No estiendo profesor | pjm + myg

cap 3

Oh qué mal por el pobre YoonGi, él se encontraba sentado en su pupitre esperando a que su profesor de matemática viniera y diera sus clases de apoyo.

— Min, tengo una idea— su profesor de brillante sonrisa y cabello rojizo dejo unos libros en su escritorio

— uhm? Diga profesor — miró hacia un punto fijo en la pared

— no me digas profesor — JiMin hizo un puchero— me hace sentir viejo

— cuántos años tiene? — preguntó con una sonrisa, digamos que no le había prestado atención— yo tengo diecisiete

— yo tengo  veintiocho años — sonrió — y todavía estoy soltero

— y~? Cuál era su idea?

— te recompensaré con lo que tú quieras menos dinero, el dinero me falta — YoonGi rió despacio

Pensó "se puede no tener clases de matemáticas".

Dirigió sus ojos felinos a los labios de su profesor, se veían tan apetecibles, quería probar a que sabían esos gruesos labios rosados .

— un beso — susurró

— cómo? No te escuché

— un beso— repitió, pero está vez en voz alta

— uhm~ supongo que está bien, pero para eso debes hacer bien estos ejercicios, por cada ejercicio que hagas bien te daré un beso

— está bien

El mayor le entrego una hoja con veinte ejercicios matemáticos, entre ellos ecuaciones, sus enemigas, pero valía la pena recibiría un beso de su sexi profesor.

— termine los primeros cinco — dijo YoonGi al cabo de cuarenta minutos

El profesor revisó los ejercicios que estaban correctos , se sentó en el pupitre del costado del azabache.

Se acercó al menor y le susurró— tus ejercicios están correctos

Los gruesos labios de JiMin se estamparon en los de YoonGi, el menor correspondió el beso de inmediato.

Los labios de JiMin, gruesos y rosas sabían a fresas, eran suaves y delicados .

Los labios de YoonGi, en cambio, delgados, pero igual rosados sabían a café y coco.

Un beso, dos besos,tres besos, cuatro besos , cinco besos y siguieron hasta los veinte , los ejercicios del azabache estaban correctos.

Tal vez tener clases de apoyo no sea una perdida de horas para dormir. Él pudo disfrutar de aquellos besos como si nunca hubiese besado a alguien.