Capitulo 4
willy se levantó. Tenía el cuerpo ligeramente cubierto por una fina capa de sudor. Sumándole todo el dolor que sentía en el por a ver dormido sobre esas sábanas que vegetta había preparado para dormir. Se había hecho de noche en menos de lo que había imaginado. Fue hasta el baño donde, recordaba, había dejado su ropa secando después de a verla lavado como pudo. Se la puso y cuando pudo salir del pequeño baño…sus oídos escucharon lo que jamás nunca le hubiera gustado percibir.
- ¡Sí! – gritó una voz femenina desde afuera. willy agudizó el oído. - ¡Oh sí! Sigue…sigue… - gritaron de nuevo. La piel de willy se erizó por completo, optando por un color diferente. Ruborizada, intentó abrir la puerta de la habitación. - ¡Más! Oh…sí, más… - la vista se le nubló por completo al observar a vegetta haciéndoselo a una mujer en el diván. Tragó saliva. La oscuridad la ayudaba a ocultarse. Asco. Joder. Esa mujer no dejaba de gemir cada vez que él entraba en ella con fuerza. Y willy podía verlo, observaba como se retorcía cuando vegetta la embestía con ganas, bombeándola de placer, apretando las manos, gozando hasta el punto máximo ese inmenso deleite.
- ¿Te gusta? – le preguntó él. Aquella voz la estremeció por completo. Tanto que hasta procedió a morder su labio inferior, deseosa…sí…deseosa por estar en el lugar de esa mujer.
- ¡Sí, Dios…sigue! – le ordenó ella. Y willy en su lugar, también deseaba que siguiera follándola, haciéndoselo, observarlo todo. Cuando de pronto, los sentidos volvieron a su lugar y en vez de seguir observando, se encerró en la habitación de nuevo, haciendo sonar la puerta con fuerza.
Los gemidos se detuvieron. willy sintió que moría, la habían descubierto. Trató de esconderse en el baño, pero él…ya estaba dentro de la habitación.
- Estás pálido – le dijo, al encender las luces. Traía los pantalones a la cadera, ligeramente sudado y despeinado.
- Sí, sí…debe ser… - le respondió el. No quiso mirarlo a los ojos por que sintió que se ruborizaría de nuevo.
- Y como no vas a estarlo si has visto lo de afuera. – vegetta soltó una risa pequeña.
- Ha sido intencional.
- Sí, claro.
- No me gusta ver porquerías. – le dijo molesto. – al menos deberías tener un poco de respeto por mí.
- Lo tengo.
- Oh claro…y por eso traes a esa puta a este departamento mientras yo estoy aquí. – se ruborizó de nuevo. ¿Por qué le reclamaba al propio secuestrador?
- ¿Te ha molestado guapo? Te recuerdo que esto no es más que un jodido secuestro. – lo miró. Ahora él también estaba enfadado, y al notar que el igual, decidió seguirle el juego. – además…si lo he hecho es por que te has dormido en ropa interior…
willy tragó saliva. Ahora sí sentía la sangre sobre en su rostro.
- Es que solo a alguien como tú se le ocurre dormirse en ropa interior con alguien que ni siquiera conoce. – la miró a los ojos, comiéndoselo con la mirada. Sus ojos fueron a parar entre sus ojos, de nuevo pensó en lo dulce que sabrían en su boca. Al igual que su sexo. Delicioso. – Y no dudaría… - susurró, y entrecerró la puerta un poco más, de la habitación. Poco a poco fue aminorando la distancia que había hasta el. – en pensar que estás eccitado… - willy por entro al escuchar esas palabras. ¿Cómo lo sabía? ¿acaso…lo sentía? Relamió sus labios involuntariamente. – eccitado después de a verme visto haciéndoselo a alguien… - willy retrocedía a medida que él se acercaba, tanto que fue a parar hasta la pared, chocando con el, sin escapatoria, pues él estaba del otro lado, impidiéndole salir. - ¿me equivoco? – suavemente posicionó sus manos sobre las caderas de willy. Se había excitado en menos tiempo con el , que con la puta que había contratado para saciar sus deseos. Y es que su deseo era el. Follarla. Se apegó a willy, respirando su propio aliento, y rozando su erección en el vientre de el, haciéndola sentir de alguna manera todo lo que provocaba en él. Se movió en círculos, el misma willy soltó un leve gemido. Ahora sí estaba realmente eccitado. Excitada en su punto máximo. – dime que quieres sentirme dentro de ti. – susurró él. – dímelo…vamos…
- No. – le dijo el. El sentido común había vuelto a el a tiempo. willy lo alejó, a pesar de tener las manos de vegetta firmes en sus brazos. Al menos tenía una cosa clara. – jamás estaría con alguien como tú.
