Tres

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Edd todavía no entiende el por qué se encuentra ahí. Está nervioso y se nota a kilómetros de distancia. Mantiene las piernas juntas y su rodilla derecha tiembla cada pocos segundos. Sus manos están entrelazadas entre si frente a su pecho y ha recorrido con la mirada la puerta de la sala ciento doce veces. Mentalmente se está repitiendo que todo va a salir bien y que no debe preocuparse de nada, sin embargo, no está seguro de sus palabras.

Suelta un gran suspiro y lleva una de sus manos al bolsillo de su chaqueta. De esta saca un folleto un poco arrugado ya que anteriormente había sido arrojado al suelo. Edd lo lee una vez más. Siempre piensa que se le ha escapado algún detalle que por pequeño e insignificante que parezca, consiga hacerle razonar y dar media vuelta. Él volvería entonces a su casa y nadie sabría que como un cobarde, no había sido capaz de apuntarse a una simple actividad extraescolar.

Así es como Edd se autoconvence de que se encuentra perdiendo un valioso tiempo y, mirándose los pies, da media vuelta. Pero como el destino realmente es caprichoso, Edd choca contra la espalda de algún chico y pierde el equilibrio. Como si de una película se tratase, Kevin (quien había sido el obstáculo en el camino del pelinegro) consigue agarrar a Edd antes de que tocase el suelo.

Doble D abre los ojos, cuales había cerrado por impulso, cuando siente la desconocida mano en su cintura sujetando su delgado cuerpo. Su cuerpo se tensa de manera involuntaria y sus mejillas se tornan de color rojizo.<< ¡Por las bacterias que respiro, Kevin me ha salvado! >> El pelirrojo, que parece leer la mente de Edd, rápidamente endereza ambos cuerpos y suelta al menor. Da un paso hacia detrás, baja la mirada y reposa su mano en su nuca, sin saber que decir.

«¿Qué está pasando...?» Se pregunta Edd al ver la reacción del chico. «¿Le doy... Asco?»

—Que torpe, Doble D-Tonto —dice Kevin completamente nervioso. Edd se encuentra tan enfrascado en sus pensamientos que apenas se da cuenta de lo que ocurre. A su al rededor están ocurriendo miles de detalles que, por muy pequeños e insignificantes que sean, pueden revivir su corazón, los cuales no aprecia.

—Yo-Yo lo siento, no te vi —se disculpa Edd. Desea que la Tierra lo trague. Que el mundo colpase en este momento y no tenga que seguir ahí, respirando el mismo aire que Kevin. «Estúpido, estúpido, estúpido... »

Entonces un silencio un tanto incómodo se apodera del ambiente. Edd se encuentra tanteando el mejor plan escape para ahorrarse el bochornoso momento.

—Entonces... Al final te decidiste por la natación. —Habla Kevin rompiendo el hielo. Por un momento, Doble D frunce el ceño y mira confundido al mayor. Luego recuerda que todavía tiene el folleto en la mano y que lo más probable es que Kevin lo haya visualizado.

Ahora, dentro de la cabeza de Edd hay un túmulo de sentimientos. Intenta encontrar una buena excusa que inventar más entre su nerviosismo natural y su timidez al tratar tan de cerca a Kevin, solo provoca que comience a tartamudear y delirar cosas sin sentidos. No quiere decirle la verdad. ¿Qué pensaría Kevin?

—Sí —responde entonces. —Iba a ha-hablar con el encargado. —Sonrie tímidamente intentando escapar del asunto y Kevin le devuelve la sonrisa.

—¡Genial! El "novio" o lo que sea de Nathan también piensa entrar en el equipo. —Informa Kevin y Doble D alza las cejas sorprendido. «¿Qué...? » —Por lo que estaré viéndote desde las gradas, Doble Tonto. Más te vale que lo hagas bien, eh.

Aunque el tono que utiliza Kevin es juguetón e intenta sonar como un amigo, a Edd toneladas de presión caen sobre sus hombros. De esta manera, Edd se despide rápida y fríamente del chico y huye del escenario.

«¡¡Kaktos!! »

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⏰ Última actualización: Mar 04, 2020 ⏰

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