Mauricio compró un boleto de clase turista con destino a Perú. Estaba complacido con su compra, pero anhelaba estar en la clase VIP en donde había siempre un lugar tranquilo para escribir mientras las camareras elegantes ofrecían champán y comidas exquisitas. Pero Mauricio ya no se podía dar el lujo de pagar un boleto tan caro, debía ahorrar para poder vengarse de todos los autores miserables que seguían con vida; era un pequeño sacrificio por un bien mayor.
«El 80% de las personas jamás volvieron a hablarle a ese alguien que alguna vez llamaron "mejor amigo"», escuchó Mauricio en el televisor de una cafetería del aeropuerto mientras caminaba.
Abordó el avión un poco ansioso por su próximo destino y un poco más por su próxima víctima. Colocó el equipaje en su lugar y se ubicó en un asiento con ventana, no era muy grande, pero era mejor eso que ver a las personas caminar por los pasillos del avión. Mauricio se preparó para su viaje, se puso sus auriculares y ubicó su vista al infinito mientras disfrutaba de la melodía de Writter in the Dark de Lorde.
—¡Oye! —Escuchó Mauricio minutos después de haberse acomodado perfectamente en el asiento no tan cómodo—. ¡Chico! —Oyó nuevamente, pero ignoró por completo la voz. Una chica de cabello caoba y cejas pobladas trataba de llamar su atención desde unos asientos lejanos.
La chica tenía una libreta en la mano y se desplazó hasta el Sr. Mauricio.
—¿Mauricio eres tú? —dijo la chica lo suficientemente fuerte para que Mauricio reconociera la voz e inventara un diálogo entero en su cabeza, era Amunet, su vieja mejor amiga del liceo.
Mauricio se giró y se quitó los auriculares.
—Hola, ¿te conozco? —dijo él con poca amabilidad.
—Sí, eres tú, ¡lo sabía! —Ella hizo un gesto de victoria con su mano—. Hola Mauricio, soy yo Amunet Méndez. ¿Acaso te has olvidado de mí?
—¿Eres Amunet, la chica creadora de los días al revés?
—Sí, la misma. ¿Aun recuerdas eso?, fue hace tanto que no recuerdo si yo fui la creadora o fue otra chica. ¿Cómo has estado?, desapareciste por completo cuando nos graduamos. Recuerdo haberte llamado para invitarte a una reunión de la promo, pero sólo colgaste. ¿Qué has hecho todo este tiempo?
«Pasar vergüenzas, tomar venganza, maldecir a un gato, matar a tres personas, escribir una historia violenta y actuar cínicamente, como actor de Hollywood, en un funeral de un chico que yo mismo asesiné», pensó Mauricio mientras tenía una mirada extrañamente perdida en otro asiento del avión.
Mauricio sabía por qué Amunet no había escuchado nada sobre él durante años. Como muchos otros, ella lo había abandonado luego de que se aburriera de él y sus escritos.
—¿Hola? ¿Mauricio? —dijo Amunet mientras agitaba sus manos en la cara de Mauricio.
—Estoy bien, vivo feliz y con fama —contestó por fin él tratando de parecer un poco agradable—. Estoy de gira promocionando mi libro ¿No es fabuloso? —Mauricio una vez más procuró engañar para parecer interesante.
—Oh, que increíble. Yo estoy bien. Estaba aquí en Bolivia visitando a unos amigos, pero ahora voy a Perú a visitar mi propio museo donde están colgados mis más famosos cuadros. Y entonces, aquí estamos ambos, que maravillosa casualidad. —Culminó la chica, mintiendo también.
—Qué bueno, me parece extraordinario que estés experimentando cosas nuevas... ¿Y cómo esta Venezuela?, hace tiempo que me fui —El Sr. Mauricio estaba preocupado por las calamidades que pudiese estar pasando su madre.
—Yo también tengo tiempo que no voy, pero todo sigue igual. Las personas se culpan entre ellas y nadie busca una solución. Cada vez son menos los que se quedan a luchar por el futuro de Venezuela —dijo Amunet con la vista un poco apagada—. Pero tengo otras prioridades. Mis viajes, mis euros, mis hoteles. Tú sabes, cosas normales de una chica exitosa.
—Sí, me lo imagino, entonces nada ha cambiado desde que me fui. Es una triste noticia para cualquier venezolano —dijo Mauricio mientras se colocaba una nota mental para desbloquear a su madre de Whatsapp y enviarle un mensaje apenas aterrizara—. Yo también tengo otras prioridades, como mis millones de fans, las entrevistas para The New York Times, controlar las ventas, firmar libros. Tú sabes, cosas normales de un escritor exitoso.
—Me alegro por ambos —dijo la chica—, logramos lo que queríamos ja, ja, ja.
—Sí, así es... —Ambos miraron, incomodos, hacia otras partes, asqueados por sus mentiras—. Sabes, siempre pensé que tú tendrías éxito y yo viviría debajo de un puente.
—¿De verdad? —contestó Amunet—. Yo pensé lo contrario, siempre creí que yo sería la fracasada. —Y ambos rieron por un rato.
—Te extrañé mucho, todavía recuerdo cuando éramos mejores amigos.
—Yo también, Mauricio. Pero desapareciste y asumí que había hecho algo malo.
—No, nada de eso. Mis asuntos me mantuvieron ocupado. Pero cuando quieras me ubicas por Facebook y salimos a tomarnos un café.
—Eso haré, me alegraste el día —ella le dirigió una muy grata sonrisa a Mauricio.
—Por favor, vuelvan todos a sus asientos y abróchense el cinturón —informó una aeromoza.
—Creo que me debo ir a sentar, te daré mi número y tú me llamas. —Amunet anoto rápidamente en su libreta unos números, arrancó el papel y se lo entregó a Mauricio—. Es sólo para Whatsapp, no es un número internacional.
—Te llamaré... Te deseo más suerte en tu exitosa vida.
—Lo mismo te deseo a ti, Mauricio.
Y Amunet volvió a su respectivo asiento.
Ambos habían mentido completamente sobre la vida que llevaban, y se habían creído las mentir del otro, aunque estuvieran en clase turista. Amunet era sólo otra emigrante de Venezuela que estaba en busca de un mejor futuro y Mauricio era sólo un chico solitario que estaba en busca de venganza. Ninguno de los dos era ni un pequeño fragmento de lo que habían escrito años atrás en un cuaderno con líneas azules donde plasmaron su proyecto de vida. Pero es mejor mentir que parecer un completo fracasado frente a la persona que alguna vez escuchó tus hermosas metas en lugares perfectos.
Mauricio se quedó pensativo y recordó el año en que Amunet le dijo: «Siempre estaremos juntos. Tú serás un grandioso escritor e impactarás a todos con tus palabras, y yo pintaré cuadros hermosos que exhibiré en lujosos museos. Viviremos en una casa en el bosque y seremos libres haciendo lo que de verdad nos gusta».
Pero ya no eran mejores amigos ni se habían convertido en lo que alguna vez creyeron.
Miró por la ventana del avión y se sintió inspirado al observar las nubes. Se colocó de nuevo sus audífonos y volvió a meterse en el papel de un escritor en la oscuridad.
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Sr. Mauricio. El Asesino de Wattpad
HorrorEllos ignoraron su arte. Ahora él se encargará de buscarlos para convertir su sangre en una historia cliché. 12/03/2018 - #04 Terror ...