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Capitulo 3

El método de Sherlock para informarle a la Sra. Hudson sobre su nuevo residente fue decirle que quería arrendar el apartamento 221c. Directo como siempre, esta noticia fue pasada cuando la Sra. Hudson lo vio en el pasillo llevando otra caja más de experimentos hacia el otro apartamento.

"¿John y tu tuvieron una pelea?" fue la única cosa que la confundida mujer pudo preguntar, una expresión de preocupación cubriendo su rostro.

"No, por supuesto que no," respondió Sherlock, "Es una de las reglas nuevas de John. Niños de cuatro años no deben tener acceso a químicos, partes corporales, vidrios o llamas."

"¿Niños de cuatro años?"

"Oh, sí. Me volví guardián de mi primo. En todo caso, John insistió que los experimentos fueran movidos y se rehúsa a tenerlos en nuestro dormitorio."

"¿Dormitorio?"

"Sherry necesita su propia habitación, por supuesto."

La Sra. Hudson estuvo encantada de conocer al pequeño Harry Potter. Después de todo, un niño era algo que el nuevo matrimonio de al lado no tenia. John y Sherlock también estuvieron contentos de conocerlos; Mycroft aun no enviaba la prometida niñera y John no se sentía cómodo de dejar a Harry solo con Sherlock para cuidarlo pese a la lista de reglas que había puesto en la pared.

"Este es Sherrinford," dijo Sherlock mientras guiaba a la Sra. Hudson a la que solía ser la habitación de John, "Lo llamamos Sherry. Sherry, dile hola a la Sra. Hudson."

"Harry," dijo John llegando justo a tiempo para salvar a Harry del último intento de Sherlock para darle un nuevo nombre.

"No, está bien," insistió Sherlock, "Leí sobre eso. Sherry es casi como Harry, y si sigues diciéndoselo aprenderá a venir cuando escuche su nombre."

"...eso es para cachorros, Sherlock." Sherlock le dio esa mirada en blanco que significaba que no entendía cual era el problema. John se rindió por el momento, dirigiéndose a la Sra. Hudson. "Este es Harry Potter. Harry, ¿puedes saludar a la Sra. Hudson?"

"Hola," respondió Harry diligentemente pese a la mirada de incertidumbre ante esta nueva extraña.

"Hola, Harry," dijo la Sra. Hudson, "Estoy feliz de que estés aquí." Y luego incapaz de poder resistirse más ante el niño, lo tomo en brazos con un chillido de emoción. Harry dejo que la Sra. Hudson lo abrazara, mirando con preocupación hacia sus guardianes. La mirada fue tan igual a la de Sherlock cuando se enfrentaba a una situación social que no comprendía que John le dio al niño su usual sonrisa de ánimo sin pensarlo. Harry sonrió brevemente en respuesta.

"Sera muy agradable tener un niño en el lugar," dio entusiasmada la Sra. Hudson, "Uno que actúe según su edad." Ella dio una mirada firme hacia Sherlock que el hombre se perdió completamente porque en ese momento estaba estudiando los nuevos juguetes de Harry con una extraña intensidad. No que Harry tuviera muchos en estos momentos, solo algunos cuantos osos y algunos crayones, aunque incluso eso parecía sobrecoger al pequeño niño. La habitación aun estaba decorada para un hombre adulto, algo que John sabía tendrían que cambiar pronto.

"Vamos, Harry, puedes ayudarme a preparara galletas." Harry miro de nuevo a John, luciendo preocupado. John le sonrió otra vez.

"Puedes cocinar con la Sra. Hudson," le dijo, adivinando la dificultad. Harry aun lucia confundido pero se permitió ser llevado. Sherlock frunció el ceño.

"Dijiste que los niños de cuatro años no pueden cocinar. Es la primera regla."

"Ayudar a la Sra. Hudson a cocinar no es lo mismo que cocinar solo," respondió John, "La Sra. Hudson no lo dejara hacer nada peligroso." Sherlock lo miro pensativo.

Harry Potter de Baker Street Donde viven las historias. Descúbrelo ahora