P r o l o g o

616 30 20
                                    

Prólogo

HIRO

La tía Cass me había pedido que le ayudara con la cafetería, ya saben, a hacer de mesero, y esas cosas. No era tan malo trabajar ahí, sin embargo, era algo aburrido. Ver gente comer y beber no era algo que entraría en mi lista de pasatiempos, en fin. No trabajaba solo, había una compañera de trabajo de más o menos la misma edad que yo.

— ¡Hamada! —gritó, chasqueando sus dedos frente a mi—. Jeez', siempre estás en la Luna.

— Lo que pasa es que me hablas cuando estoy desprevenido —le di un pequeño empujón.

— ¿Desprevenido? Yes, of course. Ahora resulta que estar en modo asshole es estar desprevenido.

— Ajá —bufé—. ¿Qué necesitas?

— ¿Me podrías ayudar con aquella mesa de allá? —se quitó el mandil—. Quiero ir al baño —me sonrió, para luego correr al baño de la casa.

Mi tía Cass le tenia mucho cariño a Katherine, y ni siquiera sabía porqué. Solo sé que desde que Kat conocía a mi tía desde que nació, creo. Era algo así como... amiga de la familia.

Ella no era de San Fransokyo como nosotros, más bien, creo que ella era de Estados Unidos, pero había viajado por todo el mundo, conociendo casi cualquier país que pensaras.

...

Cuando la jornada había terminado, tia Cass decidió invitar a Kate a pasar la noche. Tal vez quería que hiciésemos una clase de pijamada a o algo por el estilo. Y así fue, mi tía le prestó una pijama que casualmente tenía por ahí. Kate se veía graciosa, pues esa era ropa de hombre.

— ¿De qué te ríes, Little japonés?

— De ti —le sonreí con cinismo.

— Qué raro eres... — rió—. Oye, por cierto. Yo tengo que hacer videollamada con un amigo, ¿no te molesta, verdad?

— Nah —me recosté en mi cama.

— ¡Bien! —bajó las escaleras, y a los pocos segundos volvió a subir, cargando una laptop en sus manos—. Si quieres hablar con él, solo debes acercarte —me sonrió—. Se llama Miguel, es de México.

— ¿México?

— Sí. Tacos, tortas, tamales, etcétera.

— ¿Tamales?

— Una cosa llena de masa y otros condimentos —rió una vez más—. Ahora, shhh. Le voy a llamar. Solo que no te sorprendas, yo tampoco lo he conocido en persona.

Tenía curiosidad por conocer a alguien de otro país, así que con algo de lentitud me acerqué a la computadora de Katherine. Había oído rumores sobre eso de conocer gente por internet, ya sabes, esos que engañan y en realidad son hombres de 40 años. La verdad, Kat se me hace alguien muy valiente por interactuar con personas que viven al otro lado del mundo.

La llamada había sido respondida, dejando ver a un sonriente niño moreno. ¿El era Miguel, no?
No parecía un hombre de 40 años...

𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐭𝐮́ 𝐧𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐬 │ ℋ𝒾𝓇𝑜𝑔𝓊𝑒𝓁/ℋ𝒾𝑔𝓊𝑒𝓁 【 Disney 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora