La humanidad es demasiado hipócrita y estúpida, la juventud de ahora esta perdida. El pequeño Dib esta depresivo. El pequeño Dib noto que Zim a estado faltando mucho. El pequeño Dib va a la casa del alíen para saber cual es su plan, pero termina uni...
—pobre de el señor membrana. El no tenia la culpa de tener un hijo... Tan raro y paranoico.
—¿pero alguien sabe el porque? O al menos ¿cual fue la razón de su muerte?
—unos dicen que fue porque ese chico verde lo enfrento y bueno sus típicas batallas que terminaron en la azotea del edificio mas alto que tenemos y termino el chico verde empujando al raro y eso es lo que se.
—¡asquerosos niños, dejen de chismosear sobre el hijo del señor membrana y sienten esos glúteos flácidos en esos pupitres mal pagados por su estúpido director para empezar esta absurda clase! ¡O tendré que llamar a sus padres para decirles que dejen de amarlos!—el estruendo del golpe en el escritorio se escucho en eco en ese salón y posible los demás salones; los alumnos temerosos y con sumo miedo, rápidamente se sentaron en sus respectivos lugares.—
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—no lo entiendo, es un clon de usted, y ¿Resulta muerto? ¿No sé supondría que tiene un cuerpo resistente o huesos?
—¡No lo sé! ¡Se supondría que si! ¡La ciencia real lo puede arreglar, yo sé que funcionara!
—señor. . . Relájese y medite unos momentos. ¿Cree que regresandolo a la vida sería feliz el espécimen Dib?. . .
—¡Por supuesto que sí! ¡Él siempre fue feliz, pero se lastimaba solo para llamar la atención de sus compañeros y se preocupasen por el!
Los demás científicos guardaron silencio, nunca habían visto al profesor Membrana tan alterado, enojado, asustado y sobre todo inseguro. Los ayudantes del señor membrana solo bajaron su cabeza negando; membrana solo sentía ese leve vacío. Podría crear otro clon de el mismo, pero no sabría con exactitud si saldría al igual que su difunto espécimen, o sería una versión más defectuosa y termina siendo femenina. Quería pero no podría reemplazar a ese espécimen, a pesar de tener sus defectos, era perfecto ante sus ojos ocultados por esos googles azules. Suspiro frustrado, de joven ¿Era tan estúpido como para matarse? Podría preguntarle a su madre, aunque resiviera una que otra regañada o recuerdos vergonzosos. Su madre a pesar de estar ya en sus últimas, seguía con vida, y haría lo posible para tenerla con vida.
Será en otro momento; tomo la tableta que tenía en su escritorio, suspiro para marcar a la casa, asumiendo que su pequeña ya había llegado. Unos minutos fueron suficientes para notar la expresión de notable fastidio y enojo que tenía.
