Capítulo II

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Seúl 1 de Marzo de 2017
10:21 a.m.


Yugyeom estaba preocupado por Jungkook.

Porque desde el día en el que los atacaron, estaba muy distante, frío y arisco. Habían tenido un problema con un distribuidor y, a diferencia de lo habitual, Jeon no dudó en partirle la cara a golpes.

Tenía que ver con Triple KIM. Obviamente. Temía que RM se atreviese a hacer una de sus jugadas retorcidas. O que Jin utilizara la técnica sádica por la que era realmente conocido. También estaba la posibilidad de que V se encargara de hacerle pasar por un infierno antes de torturar a Jungkook.

Cualquiera de las tres opciones involucraban el peligro del Silver Bullet, y a pesar de que la vida de su amigo era más importante que el cartel, como subjefe de este, se lo prometió.

Cuidaría del cartel, anteponiendolo sobre sus sentimientos.

Y era momento de poner sus cartas sobre la mesa.

Vistió con tonos oscuros, usando la capucha de su cazadora para no llamar la atención con su brillante color de cabello, arriesgándose a salir a las calles iluminadas de Seúl para buscar a su personaje.

Entro en el restaurante de nombre The rendezvoussubiendo las escaleras con gran habilidad para evitar a los camareros que podrían sacarlo de ahí.

El segundo piso era notablemente más aterrador. Había hombres con mucho dinero, podían verse unas pistolas sobre la mesa y mujeres acurrucándose descaradamente contra los hombres.

Vio a su sujeto en un sitio separado, en una cabina rodeada por cortinas color vino. Estaba sólo, bebiendo de su vino tinto que tanto le gustaba.

Camino hacia él, y justo cuando iba a abrir su boca para hablar, un par de gorilas de metro noventa, con 120 kilos de puro músculo sin cerebro le detuvieron.

Comenzó a forzejear, notablemente en vano gracias a la fuerza de aquellos hombres.

-¡Sueltenme! ¡Malditos postes sin cerebro!— gritó exaltado. El castaño le dirigió una mirada de reojo, sonriendo.— ¡Wang! ¡Diles que me dejen pasar!

-Esta bien.— susurró.— Viene conmigo, “Postes sin cerebro”— sin rechistar, los guardias le soltaron, colocándose a los lados de la cabina.
Avergonzado, Yugyeom se arregló sus prendas, caminando a la mesa con el castaño.

-Podrias haberte ahorrado todo eso. ¿No, Wang?

-Debidte avisar que vendrías, Kyum.— le ignoró, ganándose un bufido gracias al apodo.— Me dejas en vergüenza frente a mis colegas.— admitió, tras limpiarse la comisura de los labios.

-Jackson...— suspiro pesadamente.— Necesito tu ayuda.

-Siempre que la necesitas vienes a mi. Pero el resto del tiempo me dejas solito.— puchereó.— Solo me usas cuando te conviene, cuándo puedo sacarte de apuros. Necesito algo a cambio, ¿Sabes?.— mencionó con dulzura e inocencia.

Yugyeom siempre estaba confundido ante Jackson. El mayor, durante sus misiones parecía frío, manipulador y un hombre sin corazón, pero el resto del tiempo era casi como un algodón de azúcar, con risas contagiosas y abrazos todo el tiempo.

Sencillamente no lo entendía.

-¿Que es lo que quieres, Jackson? De verdad necesito tu ayuda.— el mayor sonrió, haciéndolo estremecer ligeramente al rubio. Su sonrisa era bonita, mostraba sus dientes blancos y sus ojos se entrecerraban, dándole un aire de ternura.

BELIEVER ❀ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora