-- (Hopemin)

1.

1. Era una competencia, aquella que se celebraba en Seúl, muy famosa por hacer de su ganador un artista famoso. Allí competían raperos, bailarines, cantantes, acróbatas, cualquiera que fuera artista, porque en realidad esa competencia se llevaba a cabo por una academia. Era muy dura la competencia.

Y bien, allí estaba Park Jimin, un chico de Busan al que aceptaron sólo por sus capacidades en la audición, no por alguna especial preparación. Lo aceptaron en una competencia donde la mayoría de las personas entraban por contactos, y todo era cuestión de capitalismo y posición. Pero él necesitaba ese dinero, y más que el dinero para su madre con sus dos hermanos y uno en camino él necesitaba cumplir su sueño: ser un cantante.

Pero no contaba con enamorarse del peor altanero:Jung Hoseok. Altanero que caería rendido a sus pies, pero jamás se rendiría contra su orgullo. De familia rica y poderosa, Jung Hoseok sólo necesitaba ganar para convertirse en una estrella famosa y acumular más dinero.

Jimin iba entre los finalistas, y Hoseok iba a la delantera, de él nadie hacía chistes, pues detrás le seguía una madre con guille de astuta serpiente. Ella era ambiciosa, insensible, era mala. "Fui criada en un estrato de ricos,y sé lo que en verdad importa cariño", eso le decía a su hijo casi desde que lo cargaba en su vientre. Su papá no era muy diferente.

-¿qué más puedes pedir de él, Jeon Jungkook?
-Nada. De ti puedo pedir que cortes comunicación con él, ¿no te das cuenta que sólo te está usando Jimin?
-El amor es capaz de todo, y te juro que es muy distinto a lo que sus padres y todo el mundo esperan de él. Sólo quisiera que tuviera un poco de coraje.
-No quiero que salgas lastimado...-

Jeon Jungkook, se ha convertido en el mejor amigo de Jimin. Él tiene una cantidad aceptable de dinero, y ayuda a Jimin -quien vino a Seúl literalmente sin nada- con casi todo. Trata de advertirle de las cosas, pues estudia en la academia que ha lanzado esta competencia, pero Jimin parece ser incapaz de entender lo que le advierten: Jung Hoseok duele.

Claro, ¿cómo creerlo después de lograr atravesar esa barrera de piedra que envolvía su corazón? Jimim y Hoseok habían compartido muchos momentos juntos, muchos de ellos peleando o compitiendo, pero poco a poco Hoseok llevaba con él una delicadeza cada vez más notoria. Y luego de aquel beso...le había prometido una cita. Jimin está seguro de que -contrario a lo que todos parecen coincidir- Hoseok es adorable y bueno.

Hasta que Jimin sobrepasó esa ronda y Hoseok quedó por debajo de él en puntuaciones. Todo apuntaba a que sus magistrales presentaciones harían que ganara, a que el chico sin nada de Busan Park Jimin le ganaría a Jung Hoseok. Desde ahí Hoseok parecía estar conteniendo todo hasta que cayera el último grano del reloj de arena.

Fueron muchos dolores de cabeza -literalmente- para Jimin. Mucho estrés. Mucha presión. Pero la pasión ardiente de cumplir algo que le haría feliz a él y su familia.

Ese grano de arena fue Jimin viendo cómo Hoseok manoseaba a una chica en el vestíbulo de la academia donde se hospedaban. Jungkook vio la escena mientras bajaba las escaleras, y vio a Jimin debajo de la mesa gestionándole un 'shh' con los ojos llenos de lágrimas. Hoseok jamás se enteró de nada, pues estaba ebrio, pero él a Jimin le había prometido una cita y le había hecho creer que estaban enamorados. Aunque en realidad sí estaba enamorado, pero ir por encima de sus papás era algo complicado, casi una estrategia. Y para ganarse a Jimin...para ganarse a Jimin debía hacer muchas cosas.

Jimin se fue descontrolado y Hoseok sólo lo miró sin un atisbo de preocupación
-¡Qué es lo que nos estás mirando, Jungkook!
-Hijo de perra- dijo el aludido a la par que le pegaba un puñetazo y salía rumbo a buscar a Jimin.

Jimin, quien ahora se encontraba subiendo escalones frenéticamente. Hasta que llegó al descanso común con vista de las calles de Seúl desde lo alto y un monte tras el barandal.