dos; en él, sólo en él

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En unas de las vueltas que da la vida, acordaron juntarse nuevamente tras no haberse hablado por casi dos meses. Uno había llegado primero que el otro, pensando una y otra vez en cuanto tiempo había desperdiciado huyendo de todo, sólo debido al miedo. 

Miedo... ¿miedo a qué exactamente? Ya no podía recordarlo bien, no desde la llegada de aquellos visitantes. Todas aquellas sombras del pasado quedaron allí: en el pasado. Ese pasado en donde  creía que su realidad era lo único en el universo, y en este instante prefería no pensarlo demasiado. Ahora sabía bien donde tenía que dirigirse, o más bien, hacia quién. Por sobretodo, no quería perder más tiempo.

Por lo que Jungkook decidió cerrar los ojos, disfrutando como siempre el paso del viento. Los días eran más cálidos, la primavera se había instalado finalmente tras aquel invierno largo. Tratando de ignorar la bola de nervios en su estómago, decidió enfocar sus sentidos en la ciudad: una ciudad que si bien antes no dormía, ahora parecía padecer de insomnio. Se preguntó si Taehyung había logrado salir a salvo a través de toda esa gente marchando con necesidad de respuestas, se preguntó qué era lo que pensaba respecto a la llegada de aquellos visitantes de otro mundo, se preguntó si su familia era del tipo de personas que creían en todas aquellas conspiraciones que aparecían en olas y olas (aunque por lo que han hablado, seguro que no), se preguntó también si piensa a menudo sobre la última vez que se vieron, cuando vieron esa cosa flotar sobre sus cabezas, cuando sabían tan poco de todo.

Parecen años desde aquella vez, pero finalmente hoy se verían nuevamente. Por primera vez en mucho tiempo, Jungkook no deseaba estar en otro lugar.

—Jungkook. —la voz a sus espaldas lo había sorprendido. La sensación en su estómago acrecentándose. —Hola...

—Tae... —apenas murmuró, observando al muchacho moreno con atención, como asegurándose que, en efecto, se encontraba aquí, en el lugar que pertenecía a ambos. —Aquí estás, Tae, menos mal.

—¿Pensaste que no vendría? —inquirió, sentándose junto a él.

—No... no lo sé. He estado pensando en un montón de cosas la verdad.

—Yo también.

Ambos fijaron la vista en la ciudad. Una columna de humo se extendía desde algún sector lejano, y las sirenas de bomberos no se hicieron esperar. Ninguno se extrañó de aquello, desde la llegada de ellos que las cosas eran así: un caos.

Un caos era la cabeza de ellos dos también.

  —Mira ese humo...   —comentó Jungkook, sus manos se movían inquietas: la manía de arrancar pastitos apareció de nuevo.  —Es muy raro todo. La última vez que nos vimos, nunca se me pasó por la cabeza que algo así ocurriría.

—¿Algo como qué? —Taehyung se sentó apretando las rodillas contra su pecho, y lo miraba expectante. 

Él soltó un bufido, y luego suspiró.

—Que se comenzase a acabar el mundo, ¿no? —respondió, devolviéndole al fin la mirada. No había nada más que perder ahora, no cuando las cosas se encontraban así, no cuando él tenía a Taehyung tan cerca. —No esperaba que pasase algo en serio.

Taehyung asintió, guardando silencio por unos instantes. Si tan solo supiera...

Pese a las sirenas de emergencias sonando a la distancia, y pese a también el humo en el horizonte de la ciudad, el sonido de los grillos y del viento primaveral permanecía como las primeras veces que visitaron este lugar juntos, endulzando el ambiente entre los jóvenes, casi transportándolos a una realidad diferente, una realidad que en nada se parecía a la que tenían ahora.

el día en que llegaron | vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora