Según la directora, todos los estudiantes de Peach Creek deben de estar en un club. Hacía dos horas, la señora de unos cuarenta años había interrumpido en la clase de Matemáticas Avanzada de Edd para informar a todos los alumnos a cerca de esta nueva obligación. Debido a esto, ahora se encuentra en la recepción del instituto mirando fijamente los folletos de los clubes de la institución. Fútbol, baloncesto, voleyball... Edd los desecha rápidamente ya que no es nada bueno en ningún deporte. ¿Arte? No, se niega a sufrir el acoso de Sarah, la hermana pequeña de Ed, además de que odia pintar.
Tan perdido se encuentra Edd en su dilema que no se da cuenta de como su nuevo amor descubierto ocupa el hueco vacío a su derecha. Kevin mira a Edd con una ceja alzada, preguntándose en que está pensando el chico del gorro negro. No le es muy difícil adivinarlo.
—¿Mirando los clubes, Doble Tonto? ¿Por qué no entras directamente en el de ciencias? —Pregunta Kevin haciendo reaccionar a Edd. El primero coge el folleto del club que dijo y lo mira desinteresadamente. —Se te da bien.
Edd abre la boca para responder más ni una palabra logra salir de esta. Respira profundamente y, como había practicado frente al espejo las últimas tardes, vocaliza una oración al completo.
—Fue mi-mi primera opción, pero el cupo está lleno. —Responde sin ser lo suficiente valiente como para mirarle a los ojos. «Tú puedes Edd, tú puedes »
—Ya veo. —Kevin deja el folleto y comienza a buscar otro. Cuando encuentra uno que le parece interesante se lo extiende al del gorro negro. Edd levanta la vista y lo agarra, por un momento jura que sus dedos se han rozado. «¿Natación?» —He oído que todos son principiantes, así que... ¿Por qué no lo pruebas?
Edd enrojece. ¿Por qué Kevin parece tan interesado en él? El menor no lo entiende pero su corazón late tan fuerte que poco le importa. Ya tendrá luego tiempo para hacerse preguntas que nunca tendrán una respuesta clara. —Además... Así tienes acceso a la piscina fuera del horario escolar.
—Gra-Gracias Kevin. Lo pensaré.
Kevin sonríe. Lo vuelve a hacer, le vuelve a sonreír a Edd, ¡a él únicamente! Su mente se convierte en un cúmulo de sensaciones que no le dejan tranquilo. ¡Por Galileo y las estrellas, que Kevin continúe así toda su vida! Se quedan mirando por unos segundos que parecen eternos. Kevin está a punto de decir algo y Edd lo planea escuchar con un leve sonrojo en sus mejillas, más sin embargo, la voz de Nathan interrumpe una conversación que todavía no ha comenzado.
—¡Kev, bebé! —Grita el teñido corriendo hacia su mejor amigo y abrazándolo por el cuello. Sacude la cabeza echando unos mechones de su pelo turquesa que interfieren en su campo visual hacia atrás. —¡¡Rave no quiere hablarme!!
—Estoy ocupado, Natt —gruñe Kevin mirando a Edd en forma de disculpa. Este le sonríe, se encoge de hombros y le resta importancia. Ahora Nathan se da cuenta de la tercera presencia.
—¡Oh, pero si aquí está la dulzura! ¿Qué tal, bebé? —Saluda de forma coqueta Nathan. Edd se incomoda aunque conoce al chico desde que ingresó en la secundaria, todavía no soporta los coquetos comentarios que siempre hace. Kevin parece darse cuenta de ello ya que aparta a su mejor amigo y pide que lo deje tranquilo. —¡Que cruel! Vamos Kev, tienes que ayudarme, jo.
—Lo siento. Después nos vemos, Doble Tonto. —Se despide Kevin. Edd vuelve a sonreír involuntariamente. —¡Espero que elijas natación!
—¡Adiós! —Dice de vuelta Edd realmente feliz por esta charla. Su corazón da un vuelvo cuando siente de repente una mano en su hombro. Da media vuelta con la mano en el pecho después de haber soltado un pequeño grito. Detrás de él ve a Eddy y a Ed, el primero con una ceja alzada y una pequeña sonrisa pícara.
—Y luego dices que no te gusta el señor Calabaza...

ESTÁS LEYENDO
peach creek cobblers.
FanfictionEdd tiene un secreto que realmente aterra su conciencia. Le gusta un chico y para colmo es el "chico imposible". Sin duda alguna, Edd acabará con el corazón destrozado.