Que ande hablando mal de mí, si eso le hace bien a ella, que diga que yo nunca cambié, que finalmente me dejó por ser inapropiado; si a ella le hace menos infeliz, entonces que diga lo que quiera.
El amor, un tema tan complejo que llegaría a ser eterno, tan, tan simple que todo lo que buscamos lo podemos encontrar en nosotros mismos.Que conste que no la dejaría si este fuese un momento en que ella me necesitara; de hecho, ella dice que no necesita mejorar en nada... tampoco yo creo que ninguna otra persona deba de ser el motivo de buscar ser la mejor versión de nosotros mismos.
Ahora puedo llorar sin sentir lastima al verme, he ido aprendiendo; además, llorar hace crecer mi lado cabrón; ese que me ayuda como consejero, el que me dice que siempre me quedarán cosas del amor por aprender; o me recuerda que nada es eterno; y me anima, me dice cada vez que algo si ha ido, o he dejado ir, que las cosas pasan por algo y que lo que realmente merezco, pronto vendrá.
Este amor lo declaro hoy mismo en fracaso, incluso ya podría pregonarlo sin vergüenza; no es la primera vez, ni llegado aquí logro recordar la cuenta;
Me propongo no sufrir, ni arrepentirme jamás por haberme entregado; ni bloquearla de Facebook, ni correr otra vez a borrar nuestras fotos; tampoco llegar a odiarla, ¿odiarla yo...? ¿porqué he de hacer eso...? en realidad le debería de dar las gracias por eso de haberme permitido amar esta nueva vez, y de nuevamente equivocarme.
Amaré, (esta vez de verdad lo digo) cuando esté preparado; es más, no voy ni a coger hasta que nuevamente comience a sentir algo, porque las veces que elegí el turismo emocional también me dejaron tiempo cojeando; ya sabía eso de que el corazón conoce razones que la razón no entiende, lo que no sabía es que te hace crecer igual de sabio como de pendejo; a eso ya le encuentro sentido... a lo que no se lo encuentro, es al hecho de seguir buscando enamorarme nuevamente.
Autor
Manuel Carrascosa Parrado