Capítulo 1: Empieza una nueva vida.

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Hoy, 29 de Febrero es mi décimo octavo cumpleaños y como cualquier persona mayor de edad sin padres tengo que ir al ejército estelar, porque aquí da igual si eres hombre o mujer, es una obligación para los huérfanos que nadie adoptó, los llevan al ejército a morirse, pero si no mueres has tenido suerte, normalmente suele haber mucha guerra y bastantes catástrofes espaciales, por suerte e estado entrenando porque yo sabía mi futuro, que nadie querría adoptarme. Pero la cosa no acaba ahí, también hay gente que se entrena solo para ir y enorgullecer a los demás, unos falsos que solo piensan en la fama, pero bueno, hay dos grupos distintos, los hijos de personas que les sobra el dinero y van más que preparados a por más dinero, y luego vamos nosotros, los huérfanos mayores de edad que nadie a querido y que para la gente somos despreciables.

Iba en un autobús camino al ejército, todo el autobús iba lleno de gente como yo para ir y arriesgar sus vidas. El autobús iba dando tumbos por la carretera y sabiendo la situación era fácil que alguien se sintiera mareado, pero mi mentalidad ya estaba en lo correcto y no padecía ningún ataque de ansiedad.
Cuando llegamos estaba el instructor que nos daría órdenes de qué hacer, dónde ir y como hacer las cosas, nada fuera de lo normal.
Cuando nos saludó empezó a pasar lista de la gente:
— Mikaela Wezen... —
Pero en el que me fijé más fue en:
— Edward Kuma... —
Era un chico alto, algo escuálido, con ojos azules oscuro y pelo marrón, no se hacía notar mucho en la gente, pero yo me fijé en él más que a nadie, pero lo dejé pasar y empecé a pensar en otras cosas. ¿Y si cuando esté en alguna batalla me matan al instante?, pero supongo que nos podrán entrenar bastante bien, pero mi mayor miedo es... Y si cuando muera nadie se llega a acordar de mí o muero en vano sin ganar nada... Si muero de tal manera no podría soportarlo, aún que claro estaré muerta, ¡Pero aún estando muerta no estaré tranquila!

El inspector nos llevó a nuestra habitación, una para cada uno, me esperaba más en plan una para cada cuatro con literas, pero se ve que muchos padres no han muerto, la tecnología avanza señores, wow...
Empecé a colocar todo lo que llevaba en la maleta, era poco pero eso me mantenía lo suficiente. Cuando terminé era la hora de ir a comer, estaba a cerca de mi habitación con lo que no me conllevó mucho tiempo en ir, allí era como un comedor de un colegio, los populares por un lado y los nerds por otro. Fui a por una bandeja de comida y me senté sola, sin nadie a quien molestar ni que me molestara, pero... Vaya casualidad Edward se sentó conmigo, no sé sus motivos de porque lo hizo, pero en ese momento no me apetecía hablar con nadie y estar en mi silencio, pero tampoco voy a ser mal educada y por qué no, hacer más amigos.
— Hola — Me dijo sentándose a mi lado tirando casi la bandeja sobre la mesa con una sonrisa.
— Hola — sonó más grave de lo que parecía y empecé a sorber un poco de mi zumo de manzana mientras miraba a otro lado para conseguir la máxima incomodidad y provocar que se fuera lejos de mi vista que aún que quisiera ser su amiga prefería estar sola.
— Yo soy Edward — Me dijo tan amablemente mientras me quitaba el zumo de las manos.
— Oye, ¿qué te crees que haces?
— Beber un zumo mientras hablas con alguien y lo intentas evitar no es de buena educación.
— Ah claro alguien se deshidrata pero espera me voy a morir un poco más hasta que hablemos ¿No?, Además tú qué sabes de educación si igual viviste en la miseria — No quería que sonará tan borde, pero consiguió que lo hiciera. Le quite mi zumo de las manos y seguí bebiendo mientras él empezaba a reírse.
— Nunca había visto una chica tan sincera cuando a vivido lo mismo, ni tan loca por un zumo — en ese momento su sonrisa volvió a cobrar vida.
— Oh por dios, ¿podrías irte? Me gustaría estar sola y tú Edward Kuma impides mi soledad.
— Pero si te acuerdas de mi apellido y todo Mikado de chocolate.
— ¿Perdona? ¿Mikado de chocolate? ¡Eres de lo peor, pero lo peor es que tendré que trabajar contigo! — Soné brusca de más, pero esta vez intencionadamente, me molesta mucho que alguien se meta conmigo sin más, eso me llevó a muchos problemas de socialización en el pasado pero que le hacemos si soy asi, me levanté y cogí mi bandeja cuando él me cogió del brazo y se levantó.
— No hace falta que te vayas tú, yo vine a incordiar y yo me voy a otro sitio Mikaela Wezen. — Me volví a sentar en mi sitio y le miré con el rostro amenazante mientras no dije nada y él se iba muy molesto con otro grupo.

Al rato cuando terminé de comer me fijé en él, me siento culpable de haberle dicho todo eso, pero de repente les veo a todos reír en carcajadas cuando todas sus miradas estaban concentradas en Edward. Me dio demasiada rabia como para arrepentirme de pensar eso pero lo que más rabia me dió es de que estaba coqueteando con todas las chicas de la mesa y ellas con él.
Pero será el típico guaperas de turno que solo pilla a las facilonas, ese ni sabrá lo que es la palabra «Amor» un sentimiento demasiado fuerte que podría hacerte la persona más feliz como que en un pequeño microsegundo destrozartela con un solo gesto, palabra, o tan siquiera una mirada.
Ya de buenas a primeras este chico me está cayendo de lo peor, pero claro no voy a juzgar mucho si no lo conozco casi, pero no me da buena impresión.

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