P r ó l o g o.

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—¿Sabes? Reprobarás sino haces tus proyectos, Sofía. —advirtió mi mejor amigo.

—Deja los dramas, Sebastián. —rodé los ojos y seguí mi camino hasta la cafetería, estaba que moría de hambre.

—¿Qué harás entonces? —caminó junto a mí, apresurando su paso. Sí, a veces camino demasiado rápido.

—No sé, me da igual. —me encogí los hombros restándole importancia. —Yo fácilmente podría darle a la maestra una clase, no es gran cosa.

—Eres la chica más inteligente que conozco y la más irresponsable. —soltó un suspiro y se puso frente a mí para evitar que siguiera avanzando.

—Muévete, Sebastián. —dije tratando de pasar, pero él no me dejaba.

—Habló en serio, Sof. —me miró con demasiada seriedad para mi gusto.

Vamos, Sofía. Dale una oportunidad de explicarte, es tu único amigo.

—A ver... —caminé y me senté en una mesa de la cafetería y él imitó mi acción. —¿Qué es lo que te aflige?

—¡Que no veas la gravedad de la situación! —dijo muy alterado. —Sé que la robótica, la programación y esas cosas son lo que más amas, pero, sabes que tú madre dijo que sino cambiabas tu actitud en la escuela, te sacarían de tus talleres particulares.

—¿Y? —dije sin comprender. Está haciendo un tornado en un vaso de agua. —Bas, sé que te preocupas, pero... —tomé su mano y la sobé. —No es necesario tanto. Yo sé que hacer, pero pierdo mucho tiempo escribiendo esas payasadas. ¡Me ponen trabajos de primaria! No pienso perder mi tiempo en eso.

—Pero, es para que aprendas un poco de disciplina y organización.

—No lo necesito... —saqué un pequeño pedazo de papel de mi mochila y le anoté la dirección de mi "laboratorio".

O sea, es mi mejor amigo, pero no pienso decirle todo lo que hago. Necesito privacidad de vez en cuando. Seis horas al día, todos los días.

—¿Qué haces? —me miró con confusión.

—Toma. —le di el pequeño papel doblado por la mitad. —Ve a esté sitio después de la escuela, como a las cuatro.

—¿Para qué? —me dedicó una mirada de inseguridad.

No lo culpo, la última vez, mi cachorro robot le hizo aceite en sus tenis nuevos. Ay, mi precioso DogBot.

¿Qué? Hago inventos, pero nadie dijo que inventaba buenos nombres.

—Es hora de que conozcas la razón por la que desaparezco en las tardes. —le brindé una sonrisa y mordí mi labio inferior.

—¿De qué hablas?

—Te presentaré el proyecto J...

"El proyecto J" ||Juan Pablo Villamil||.      [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora