Encantador [Kyman]

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Los demás no habían notado, en él, nada especial, nada fuera de lo común. Sus cabellos rojizos y ensortijados eran muy llamativos, pero él los sentía infravalorados por el resto. 

"Mi cabello es precioso, o al menos a mi parecer. Entonces, ¿por qué nadie lo nota?", se preguntaba un judío adolescente, de alta estatura y de cuerpo delgado.

La inseguridad se apoderaba de él, pues el hecho de no haber recibido un cumplido a lo largo de su vida le afectaba de manera considerable.

Le tenía confianza a cierto rubio pervertido y también, por supuesto, a su mejor amigo. ¿No sería simple quitarse la duda de una vez por todas? Estaba seguro de que debía preguntar, ¿pero cómo?...

Cierto día se decidió y, después de un largo baño y de colocarse la ushanka, salió apresurado a la casa de su mejor amigo con una única finalidad: preguntarle si le parecería atractivo.

Cuando estuvo frente a la puerta de su casa, sintió que la temperatura se le subía a causa de la vergüenza. Sin embargo, no fue impedimento para tocar la puerta que parecía tomar vida y suplicar ser tocada, algo así como: "Kyle, ¿me vas a tocar o seguirás parado como el imbécil que eres?".

"Bruh", soltó; y seguidamente tocó la puerta.

"Toc-toc", sonó.

-¿Kyle? –preguntó Stanley, su mejor amigo.

-Oh, Stan, ja, hola, eh...

-¿Vas a pasar, viejo?

-¡No! Solo vine a hacerte una pregunta...

-Tío, toma asiento, parece que te llevarás tiempo.

-¡Stan! ¿Yo te parezco lindo? –preguntó de impulso.

-Oye, viejo, no quiero que te sientas ofendido, pero... eso es marica.

Ahora mismo Kyle deseaba que la tierra lo tragase, pero era algo imposible y el pelirrojo era consciente de ello.

-Kyle, sabes que serás mi mejor amigo sin importar tu orientación sexual. Así que, en serio, ¿cuándo pensabas contarme? –le miró con confusión su mejor amigo.

-¡Eres un imbécil, Marsh! –se defendió un apenado Kyle.

-¡Viejo! Puedes ir a preguntarle a Tweek y a Craig, la opinión de una persona que te comprenda importa, ¿verdad? Yo no puedo entender eso.

-¡Hijo de puta! –le gritó Kyle, dándose media vuelta y decidido a volver a su casa.

-¡¿Es en serio?! ¡Solo trataba de ayudarte! No sé qué es lo que necesitas, amigo. Tal vez deberías aceptarte primero, o algo así –le dijo Stan, mientras Kyle volvía por donde vino.

-¡Tal vez necesito que te mueras! –le gritó Kyle, corriendo a casa.

"¿Y ahora qué se supone que haga con un amigo gay? Ya tuve un perro gay, pero no es lo mismo", pensó Stanley desde la puerta de su casa, que aún no había cerrado después de que su "súper mejor amigo" se retirase.

"¡Pues perdóname por no tener el rubio cabello de Kenny! ¡O por no tener el largo y sedoso cabello de tu novia Wendy, que por cierto hasta es más alta que tú, chinchón de piso!", gritaba Kyle en el exterior, sin tener siquiera alguien que lo escuchase.

El de los rulos no se había dado cuenta, pero se encontraba cerca de la casa de otro de sus mejores amigos: Kenny.

"¿Y si le pregunto a Kenny?", pensó Broflovski.

Sin pasar mucho tiempo, ya estaba tocando la puerta del pervertido. El último mencionado, abrió la puerta y gritó un "¡Hola!" totalmente enfatizado.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2018 ⏰

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