Capítulo 8: Chocolate para el alma.

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Lunes. Asqueroso lunes. 

Llego tarde a Alemán, como siempre. Lunes sin él, y además sin café en vena. Otra vez estuve de guardia toda la noche, sin dormir. Mi cara era un poema.

Ese día, no fui al instituto, pasaba de verle el careto. ¿ A mi ex? eso era demasiado moderno para mi, aun me estaba acostumbrado a la palabra novio. Y ya hacía un año y algunos meses que íbamos juntos.

Además, para qué hacerme la chula. No quería verle porque en cuanto mi mirada se cruzase con la suya no podría evitar llorar.

Aproveché la mañana para descansar y no salí de la cama.


Entré a clase, cinco minutos tarde. Fui directa a mi sitio, el guaperas ya había clavado su mirada en mi cara. Sonreía siempre que me veía entrar con cara de asustada. ¡Me había vuelto a guardar el sitio!. Me senté y empece a escuchar. 

- James, ¿qué página es?

- Se dice hola primero, ¿no?. Sonrió con mirada sexy, la 87 tardona. 

Estaba agotada, no había dormido nada bien. A pesar de haberme tirado toda la mañana en la cama, no había conseguido pegar ojo. 

Escuché de fondo a la profesora,- hoy vamos a ver una película en alemán, el próximo día me tenéis que entregar una redacción. Prestad atención, será con nota.

No podía evitar que se me cerrasen los ojos, estaba muy inquieta. No paraba de moverme para mantenerme despierta.

- Tardona, ¿qué te pasa hoy?, ¿estás hiperactiva?. Le vi mirar la abertura de mi camisa.

- No he pasado buena noche, y estoy bastante cansada. Me estoy quedando dormida, puse cara de verguenza...

- Tranquila, son cosas que pasan. Si no te encuentras bien, vete. Yo te llamo si quieres, y la cuento después, no me importa ayudarte.

Sonreí. ¡Qué mono el guaperas!, parecía un estirado y algo rebelde a primera vista, pero realmente era un encanto.

- No tranquilo, muchas gracias de verdad. Seguí mirando la película.

Me quedé mirando embobada los rayos del sol aprovechándose de los huecos de las persianas para entrar. Ese abanico de colores, me hizo recordar al guaperas. Tenía un pelo rubio oscuro muy bonito. Le miré.

Estaba mirando la película, bastante intrigado. Cosa que yo debería estar haciendo. Llevaba unos pantalones azul marino y un jersey blanco. Iba juvenil y elegante, como siempre.

Acarició mis piernas con sus manos, poco a poco, mis medias no disminuyen en ningún momento la sensación que provocan sus manos al ascender. Mi cadera y mi muslo sentían su cosquilleo suave.

Empecé a sentir calor. Deslizó poco a poco sus dedos hacía mi ingle, y acarició suavemente. Sentí como pasaba sus dedos por la fina tela de mis braguitas. Me estremecí.

Sus dedos empiezan a ascender hasta mi cintura, acariciando mi vientre y mis pechos. Llevaba una camisa azul, de botones. Los empezó a desembotonar poco a poco, hasta abrirme por completo la camisa.

Deslizó sus pulgares hasta mi cadera, acariciando la goma de mis medias, que empezó a acariciar suavemente hacía abajo...

- ¡Ana!, ¡dios! ¿has visto eso?, pregunto James.

- Mi mente estaba en blanco, me asusté. ¡Ay!, ¿qué me decías?, estaba despistada perdona...

- No quería asustarte perdona. Sonrió. Me he enganchado a la peli, luego te cuento a la salida...

No te olvides de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora