Primera ley: “La persona que llega es la persona correcta.”
Parte 2.
Luego de caminar cerca de diez minutos llegamos a un edificio de tres pisos. La verdad, se veía bastante grande.
Al dar un paso dentro de la propiedad sentí como todos los presentes se volteaban para admirar la llegada Jones, pero más bien, sólo me ven a mí. Otro paso y se escuchaba un silencio sepulcral. Luego, de la nada, empiezan a reír. Todos. Profesores, alumnos e incluso mis hermanos.
Me limito a mirar a mí alrededor y empezar a caminar más rápido.
Después de avanzar, más o menos, cinco pasos, un chico que se veía como de mi edad me hace una zancadilla, y como es de esperar, caigo de inmediato. Pero que estúpida puedes llegar a ser, la próxima fíjate por donde caminas.
Al tocar el frío suelo, las carcajadas cesan, en un dos por tres.
Miro hacia arriba para ver porqué pararon y una chica de ojos oscuros me mira fijamente, como si tratara de pedirme perdón o algo.
- ¿Estás bien? – Dice la chica. Su pelo es de un rojo oscuro, se acerca a algo así como un morado, oscuro también.- Perdona no vi por donde caminaba, en verdad, lo siento.
- ¿Tropezaste conmigo?
- Sí, perdón, por favor no me golpees. –Ruega ella alejándose. Genial, otra alucinación más.
- No, no, no, no. No te preocupes, está bien. –Le sonrío en respuesta. Ella suelta un suspiro. Al parecer se relajó.
- Oh, está bien. –Me dice parándose-. ¿Te ayudo?
- Ehm, no…, gracias. Puedo sola. –Ella extendió la mano para ayudarme, pero no me gusta el contacto con otras personas que no sean de mi familia.
Cuando me paré me asusté.
Vi a la chica, frente a mí, y sentí la mirada de alguien a mi izquierda, entonces miré y estaba ella, pero la chica estaba frente a mí, después sentí la misma sensación, pero esta vez a mi derecha, así que mire, y sí, allí estaba la misma chica que estaba frente a mí y a mi izquierda. Fue entonces cuando me alejé un poco para ver que sucedía, quizá fue otra alucinación.
Pero no, no fue así.
Eran 3.
Me pellizque el brazo, pero no desperté ni nada por el estilo. Ellas estaban allí. Y me miraban expectantes.
- Hola. –Dijeron al unísono las tres-. Somos las trillizas Prescott. Es un gusto. –Me extendieron sus manos para saludar, pero me quede ahí, en el mismo lugar, sin inmutarme ni a pestañar. Estaba atónita. Dios, salúdalas, te están viendo a los ojos. Me verán, y a la aguafiestas también, saluda o pestañea, no, mejor muérete, me harías un gran favor.
- Ejem, eh, ah, ho-hola. –Les saludo con un movimiento de mano, claro está, sin acercármeles.
- Yo soy Kathryn. –Dice la del centro-. Ella es Megan, y ella es Jessica. –Dice señalando a la de la izquierda y a la de la derecha, en ese orden.
- Oh, hola, yo soy Camille. –Sonreí sin saber que más podía hacer. Uno no se encuentra todos los días con trillizas exactamente idénticas.
- Muy bien Cam, ¿Te puedo decir Cam?
- Así me dicen. Así que no hay problema.
- De acuerdo. –Sonrió-. Si te fijas, mis ojos son negros, los de Meg son verdes oscuros y los de Jess son… son como los tuyos, en realidad.- Dice Kathryn-. Por cierto, me puedes decir Kath.
- Kath, Jess y Meg, son muy amables, pero tengo que ir con mis hermanos a buscar la información del salón, las clases y todo eso.
- Oh, ¿te refieres a los gemelos que entraron contigo? –Pregunta Jess.
- Sí, esos mismos. –Digo buscándolos con la mirada.
- Ellos siguieron de largo cuando tropecé contigo. Perdón. –Dice Kath-. Pero, podemos acompañarte a informaciones a buscar lo tuyo, mientras nos cuentas de ti, y nosotras de cada una. Y luego, si te parece, podemos darte un tour por la escuela. ¿Te parece? –Sonríe ella, muy emocionada.
- Eh, sí, sí. Me parece bien. –Hago una sonrisa que, más bien, parece una mueca.
- ¡Yey! ¡Vamos! –Dice Megan dando saltitos mientras aplaude.
Sufro de esquizofrenia paranoide, o bueno, según mi psicólogo, sufría de esquizofrenia paranoide. Hace que alucine, y provoca a Jude y a Derek, “las voces”.
Les explicaré.
Cuando tenía 10 años, la gente me odiaba, me decían que me fuera, que nadie me quería; que debería morir.
¿Conocen a una niña de 10 años con ideas suicidas?
Bueno, pues yo sí. Yo.
Mis hermanos tenían 7, y apenas me hablaban. No tenía amigas, ni amigos. Y un día se me rompió el sacapuntas mientras hacía mi tarea de inglés. La cuchilla cayó en mi brazo por accidente, y la ira y tristeza que sentía en mi interior se esfumó al contacto.
Eso es lo que sentía.
Me sentía libre.
Tuve depresión. Las burlas y mi odio hacia todo y a todos (incluyéndome) lo causaron.
Y la esquizofrenia vino como regalo.
No me gusta relacionarme con la gente. Por eso nunca salgo de mi casa, por eso tengo un gato, que aparte de mis padres y mis hermanos, es el único que me entrega amor y compañía. A parte, a los 13 herí a Christian, le enterré un tenedor en la mano. Derek me pidió que lo hiciera, sólo que ahora ya me sé controlar de lo que él me pide. Aun así, no quiero tener amigos cercanos, todos los que estás a mi alrededor terminan hiriéndome. Y no quiero que mi condición empeore.
Pero el Dr. Fitzgerald me dijo que hiciera amigos, que era lo mejor para mí.
Veamos que tal me va con eso.
Ahj, eres un asco. Y, vaya, que empalagosa eres.
~(._.)~
Aloha a todos.
Es un gusto volver.
Sé que me he demorado, pero me daba una lata inmensa escribir, y no tenía imaginación.
Ahora, para informarse más acerca de la enfermedad que padece Camille, vayan a google y tecleen “esquizofrenia paranoide” y ahí encontraran mucha información, yo no soy muy buena explicando, así que les recomiendo buscarlo.
Eso por hoy. Es probable que mañana suba capítulo de “Buscando un final feliz.”
Ajesús.
Se despide.
Yo.
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Las leyes de la vida
Teen FictionCamille Jones [Nitro/Cam]: 17 años. Sufre de esquizofrenia y depresión. Cabello oscuro, ojos celestes como el cielo. Muy delgada. Blanca. Cuando por fin la liberan del psicólogo se ve obligada a volver a la escuela luego de estudiar en casa desde lo...