Primera Parte

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Fuego y Sangre

Soñar que mueres puede ser duro.

En terapia enseñan a relajarse antes alterarse. A mantenerse neutral. Es la primera lección que los entrenadores imparten ya desde el primer día.

-No te deberías preocupar por nada -había dicho entonces-, no pasará nada con Grecia.

Doce minutos más tarde volví a encontrarme a Grecia por el corredor luego de ser llevaba al laboratorio del instituto. Lo último que me dijo antes de que la llevaran fue: -No te preocupes, estaré bien. En poco tiempo estaré recuperada.

Después inclinó la cabeza para asentir, se llenó de oxigeno los pulmones, a los que ya no daba ninguna importancia, y se marchó por el pasillo como si se dirigiera a una reunión que iba a aburrirla.

Desde el estrecho ángulo de visión que me dejaba la puerta del salón, admiré entonces la altanería de su caminar al alejarse, mientras me repetía a mí mismo sus palabras como un mantra.

-Estaré bien, no te preocupes.

Una fe funesta en la eficacia de la enfermería del instituto y una pista para el inasible estado mental necesario para superar los obstáculos de la psicosis. Sientas lo que sientas, pienses lo que pienses, estés como estés, cuando empiezas a sonar como una hiena al intentar hablar, nada esta bien. Estaba en un estado de ansiedad, y la excesiva ansiedad pueden generar problemas. De manera que es mejor relajarse. Mantenerse neutral. Despreocuparse y flotar.

Si tienes tiempo para hacerlo.

Estaba debatiendo con mi compañero de clase, Luis, qué pasaría con Grecia. Con una mano buscándome el reloj que había dejado en la mesa de la cocina la noche anterior. Agité los brazos, apoyé como pude un codo para afirmar mi posición en la conversación.

-¿No te parece excesivo que digan que estará bien cuando suena espantosamente mal?-dije mientras me rascaba la nariz-

-Sí, lo es. El día no me parece que estará bien, me hubiera quedado en casa-afirmó con un tono preocupado-

Me irritaba los ojos, la nariz y la garganta.

De pronto algo me cogió el brazo con fuerza y me levantó. En el momento en que me di cuenta que mi muñequera estaba siendo levantada por Crisel otra compañera de clase o también mi ex mejor amiga.

Me pasó una toalla por la cara y abrí los ojos.

-Y el trabajo, ¿qué? ¿No te enseñé nada, Pérez?

Su voz era suave, de esas que se suelen oír en una fiesta de niños.

Entonces comprendí. Había dejado el trabajo que tenía preparado la noche anterior <<Pérez>> es un apellido bastante corriente. Todos saben cómo se pronuncia. Pero aquella chica no tenía ni idea porque lo hacía. Pronunciaba muy mal mi apellido, y decía <<Peréz>> en lugar de <<Pérez>>.

Y todo lo que hablaba era demasiado pesado.

Fue un ramalazo que traspasó mi percepción neblinosa como un ladrillo lanzado contra un escaparate de cristal.

Estaba en el liceo.

Había dejado el trabajo de Matematicas y me estaban regañando por ello. Y como Crisel era la única persona que le importaba su nota en matematicas, eso significaba un gran berrinche.

¿Dónde lo dejaste?

Levanté la mirada. Sus ojos brillosos tan amenazadores como siempre observaban mi cara. Hacía frío y las paredes estaban pintadas de un verde manzana.

Red Sun DevilmanWhere stories live. Discover now