Acosada

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Se había hecho de noche ya y se había quedado dormida en el sillón del corredor mientras las música aún sonaba a un volumen suave, al darse cuenta se levantó de un salto, estar fuera de la casa a esa hora no era bueno, el podría aparecerse en cualquier momento un escalofrío le recorrió la espalda, se levantó de un salto, rápidamente metió la bocina, cerró la puerta principal con llave y apagó la luz notando o que al fondo en la cocina la luz estaba prendida, al mirar por la ventana que estaba en el fregadero lo vio, estaba recostado en una hamaca mirando hacia donde ella estaba esto le provocó una fuerte sensación de pánico, ya que eso solo significaba que podría aparecer en cualquier momento, fingiendo que no se había dado cuenta camino hacia su cuarto recordando la enorme "perica" (herramienta) que estaba recostada en su closet desde que se había mudado, la tomó y se dispuso a ir hacia la cocina una vez más a verificar todas y casa una de las puertas y ventanas por donde pudiese entrar, al llegar a la puerta trasera notó aliviada que esta estaba tal como la había dejado, cerrada con llave y bloqueada con una cadena, desde que había llegado esa puerta le era curiosa pues más que una puerta era una simple reja con una cubierta de grueso plástico cortado como en persianas que impedían el paso del viento y el polvo, no sabía que en qué habían estado pensando los antiguos dueños o cuál era el propósito real, pasaría un tiempo hasta que la nueva puerta llegara, salió de su ensimismado al ver a través del grueso plástico como pasaba una silueta rumbo al frente de su casa, el miedo la cogio de nuevo y rápidamente se dirigió a la única puerta que le faltaba, al llegar notó que esta estaba cerrada pero sin el seguro puesto, apesar de saber que era una mala idea la abrió y salió fuera, tal vez el hecho de saber que era el único acceso a la casa le dio seguridad, al salir el frío le golpeó la cara avanzó varios pasos observando al rededor se disponía a regresar cuando un fuerte ruido proveniente de algún lugar en la oscuridad la espanto provocando que casi soltara la perica que desde hacía minuto sujetaba con fuerza en su mano derecha, camino hacia donde pensó que el ruido se había provocado, unos pasos más adelante se dio cuenta de su error y regreso rápidamente sobre sus pisadas. Al tomar el pomo de la puerta la ansiedad la envolvió, abrió lentamente observando la luz sobre el piso al levantar la mirada pudo observar la silueta que se encontraba al fondo de la habitación, ahí estaba el, cómodamente sentado en el sillón del fondo como si fuese el dueño de la casa, había pasado por esta situación tantas veces ya, que el miedo que sentía dejo de ser miedo y se convirtió en enojo, el verlo con su mueca burlona de superioridad la enfermaba, sujetando con mas fuerza la herramienta en su mano terminó abriendo y cerrando de golpe la puerta al entrar una vez más en la habitación, la accion lo cogio desprevenido no era típico de ella semejante reacción.

—¡Mi amor, bienvenida a casa!
—¡¿Qué carajo haces aquí!?
— Vine a verte por supuesto, necesitaba ver al amor de mi vida antes de dormir.

Las tripas se le retorcieron al escucharlo, sujeto aún más fuerte la perica sus nudillos ya estaban blancos por la fuerza, él no parecía haber la notada aún, se acercó a ella como siempre con la intension de tocarla como había hecho desde que se conocieron, el solo recordar todo lo que había pasado la enfureció más, en un rápido movimiento que los sorprendió a ambos le dio un golpe de lleno en el brazo brazo izquierdo, rompiéndoselo al instante, el no podía creer lo que había pasado y se alejó dando varios pasos hacia atrás, al colocarse tras el sillón y observar cómo el brazo guindaba mientras el dolor le entumecía la mitad del cuerpo, sacó su arma y la apuntó.

—¿Estas loca!? ¡¿Porqué me haces esto?! ¡sabes que te amo!
—Aquí el único loco ¡eres tú! Maldito demente y lárgate de mi casa si no quieres que te rompa ambos brazos
—¡Te mataré, maldita!
—Hazlo, prefiero morir a tener que seguir viendo tu estupida cara.

Estaba tan cansada ya de esta situación, el tipo la había acosado desde que se había mudado y nadie en el lugar le creía, él tenía muy bien engañados a todos en el lugar incluso la policia estaba en su bolsillo, el recordar como la habían tratado como loca el día que había ido a poner su denuncia por acosó contra él, la enfureció aún más, por primera vez era ella quien se acercaba a él con la perica sujeta frente a ella con ambas manos como si fuese una katana, él estaba perplejo y sin poder moverse recibió de lleno el golpe en la cabeza cayendo instantáneamente al piso.

—¿Mamí? ¿Porqué me haces esto?
Pregunto repentinamente, deteniéndola por un segundo, la mirada perdida, el miedo y la inocencia en su voz al pronunciar la frase la confundió, parecía un niño pequeño, genuinamente asustado; aflojó su agarre, cuando las caras burlonas de todas las personas a las que había recurrido por ayuda y no le habían creído cruzaron por su mente en un collage demente, recuperó su agarre y le encestó el segundo golpe, al ver como ya no se movía, una paz la envolvió, su cuerpo se relajó, lo sabía...

Al fin sería libre...

Dementes y Asociados  (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora