No te entiendo.
Cuando te conocí, me creaste una sensación de fascinación increíble. Eras misterioso, ocultabas todo lo que te daba la gana detrás de esa sonrisa de chico malo que tanto me encantaba y que aún me encanta, no te voy a engañar y con ese misterio jugabas conmigo.
Me tenías, me tenías tanto que has logrado que me perdiera a otras personas por estar suspendida entre sus hilos, hilos de palabras bonitas que rompiste al decidir que tampoco valgo tanto la pena.
Con tu actitud de chulito lograste colarte en mi casa, en mis labios y en mi corazón. Decidiste cuanto valía mi sonrisa, mis palabras o incluso mi amistad y me hiciste perder hasta la cabeza por un chico como tú, alguien como tú.
No se quien te crees que eres para decidir si valgo o no la pena, pero ningún chico o mejor dicho ninguna persona puede hacerme sentir así, por capricho o por orgullo, simplemente no puedes.
Empezaste a jugar a tu antojo, las palabras, los gestos y las miradas iban y venían como lo hacía yo cada día hacia ti. Lo repito, me encantabas y lo demostraba tanto que hasta mi madre se dio cuenta de ello pero yo a ti no, tu solo jugabas a pasártelo bien y no se si lo sabes pero en esos juegos uno siempre acaba mal, esa vez fui yo.
Mi madre me lo advirtió con ese: "No es para ti cariño" y yo no le hice caso, todos veían como jugabas conmigo pero yo quise jugar, quise saborear tus labios y quise sentirme guapa con esa falda negra que tanto me gustaba llevar cuando iba a verte.
Cuando lo viste conveniente me dejaste ir, sola y sin nada a lo que aferrarme. No te voy a decir que me sorprendió, para mi nunca fue algo normal el ser la llamativa, la guapa del grupo pero por una vez me gustaba sentirme la protagonista de esa obra a la que llamamos vida.
Perdí a mis amigos, que te quisieron mas a ti junto a tu carisma y popularidad que a mi, la que dice la verdad a la cara. Las verdades duelen y la gente lo evita, por eso tu me evitaste con ellos. Me alegro, no he perdido a amigos, he ganado esta vez por que el que no te valora no te merece.
En verdad siempre había sabido tu plan, desde el primer segundo en el que decidiste hacer esa broma que me llenó de ilusiones, pero los ciegos son mas felices sin ver la realidad y yo me encontraba así en esos instantes, feliz e ilusionada.
Ahora no me miras, yo tampoco. Soy orgullosa y tu eres un capullo pero tranquilo, los capullos un dia encuentran su merecido con alguna chica aún mas capulla que ellos y tu encontrarás a tu capulla cariño, ojala sea pronto y doloroso. Ojalá seas el ciego algún día y tu madre tenga que decirte: "No es para ti".
No te entiendo, nunca lo haré.
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Las cartas que no te envié. - Cartas de corazones rotos.
RomanceHola, me llamo Marta y soy una escritora amateur muy enamoradiza. No suelo hablar de ello, suelo escribir sobre ello y aún que no lo parezca, en mi interior tengo a una Taylor Swift que escribe cartas a todos esos chicos a los que nunca pude decirle...