— ¿Hasta cuándo dejarás de verlo como un trozo de carne? —se quejó Ten.Él como Jungwoo estaban en las bicicletas fijas, pedaleando con pereza, perdiendo tiempo y dinero en la mensualidad en el gimnasio. Para ser honestos, ninguno tenía las ganas de hacer ejercicio, tampoco de ponerse en forma; ¿para qué? Ambos eran sumamente delgados, y aunque a veces Ten tenía tendencias a subir de peso, el baile lo mantenía a raya y los músculos se le delineaban suavemente. Jungwoo tenía buenos genes, así que era el típico chico que podía comer como troglodita y no engordaría nunca. «Maldita genética» se quejaba de vez en cuando el tailandés, celoso de su mejor amigo, al verlo comerse un montón de comida chatarra y él solo podía respirar lechuga y tomates cherry.
En medio de ese maloliente lugar, Ten volvió a quejarse, no fue por los ruiditos extraños que los hombres hacían unos metros más allá: tratando de cargar pesas bestiales, queriendo impresionarlos, mucho menos las muchachitas—que como ellos— pagaban la mensualidad y solo iban a sacarse fotos de cuerpo completo; presumiendo resultados en redes sociales. No, Ten se quejó porque Jungwoo lo ignoró olímpicamente desde que llegaron al lugar, y según el reloj digital en lo alto del lugar, indicaba que tenía media hora hablando como loco, mientras Jungwoo se comía al tipo que estaba enfrente de él. Alto, semi bronceado, con cuerpo bien trabajado, de cabellos castaños y sonrisas coquetas. Jungwoo solía perderse la mayoría de las veces en las que el tipo se le atravesaba en el camino, en su cabeza solo existía Yukhei, Yukhei y más Yukhei; probablemente también un par de fantasías candentes, pero se las reservaba para él solo, o al menos para cuando estaban a solas y lejos de esas niñitas que se le pegaban como moscas.
Ten seguía sin entender cómo es que dejó que su amigo lo arrastrara hasta ese lugar, siendo ya el sexto mes en que pagaba de forma estúpida la suscripción, estaba estudiando danza, mientras algunos días a la semana trabajaba en una academia de baile; los gastos los tenía contados, pero ahí estaba: derrochando dinero que no tenía, tiempo privilegiado que podía usar para dormir más y sin ser juzgado por la gente, porque hablaba como loco y su mejor amigo estaba en las nubes.
Recordó que aquello había sido fácil, Jungwoo tenía el poder de chantajear a cualquiera que se le interpusiera en el camino, él incluido; así que cuando el menor le hizo un puchero y los ojos de un cachorro, ni como negarse. El primer mes corrió por cuenta de Jungwoo, asegurándole que si no le gustaba el lugar, dejarían de ir. A lo que Ten estuvo conforme, pero no del todo; ¿para qué diablos iba al gimnasio si el tipo era bastante delgado? Además de perezoso, debía admitir. Al principio no lo comprendió, Jungwoo era torpe, hacía los ejercicios, pero siempre se quejaba; por lo que les pusieron un entrenador personal a cada uno. Entendió después del tercer día.
Cuando Yukhei—el entrenador a cargado de su mejor amigo—apareció, Ten pudo ver brillos en los ojos del coreano, como de pronto se volvía atrevido, aunque las mejillas rojas lo delataran; y prácticamente se volvía un descarado frente al hombre. Aquella faceta solía usarla en la universidad, porque Jungwoo era todo menos santo, aunque tuviera la cara de un bebé y se la pasara haciendo aegyo para que los mayores les compraran comida y no tuvieran que gastar dinero en vano. Ten rápido entendió el por qué del motivo de estar un gimnasio, en pleno verano.
«¿Has tenido un flechazo con él, no?» le preguntó un día, cuando Jungwoo no dejaba de babear el lugar en el que estaban, sobre una colchoneta; Ten haciendo las tres series de abdominales como John—su entrenador—le dijo y Jungwoo estaba echado, soñando en las nubes, viendo metros más allá a Yukhei, mientras este realizaba su entrenamiento diario. «Por eso estamos aquí, joder» recriminó. Y es que cuando al menor se le metía algo en la cabeza, o al menos un hombre guapo; hacía todo lo posible por salir con él, nadie se resistía a sus encantos, decía de vez en cuando y Ten estaba seguro que Jungwoo no descansaría hasta tener a Yukhei entre sus sábanas—porque las manos ya era muy poco en la actualidad—.
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JW's boyfriend and his friend Ten [luwoo/johnten]
Fanfic«Donde Jungwoo es el coqueto novio del entrenador Yukhei y Ten un espectador más.» llamado anteriormente: "En el gimnasio". autor: johnclowns género: "comedia", au, romántico, humor. advertencias: una historia muy incoherente y algunas cosas en do...