—Así que...
—¡Así que eso! –exclamé algo alterada sintiendo las caricias de Tzuyu sobre mi cabeza. Me gustan aunque a veces me sienta un perro.
—Vaya, no lo había notado...
—Ni yo, ¡parecía una acosadora cuando le hablé!
—¡Ustedes dos, silencio!
Sin más asentimos ante una maestra de literatura, sí, estamos en la biblioteca viendo como Momo a lo lejos empuja un carrito con libros que va ordenando en las estanterías.
—Siempre la veo aquí pero jamás lee ningún libro –murmuró Tzuyu, quién bostezó apenas vio su libro de gramática.
—¿Sí? Debe trabajar aquí...
Apoyé el mentón sobre mis antebrazos perdiéndome un poco en su sonrisa sutil cada vez que lee un título en cada portada. Momo es hermosa, realmente me encanta como le queda el rubio, como sus ojos tienen dos pequeñas bolsitas debajo las cuales le hacen ver adorable.
—Por cierto... ¿hoy no tienes reunión de directiva?
—¿Eh?
—Debes hablar con la decana, te ofreciste para ir a esa reunión como representante.
Solo suspiré, adiós hora del almuerzo.
O bueno, parte de ella. Lo bueno o malo de la universidad son los horarios de mierda que a veces no dejan tiempo para nada o en mi caso, me hacen andar dos horas por la universidad esperando entre clases.
Lo bueno es que está lloviendo y en serio, los árboles que dan al jardín tras mi facultad se ven majestuosos cuando llueve. Disfruto sentir cierta nostalgia relacionada con mi niñez gracias a climas fríos.
Caminé y caminé solo con la capucha de mi chaqueta protegiéndome de un resfrío. Pude ver a Jihyo de ingeniería computacional corriendo por el otro extremo del jardín así como vi a la ex de Tzuyu leyendo un libro; es una universidad pequeña en comparación a las tradicionales pero eso lo vuelve más cálido. Pareciera que aquí no hay problemas o dramas juveniles, somos adultos al parecer que solo se centran en estudiar y beber. ¿O somos niños jugando a ser adultos? O adultos que no quieren salir al mundo laboral y aprovechan de sentirse niños.
Giré la mirada hasta la oficina de la decana, una señora algo estricta que lleva todo el orden y control de mi carrera; diseño gráfico.
Sin más entré pues la puerta estaba entreabierta, aún así sentí miedo pero di un paso asomando la cabeza con cierta curiosidad. La oficina es moderna, nada extraño solo que allí te vi nuevamente así como nuevamente vi tu sonrisa.
Dijiste algo pero no pude entenderte, intentaste hablarme pero no pude entender que tratabas de modular. ¿Será que jamás escuchaste la voz de alguien?
—Yo no... –negué con mi dedo índice tras señalarme intentando decirte que no te entiendo. Tú seguiste sonriendo pero yo me sentí fatal, me sentí frustrada. Realmente frustrada–, no te entiendo.
Solo asentiste antes de pedirme con un gesto que ingresara a la oficina. Te hice caso aunque me diste la espalda y a los segundos regresaste a mi campo visual con un papel entre los dedos.
La decana no está, también la estaba buscando.
Sonreí con sutileza intentando guardar la emoción ante el hecho de que pude entenderte.
Bastó mirarte para que ambas comenzáramos a reír. Ríes hermoso.
—Soy Mina, uhm... Mi-na.
Comenzaste a reír aún más antes de regresar al papel.
Puedo leer tus labios, habla normal. (^ o^)
Ese emoticón me superó, ¿por qué eres tan dulce?
—¿Estudias aquí? Porque siempre te veo en la biblioteca.
Negaste ahora apoyando el pequeño papel en la palma de tu diestra para poder escribir.
—¡Eres como Kurt Cobain! Escribes con la izquierda.
Negaste entre risas enseñando el papel una vez más.
Ayudo a mi madre con algunas cosas, ya me gradué.
¿En serio? Pero si te ves joven, diría que más joven que yo quien va en primer año.
Sin que tuviera que preguntar volviste a escribir.
Soy profesora de educación diferencial.
—Admirable vocación~. Mi padre es profesor pero es el viejo malvado de las matemáticas.
Te robé una risa justo antes de que giraras la mirada hasta la puerta saludando con una pequeña venia a la decana cosa que imité apenas vi su severa mirada analizarme de pies a cabeza; fijó sus ojos en mi piercing que está en la ceja.
—¿Señorita Myoui? No sabía que conocía a nuestra Momo.
—Acabamos de comenzar a hablar...
—Me alegra eso, quizá así aprenderás un poco a cómo es ser responsable. ¿Vino a pedir otra oportunidad en su examen?
Momo rió por lo bajo y de seguro fue por la vergüenza evidente en mis mejillas.
—S-solo es por la reunión.
La decana también rió y sin más caminó hasta su escritorio.
—En cuanto llegue la representante de Ilustración comenzaremos.
Asentí viendo como Momo comenzó a hablarle con sus manos, con gestos y señas que honestamente no entendí. De todas formas... me hablaste.
Esperé con ansiedad al siguiente día pero no te vi en la biblioteca, tampoco te vi al siguiente. Ya han pasado tres semanas y sigo sin verte, Momo.
Por fortuna pude coincidir con Dowoon quien solo rió ante mi curiosidad y soltó un "vendrá la siguiente semana."
Así que trabajas en tus tiempos libres en la biblioteca para pagarle los estudios a tu hermano. Eres muy noble, Momo.