Prólogo

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Por eso cuando se enamoró de mi, se asustó, porque esta vez la bola de cristal era ella, y temblaba en mis manos como un pequeño pájaro, tenía el poder de destrozarla, pero en vez de eso, decidí reconstruirla. 

Bienvenida a tu ruinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora