emanuel;
domingo temprano, mañana de resaca, algunos gritos y ruidos me despertaron. esto fue seguido a una puntada a la cabeza y otra en el hígado.
como pude esquive la ropa que me había sacado anoche y un sillón para entrar corriendo al baño.
me arrodillé frente al inodoro y vomité. a noche me la dí, realmente me la dí.
alguien llamando a la puerta me saca del trance.
me mojo la cabeza y agarro una toalla para luego caminar hasta la puerta de la entrada.
abro y con la toalla me seco un poco los pelos. una chica colorada con una sonrisa se encontraba junto a un chico, también colorado.
— hola, somos nuevos en el barrio y quería saber si podemos usar el baño. — habló el pibe y asentí.
— ¿eran de por acá? — pregunto llegando al baño y verificando que no haya rastro del quiebre de hace unos minutos.
el pibe entra y la colorada se queda mirándome. — somos de argentina, pero mi papá consiguió laburo acá en uruguay, y acá estamos. — sonríe, que linda sonrisa.
— sentate... —hago un espacio para que me diga su nombre.
— flor, me llamo flor. — saca su teléfono y frunce el ceño.
— bueno flor, ¿necesitan algo más que el baño? —pregunté.
— ¿tenés wi-fi? —preguntó y reí.
— para ganarte la clave me tenes que dar algo a cambio. — hablé sonriendo de lado, ella me miró confundida.
— ¿me vas a cobrar los servicios? —miró levantándome una ceja.
— tu número por mi contraseña de internet. — sonreí y justo su hermano sale del baño.
—bueno capo, muchas gracias por dejarme usar el toilette, cualquier cosa que necesites estamos acá al lado con la mudanza. —habla ahora el chico.
— bueno dale, cualquier cosa si me buscan y hay una mujer pregúntenle por ema, o frijo, ella les va a decir donde voy a estar. — sonreí para luego despedir a los hermanitos colorados.