latía al mil por hora, su respiración... ¿acaso respiraba?

Estaba seguro que sus manos temblaban mientras subían a la nuca de Harry.

No sabía que sentía Harry pero que ya no le importaba, porque ya no podría separarse de él nunca más.

Sus labios temerosos, inexpertos chocaban con otros que estaban en las mismas condiciones.

Cuando se separaron Harry fue el primero en abrir los ojos.

Cuando Draco los abrió solo pudo ver los ojos verdes de Harry.

— Yo también tengo miedo, Draco.

— Yo estaré aquí para ti Harry.

Porque al final de cuentas solo tenían 12 años.

La copa de las casas. [Drarry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora