Han pasado meses desde lo de el, aún planeo una buena venganza porque no soy muy buena en ellas a decir verdad.
Desde ese día el trata de contactarme para hablar sobre lo qué pasó, pedirme perdón pero el daño que hizo no se sanara con una simple palabra y más mentiras de su parte. No había pasado un día cuando Jacob ya había regresado con Millie, todos preguntan que fue lo qué pasó conmigo pero él no tiene el valor de decir que me engaño, que miente sobre su relación, etc.
Y yo tampoco he dicho nada, tal vez por lástima o que algunas personas piensen que lo digo por fama. La cual gane demasiado en los últimos meses. Motivo por el cual estudio en casa y ahora dando vueltas por el mundo, como la divaza.
Camine por la casa descalza como siempre, cuando sentí mojado y algo en mis pies. Suspiro mirando a bajo y estaba lleno de lodo y agua.
—¡Finn Wolfhard!—lo llamó y él asoma su cabeza—, ¿Cuantas veces te he dicho que te quites los zapatos al entrar?
—Ya ya, perdón lo volví a olvidar—dice con un puchero y yo niego.
Con Finn compartíamos departamento en New York, era muy divertido y yo amo pasar tiempo con el. Más ahora que somos novios, o bueno no oficialmente pero si algo más que amigos. Me ayudo demasiado.
—Pues que sea la última vez o a la otra, tirare todos tus zapatos por el balcón—le advierto y el asiente riendo.
—Si, mamá...—me dice burlón y le saco el dedo del medio.
Me siento en el sofá rodando los ojos, Finn y yo nos volvimos demasiado cercanos desde eso, aunque no he olvidado a Jacob del todo el lo sabe y está de acuerdo. Es lindo pues hace de todo para enamorarme.
—Algo huele mal...—me digo a mi misma y rápidamente huelo mis axilas, nada.
—Ahm, a mi no me da olor a nada—dice el chico de rulos nervioso mientras se acerca.
—Joder, huele a... muerto.
—Será tu corazón—murmura y yo golpeó su hombro soltando una risita.
—No...—murmuro negando y me levanto, quito el cojín y hago una mueca—, ¡Tenias que tirarlo hace unos días!
Grite al ver a Elvis, nuestro hámster muerto.
—Lo siento, quería organizar un funeral... pero lo olvide.
—¡Sácalo de aquí!—el ríe asintiendo.
Sin duda hacia mis días más divertidos.
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Narra Jacob.
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—¡Cállate!—le grito a Millie que no dejaba de joderme la vida.
—¡No me grites, idiota!—me dice gritando y se sienta enojada en el sofá.
Si, volví a la misma farsa de hace meses, donde se dice que estoy enamorado de Millie. ¿Porque? Porque si Camilla abría la boca, necesitaba algo para hacer que eso se olvidara rápidamente.
Pero ella ahora no dice nada lo cual me pone nervioso, tengo tantas ganas de verla. Aún no entiendo que me paso en el tour para haber besado tantas chicas.
—Jacob tengo hambre.
Me levante rendido, estaba harto de darle la contraria y tener que estar como perros y gatos.
—No mejor no, no tengo hambre.
Muerdo mi labio enojado y doy reversa para recostarme.
—Aunque ahora que.....
—¡No! si quieres algo párate tu, ya me harte—digo y salgo de ahí para caminar al parque. Terminaría muerto de desesperación entre Camilla y Millie.
Llegue al parque el cual estaba todo mojado por la lluvia de hace rato, pero qué más da. Me senté en una banca suspirando. Quería ir a casa de nuevo.
Estaba por bajar la mirada cuando escucho su risa, esa risa que me hizo tan feliz mediante videollamadas y en persona.
Sonrio al verla pero esta misma desaparece cuando veo que va con un chico, no puedo ver quien es pues van de espaldas. No lo negaré, eso fue la gota que derramó el vaso.
Mis lagrimas comenzaron a salir, con ella era felicidad. ¿Porque fui un idiota?
Ahora ella está con otra persona.
No sabes el daño que me haces Camilla.
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Narra Camilla.
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—¡No!—grito riendo mientras él me abraza por la cintura parando de hacerme cosquillas.
Después de hablar un rato salimos a comprar algo de comer, ya que no había nada en casa así que buscaríamos algo. La verdad me sentía nerviosa y no entiendo porque, me sentía observada lo cual era algo molesto.
—Finn, siento que alguien nos mira.
—¿Y como no? Contigo todos lo hacen, eres hermosa—sonríe besando mi mejilla y yo niego riendo.
—Habló enserio...—digo mirando a mi alrededor.
Me siento nerviosa, pero nerviosa justo como Jacob hacia qué me pusiera.
