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Creo que la primera vez que te vi fue en un tienda de decoración del centro comercial, luego te vi pasar en bicicleta por fuera de una cafetería y finalmente te encontré escondida entre los brazos de un chico, uno al que le diste una sonrisa. ¿Es tu novio? ¿Un hermano?

Es que... cuando me miraste hace cinco segundos y también me diste una sonrisa la sentí como mía, que era solo para mi.

-¡Yah!

-Acosadora.

Quizá Tzuyu tiene razón, parezco una acosadora. Una que te ha mirado desde ésta misma silla desde hace dos meses pero, qué más hago si cada día me pareces más hermosa.

Eres muy hermosa, Momo. Necesito acercarme a ti.

-¿Quieres otro café? -cuestioné a la morena junto a mi quién con calma asintió.

Ingenua. Qué pereza ir por ese café.

Quizá debí dar más suspenso a nuestro primer encuentro pero no resistí, simplemente caminé en tu dirección junto a una estantería de libros. ¿Siempre estás en la biblioteca por gusto? Quiero saber. ¿Siempre ignoras a todo el mundo? Dime todo de ti, por favor.

-Oye...

Finalmente te hablé admirando con una vergüenza exagerada tu fina espalda cubierta por una sudadera con capucha color roja.

-Uhm, ¿oye?

Por qué no me miras, ¿por qué te vas? Realmente te fuiste dejándome con la palabra en la boca.

-Ah... ¿tan fea me hiciste, mamá? O es por mi voz... -suspiré.

Absurdo pues ni me viste pero... qué otra cosa podría pensar si media hora después volviste a encontrar mi mirada para sonreírme. Qué clase de juego es éste.

Necesito hablarte porque dónde quiera que vaya siempre te veo, siempre estás ahí entregando un sutil aroma a rosas al ambiente. Al menos déjame ser tu amiga, ser una conocida con la que hablas de ensayos o de estudios.

Te vi otra vez, aunque ahora estabas guardando unos pinceles tras el taller de arte que se da cada jueves. Te vi sola y quise entrar sintiéndome abrazada por tu aroma al instante.

Me saludaste finalmente, lo hiciste. Enseñaste tu mano ante mis ojos y me regalaste una sonrisa.

-La otra vez... ¿por qué me ignoraste?

Hablé con decisión pero continuaste guardando los pinceles y ordenando un armario repleto de blocks de dibujo y atriles para lienzos.

Eres una creída.

-¡Yah! ¿Por qué eres así? Te estoy hablando.

Tan solo cerraste el armario y fuiste a lavar los pinceles restantes.

-Hemos coincidido en algunas partes y, me das curiosidad.

Los limpiaste y secaste uno por uno no haciendo más que darme la espalda.

-¡Por qué me ignoras así!

Ésto es humillante. Molesta sostuve tu hombro y finalmente giraste a verme con sorpresa.

-¡Oye! ¿Acaso no... no me...

¿Estoy en lo cierto? Quizá... porque cuando el chico que abrazabas abrió la puerta del salón no tuvo problema alguno al usar sus manos y formar señas además de modular bastante bien cada palabra.

-Siento interrumpir pero debe irse~.

Fue gentil, es obvio que le sonrías.

-Oye, tú eres Mina, ¿no? -sonrió acercándose un poco y dejándome ver su cabello castaño.

-L-lo soy, ¿por qué me..?

-Estoy en tu clase de matemáticas, cálculo tres. Dime Dowoon.

Asentí algo consternada viendo como él sostuvo tu mano y te alejó de mi mientras tú hiciste una venia nuevamente con esa sonrisa.

Acaso... ¿acaso no puedes escucharme?

VOY A MANTENER VIVO ÉSTE SHIP

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VOY A MANTENER VIVO ÉSTE SHIP. (??)

Ella. (mimo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora