El viaje de Nick Wilde

Capítulo 2 - La Amenaza

*Voz*

—Todo está oscuro... no veo nada......... pero........ sin embargo, puedo ser capaz de sentir todo y así poder atravesar mi oscuridad, una melodía dulce, triste y tenue me guía, y puede ser que me lleve a mi muerte o a mi victoria..... no lo sé, pero es interesante—.

Unos ojos de color amarillo intenso se abren mirando al techo, observando el vacío, su respiración es débil, casi nula como si no quisiera respirar, una garra negra se alza alcanzando su vista para cubrirse el rostro. De un leve impulso hacia adelante, se pone de pié y observa la oficina en la que se encuentra; una elegante habitación de paredes cubiertas de papel tapiz blanco decorado con símbolos de tréboles y as de espadas de color negro, con finos muebles de madera oscura y un centro de mesa de vidrio ámbar, el ambiente lleno de un aroma a libros viejos y vino. Camina lentamente hacia un espejo donde se observa detenidamente, era un lobo negro con ropa elegante, una chaqueta de terciopelo color café, y pantalones negros, su mirada penetrante y su seriedad se acentuaba más que nada. De pronto alguien golpea suavemente la puerta. La puerta se abre y entra una Pantera. Este al ver al lobo le dice.

—¿Estabas ocupado?...—pregunta con cautela. El lobo mantiene su mirada a otro lado mientras responde.

—...Lo de siempre— .

—Entiendo.... En fin, te he traído lo que me has pedido.—comenta la pantera.

—Te has tardado.— responde el lobo en un débil tono seco.

—No ha sido fácil. Además no cuestiono tus planes pero espero sepas lo que haces.— la seria mirada de la pantera enfoca al lobo estoico, pero este solo lo mira por un segundo dirigiendo su mirada nuevamente al espejo.

—Todo irá acorde al plan.— Responde con firmeza. La pantera sonríe sutilmente y le entrega el frasco.

Jueves 17 de Enero

8:00am - Comisaria Central ZPD

El búfalo de un cuerno camina a paso agitado, con su acostumbrada mirada malhumorada recorriendo los pasillos con un conjunto de papeles en su pata derecha, los oficiales le saludan y el responde de manera tosca asintiendo, de pronto escucha el alegre saludo de Garraza.

—¡Buenos días Jefe!, ¿que tal amaneció?— pregunta alegremente el leopardo conociendo bien el actual humor de su jefe. El búfalo asiente con la cabeza, continuando su camino.

En ese instante entra corriendo al recinto Judy, quien al ver a Garraza lo saluda de manera efusiva, continuando su rumbo a la oficina de Bogo, el leopardo se queda con la mirada atónita viendo cómo se aleja su compañera. La coneja, al llegar a la oficina de Bogo, esta toca de manera agitada, y una voz le pide que entre. El búfalo al ver a Judy le habla.

—Oficial Hopps, Tome asiento ¿Que puedo hacer por ti?— pregunta en tono calmado pero con una mirada dudosa.

—¡Señor...!— contesta. —Tenemos serios problemas, mire esto por favor.— Le pone sobre la mesa un paquete de papeles. El búfalo al ver esto sobre su mesa mira de reojo a la coneja y le pregunta.

—¿Que es esto?—pregunta.

—Señor, alguien está trayendo un cargamento de armas por mar, aun no ha llegado a la ciudad, el asunto es que no sabemos quien ni porqué.— Al terminar de hablar Judy, Bogo no responde, mantiene un largo silencio dejando a la coneja en suspenso, se levanta de su asiento y da tres pasos hacia la ventana, observa parte de la ciudad, su rostro se llena de furia, entonces el búfalo se gira golpeando repentinamente la mesa con ambas pezuñas a casi romperla. Mirando directamente a la asustada coneja con el ceño fruncido exclama lo siguiente.