Género: DramaSiempre he oído rumores sobre la oscuridad. Todos dicen que es mala, y que da miedo. Pero... a mi... me gusta.
Me siento bien, puedo pensar en mis cosas y nadie me molesta. Es como mi momento de relax. Como mi mundo. Si me la quitaran no me quedaría nada. Nadie.
Cuando estoy con mis "padres" es lo peor. Ellos no me quieren, y menos aún como lo hacían los verdaderos. Simplemente me dan un poco de dinero para comer y un sofá-cama en su sótano, después se van a otro lugar para no tener que verme.
En la escuela es algo parecido, nadie habla conmigo o se acerca a mí. Piensan que tengo problemas por no tener padres verdaderos. Soy el rarito de la escuela y yo no puedo hacer nada. Tampoco se me da bien hacer amigos, cosa que me iría bien. No tengo ni amigos ni familia. Solo la oscuridad.
Hasta que llegó ella. La oscuridad personificada.
El lunes la vi, era nueva y sonreía todo el rato. Tenía el pelo castaño oscuro y en la hora que llevaba en el instituto ya había hecho amigos. Era muy guapa, en todos los sentidos. Iba con los de cuarto, se notaba que esos cerdos solo se querían hacer amigos para después llegar a algo más. Ella no lo parecía notar, o sino no le importaba.
Era extraño, ella se parecía a la luz que todo el mundo sueña con tener en algún momento. Pero para mí, era la oscuridad, esa tranquila oscuridad que me escuchaba y me acompañaba siempre.
En la hora de la comida me senté en mi rincón, desde allí podía verla a ella. La vi con sus nuevos amigos. Me miró y me sonrió, yo le devolví la sonrisa. Se separó de sus amigos y vino hacia mí. ¿Qué quiere de mí? Yo soy un solitario. Se paró delante mío con una gran sonrisa.
- Hola, mi nombre es Lana, soy nueva aquí.
- Hola, yo soy Dom, diminutivo de Dominic.
- ¿Quieres sentarte conmigo en la mesa?
- Me encantaría, pero a tus amigos no les caigo muy bien y ellos a mí tampoco, así que...
- Esos niñatos de allí detrás no son mis amigos. Ellos no buscaban una amiga. - Lana se estremeció un poco. Después se giró lista para irse- ¿Vienes o no?
Me levanté y la acompañé a una mesa al otro lado de la cafetería. Ella estaba contenta y no paraba de sonreír. Yo no entendía porque alguien como ella quería estar conmigo, pero así era. No pensaba desaprovechar el tiempo que me quedaba con ella, antes que la gente le contara toda mi historia.
- Tú no eres de aquí, ¿verdad?
- No, yo soy de Italia, pero a los siete años mi familia tubo que mudarse a San Francisco por trabajo, y ahora otra vez, solo que a este pueblo.
- ¿Y ya te gusta el pueblo?
- Sí, pero es muy distinto, ya que estoy acostumbrada a la gran ciudad. Lo bueno es que aquí todo el mundo se conoce.
- Si... a veces no es tan buenos...- lo dije tan bajito que dudo que me haya oído.
Se me quedo mirando confundida. También parecía preocupada, ¿cómo puede ser que alguien a quien acababa de conocer ya estaba preocupada por mí? Lo más raro era que parecía que nos conociéramos de toda la vida.
- Ahora pregunto yo. ¿Por qué estabas solo en ese rincón? - dijo ella.
- Me gusta estar solo. Es como mejor me siento. - Jana puso cara triste. La has cagado, pero bien. - Pero también va bien estar con gente, ¡y más si es tan simpática como tú!
- Me alegro, me gusta tener un amigo de verdad de vez en cuando.
Pasaron los días y nos hicimos mejores amigos. Siempre estábamos juntos, nos reíamos y llorábamos juntos. Nos los contábamos todo, por lo menos ella a mí, pero yo no le había contado a ella toda la verdad. Ella iba con más gente, pero yo sabía que era su mejor amigo y ella la mía. Pero... yo me estaba enamorando de ella.
Un día que estábamos en mi casa me hizo la pregunta que yo más temía. La que solo la oscuridad sabia la respuesta.
- Dom, tu sabes que me puedes contar todo, ¿verdad? Me puedes contar lo que sea. Ya sé que pasa algo, porque estabas solo el día que nos conocimos, porque la gente te mirar raro cuando pasa por tu lado...- hizo una pausa, parecía que no quería decírmelo- y... a mí me han preguntado porque voy contigo en las clases. Sé que pasa algo, el problema es que si no se lo que es no voy a poder ayudarte.
- Si... pero si te lo cuento me has de prometer que no te iras de mi lado, por favor. ¿Lo prometes?
- Vale, pero me estas asustando.
- Pues la razón por la que la gente me mira raro y también por la que siempre estaba solo antes de que tu llegaras es que... mis padres... ya no están conmigo. - se me hizo un nudo en la garganta, pero tenía que continuar por ella. - Murieron cuando yo era muy pequeño, fui pasando de casa en casa hasta que a los nueve años llegué a este pueblo. Los padres que me acogieron solo lo hacían porque necesitaban el dinero el dinero de la ................... . Después de eso todos en el colegió supieron que no tenía padres, entonces todos mis amigos se fueron separando de mí. Me quede solo, y cada día me sentía más solo. Al final solo la oscuridad me escuchaba y me consolaba. Me convertí en el rarito y mucha gente... - no quería continuar, y si ella también se quería separar de mí, y si también le daba miedo como a los demás...- me tenía miedo, porque estaba siempre solo.
Se me quedo mirando fijamente, casi igual que el día que nos conocimos. Se acercó a mí y posó sus labios en los míos formando un suave beso, que poco a poco se fue haciendo más apasionado.
Fin.
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Vive Muchas Vidas En Un Solo Libros
RandomAquí voy a escribir todo tipo de historias. Serán muy distintas entre ellas. Espero que les guste. ~Linin y Meyts