Día 1. Abrazo

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Aquí Mike es un humano, no piensen que esto va a ser zoofilia.
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Trollino y Mike habían regresado de aquella gigantesca mina llena de varios tesoros; oro, redstone, lapislázuli, diamante, entre otras cosas.

Ambos habían llegado a la casa que tenían hecha, Trollino soltó un suspiro de cansancio.
—Vaya viaje— dijo.

—Sí, estoy muy cansadito— hizo un puchero Mike. —Me iré a echarme una pequeña siesta—

—Vale, pero antes deja el diamante. No vaya a ser que te lo gastes otra vez haciéndote una espada de diamante o una armadura— le dijo Trollino, pues él ya sabía que cuando juntaban diamantes Mike siempre los usaba para hacerse armaduras o uno que otro artefacto.

—No prometo nada, Trolli— dijo Mike mientras se iba a la litera en donde ambos dormían.
—Iré a ver cómo están Paquita y Ruis— suspiró primero antes de abrir la puerta de entrada y salir.

Mike sólo dijo un "mhm" como respuesta, segundos pasaron y Trollino aún no regresaba,
Mike miró hacia el cofre en el que había guardado el diamante que él y Trollino habían recolectado, quería hacer algo con ese diamante, pero recordó lo que de había dicho Trolli antes de irse, más todos sabemos que Mike no puede resistirse al ver diamante, falló.

Sus instintos lo habían vencido, sacó el diamante y empezó a hacer bloques de diamante para su caseta y agrandarla más. Abrió lentamente la puerta de la entrada, vio que su amo no estaba, corrió hasta su caseta y empezó a colocar los bloques de diamante.

—¡¡MIKE!!— una voz se escuchó alternando al perrito.
Éste volteó con nerviosismo, se llevó una grata sorpresa al ver quién era...era nada más y nada menos que...
—¿T-Trolli?— preguntó Mike con nervios. —¿N-No estabas c-con P-Paquita y-y Rius?—
—Desde hace un minuto que entre a la casa y qué veo, ¡has roto tu promesa, Mike! ¡Eres un perro muy malo! Se suponía que ese diamante lo guardaríamos y te lo gastas en tu caseta—

A Trollino se le notaba el enojo, Mike miraba abajo avergonzado de sí mismo por primera vez, no le gustaba cuando su "amo" se enojaba con él y lo regañaba.
—Entremos a casa que ya casi será de noche— dijo cortante Trollino caminando hasta la puerta de entrada.
—Sí Trolli...— susurró Mike triste.

Pasaban las horas y Trollino NO le dirigía la palabra a Mike, ni siquiera un poco. Mike intentaba de todo, exacto, DE TODO para que su "amo" le hiciera caso, pero nada resultaba.
Éste sólo lo ignoraba haciendo otras cosas.

—Trolli...perdóname, no quise que te enojaras conmigo por haberme gastado todo el diamantito. No pude contenerme, entiendo si estás muy molesto pero no me apliques la ley del hielo, porfavor— dijo Mike con una carita de perrito triste.
—...— no recibió respuesta de él, hasta después de cinco segundos. Trollino suspiró. —Bien, pero te lo paso por esta vez, y que sea la última, recuerda que ese diamante lo vamos a necesitar en algún futuro y no podemos gastarlo en cosas que ya tenemos. Y sabes, te entiendo. Sé cuánto se gusta el diamante y también sé que nunca te haré cambiar para nada...yo también tengo la culpa, me enojé bastante y me salí de control, al ver tu carita de tristeza sabía que no podía quitarte el diamante—
Las palabras que le dijo Trollino al final a Mike, lo hicieron sentir mejor.
Sus ojitos grises brillaron, un sonrojo se apareció en su carita, se lanzó hacia Trollino abrazándolo haciéndolo caer.

—¡Gracias Trolli! ¡Te amo! Prometo controlarme...si es que puedo claro jeje— dijo Mike aún abrazándolo.
—De nada Mike, también te amo— Trollino correspondió el abrazo con un ligero sonrojo en su cara.

Ambos se quedaron así hasta que se separaron sonrojados.

🧡30 días de OTP +18 (Mikellino)💛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora