Capitulo I

26.5K 1.7K 2K
                                    

            Una armoniosa tarde abrazaba las calles de la bahía de San Francisco, California

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

            Una armoniosa tarde abrazaba las calles de la bahía de San Francisco, California. El son del bello canto de las aves relajaba el ambiente del lugar, y la brisa del aire abrazaba a cualquiera que caminara por el mismo. Un momento relajante para cualquiera... Excepto para los 3 hermanos mas escandalosos de la ciudad, quienes mientras caminaban y jugaban molestando a uno que otro individuo por empujarlo por accidente, por fin llegaron a su destino, el centro comercial.

—Chicos, chicos, tenemos que ir de inmediato al área de comida—.

El hermano del medio suspiró, apagó su teléfono y miró de mala gana al mayor.

—Hermano, habíamos quedado que primero haríamos las compras y después a comer, además vinimos por ropa nueva, y acabamos de almorzar—.
—¡Vamos pan pan, deja de ser tan aguafiestas con la comida, por eso estas todo delgado!—Exclamo tocándole el abdomen—.
—¡Pardo, basta!–Exigió empujándolo— Ya te dije que dejes de llamarme asi, y no me gusta que estés tocando mi cuerpo como si nada, me da cosquillas—.
—Por favor panda, estás exagerando—.
—¡Tu estas exagerando!—.

           El menor camino hacia sus hermanos, tratando de separarlos, pues este ya estaba acostumbrado a los desastres que los otros provocaban por sus peleas absurdas.
—Polar quiere que paren, las personas nos observan—Les pidió con una voz serena, pues a pesar de que se encontraba incomodo y ciertamente molesto, amaba a sus hermanos, y no quería que estos peleasen-.

Sin embargo...

—¡No te metas!—Le respondieron al mismo tiempo mientras lo empujaban—.

 Esta bien, tal vez, no los ama tanto...

Cerró los ojos y acepto su destino, esperando tener un azote fuerte en el duro suelo, se dejó caer sin poner si quiera las manos de por medio, sin embargo, ese duro impacto jamás llego. ¿Acaso había sido un golpe tan duro que inmediatamente murió y por eso no sintió dolor alguno?.

-¡AUCH!- Exclamaron.

          No, definitivamente no estaba muerto, mas bien algo lo había amortiguado, abrió los ojos y miro rápidamente hacia donde provenía el quejido. Era una chica, claramente de aspecto bastante hermoso. Ella portaba una larga cabellera del mismo tono que el chocolate de avellanas que él tanto solía comer, al igual que unos ojos procedentes de la mismísima miel de abeja. El menor se había quedado perplejo ante la belleza de la chica, pero también de las comparaciones que había pensado, pues o tal vez se habría flechado, o solo tenía hambre por que las ensaladas veganas de su hermano del medio no fueron suficientes por la mañana.

        Aun sin decir nada se quedó viéndola, de por sí era alguien de pocas palabras, ¿Qué se podía esperar cuando se encontraba nervioso? La mujer aun sintiéndose algo intimidada por el hombre que no se quitaba de encima de ella, pero la miraba tan fijamente que ya le habría atravesado hasta el alma, logró quitarlo con un empujón algo pesado. Suspirando y poniéndose de pie, le extendió la mano a quien la tiró. Solo que ya lo consideraba un tanto extraño, pues ni cuándo lo apartó, este dejaba de verla. Eso la llevo a directamente pensar: "O era un acosador, o tal vez tendría alguna discapacidad", no quería apresurarse, así que simplemente, le exclamó:

—Ven, te ayudaré a levantarte—Dijo frustrada—.
¿No se supone que esta enojada?, pensó quien le había chocado.
—Estoy enojada, pero esa no es una razón para ser grosera—Exclamó—.
La miro con aún más confusión, era como si le había leído la mente. Sus pensamientos se revolvían peor que los hilos mal guardados de la caja de utensilios de emergencia que escondía en su mochila.
—¿Vas a levantarte o prefieres quedarte en el suelo?—Preguntó—.
Como pudo, regresó los pies a la tierra y tomó su palma, su cuerpo se tensó por completo, pero tan rápido como se había levantado, él arrebató su mano y dió un paso hacia atrás.
Ella suspiró.
—No te preocupes por haberme tirado, pero a la próxima ten más cuidado—. Dijo para finalmente darse la vuelta y continuar en su camino.

Era como si los hielos del polo norte le hubieran enfriado demasiado el cerebro, pues su yo real fue remplazado nuevamente por su yo de sus pensamientos, todo eso por continuar viéndola mientras se alejaba. Eso provoco que volviera a recibir otro golpe, que lo hizo caer nuevamente. Sin embargo esta vez no sintió la misma conexión y cosquilleo en su barriga por haber sido salvado por esa belleza, mas bien, era la sensación de un oso aterrizando en su espalda.

—¡Polar!—Gritaron—¡Muévete pardo!, ¡Ay Dios, Lo siento tanto hermanito!, ¿Estas bien?—,
El aplastado solo pudo delimitarse a soltar un quejido, ya que fue lo único para lo que sus fuerzas le permitieron, y mientras su hermano se hacía a un lado, el otro lo levantaba, pero no pudo evitar volver a quejarse.

—¡Mira lo que hiciste pardo!-

-¿¡QUE?! ¡Yo no hice nada, es más! ¿Hermanito, estas bien?—.

Él suspiro.
—Polar esta bien—.

𝓤𝓷𝓸 𝓹𝓪𝓻𝓪 𝓮𝓵 𝓸𝓽𝓻𝓸  ( 𝓟𝓸𝓵𝓪𝓻 𝔂 𝓽𝓾 ) 𝓔𝓼𝓬𝓪𝓷𝓭𝓪𝓵𝓸𝓼𝓸𝓼.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora