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Su padre entró pensando que tenía buenas noticias. Su madre pensaba que eran las mejores; "una tarde entera bajo la luz del día y el sol caluroso había servido para algo más que ponerse morena" pensaba.

Inmediatamente, al entrar a la casa, se sentaron en el sillón y sintieron los cuchicheos de sus hijos. Agradecían a Dios que no eran de esos hermanos que peleaban más de lo que hablaban de esa manera; porque no se tenían que preocupar así de retarlos mientras manejaban, aun que, admite, que a veces lo hacían. Cuando eran mas chicos; normalmente por el color del cepillo de dientes, o del cepillo de pelo, o del tipo de cereal que compraban. Cosas básicas; por las que todos alguna vez hemos peleado.

- Chicos- bastó que su madre grite para que a los dos segundos ellos se encuentren delante de ella. Sonrió satisfecha y les lanzó una mirada divertida mientras ellos se preguntaban de que se trataba todo eso. 

Crystal se fue a sentar al sillón individual pero en el mismo momento; Liam también quiso. Así que la pelea fue por el sillón. Quedaron incómodos y ninguno quería salir.

- Llegué primero- protestó Crystal enfadada. Liam la miró.

- te cambio este feo y viejo sillón por ese de allá, grande y nuevo, donde te puedes tirar sola- le propuso. Ella negó con la cabeza; nada era mejor como el sillón individual porque estaba cerca del baño, cerca de la tele, y al mismo tiempo cerca de la cocina, por lo menos más cerca que los otros; y sus padres sabían eso, ya que habían estudiado sus conductas como dos animales de laboratorio; solo que estos animales estaban bastantes grandes para pelear por cosas sin sentido, como por ejemplo, un sillón. Pero a ellos eso no parecía importarles, de echo, a veces su madre sentía que lo hacían a propósito.

- ¡basta!- exclamó ella mientras ambos muchachos la miraron- no comerán, no irán al baño ni prenderán la tele en este instante así que no importa quien se siente allí

- Pero..

- basta- dijo nuevamente- se sientan los dos en el sillón grande

- ¡pero mamá, yo llegué primero!- exclamó Liam. Crystal lo empujó del sillón haciendo que caiga lejos. Comenzó a reír divertida junto con su padre, pero su mamá estaba exhausta. 

Liam se hacía el adolorido, pero en cuanto se paró se dirigió al sillón grande y se tendió poniendo su nuca en sus manos. Ambos sonrieron para escuchar con atención; entonces su madre suspiró; pero se encontraba contenta. Al fin podían desaparecer de allí; al fin podrían tener una mejor vida.

- Bien, ¡muchachos! no puedo esperar a decirles lo que va a pasar- exclamó su madre. Los muchachos fruncieron el ceño; no se veía de esa manera desde que en la fiesta de disfraces había podido conseguir el ultimo; el que ella quería. Su papá parecía tan emocionado como ella; solamente que no verbalmente.

- es que esta noticia es lo mejor..

- ¡mamá!- exclamaron los muchachos divertidos. Ella los miró.

- Dinos ya, ¡tenemos intriga!- dijo Liam sonriendo. Su madre se acomodó.

- Bien, como ya saben, su padre y yo hemos estado viendo casas desde hace un largo tiempo- no- y bueno- puntada en el estomago- hoy día fuímos también- dolor de cabeza, mareos, ¿estaba escuchando lo que estaba escuchando? Tanto el corazón de Crystal como el de Liam comenzaron a latir con fuerza; con fuerza y con más fuerza. Parecía que alguien les pegaba con un palo justo en el centro y no dejaban rastro de ser amables con eso. Liam cerró los ojos con fuerza y se llevó el rostro a las manos,frustrado sin saber que hacer. Negó con la cabeza esperando que no sea cierto- Y bueno, ¡hemos obtenido una casa en Los ángeles!

- ¿los ángeles?- preguntó asustado- ¿Los ángeles? ¿hablan de la calle los ángeles, no es cierto? No hablan de los ángeles como ciudad, porque eso queda al otro lado del país..

- Precisamente, Liam, tu madre y yo creémos que es una buena idea mudarnos, cambiar el aire un poco, volver a lo que éramos antes, empezar de cero, cuando todavía no veníamos hacía acá, ¿comprendes? Nos gustaría que comiences la universidad allá.

- ¿estás loco?- preguntó Liam mientras se ponía de pie- ¿Piensan irnos? ¿no volver?- preguntó asustado. Ellos asintieron y Liam tragó saliva- ¿nunca?

- ¡no! Liam, ¿porque te pones así? Es una magnífica idea, yo creo que es lo mejor que hemos podido decidir, ya sabes, no nos gusta este lugar ni a ti ni a mi padre y las casas que vimos hoy día han sido..

- ¿las casas?- rió Liam divertido- ¿Porque no nos preguntaron? ¡ni siquiera saben si son de verdad, no han ido allá para comprobarlo! ¡podría ser una estafa..!

- ¡Liam! ¡jovencito, ven hacía acá!- le gritó su madre mientras el salía de la casa con un portazo y la sangre corriendo más rápido de lo común. Si el se iba.. Si el se iba ya no la volvería a ver. Su hogar no quedaría a mil kilómetros de distancia si no a dos mil; todo era de color negro en ese momento. Pateaba todo lo que encontraba con furia y pareció ver que una lágrima caía de su mejilla, no lo podía creer. 

Corrió hacía el parque; su parque, el de ellos. El que les pertenecía y se sentó en una esquina de la banca para poder derramar allí sus lágrimas; es que justo cuando su vida comenzaba a cobrar algo de sentido, justo cuando se sentía bien, justo.. Justo todo empeoraba. Odiaba a sus papás en ese momento; odiaba al mundo en ese momento. Menos a ella; la quería cerca, sin ella .. ¿que pasaría? Todo estaría mal. En vez de no verla durante algunos días del año no la vería nunca.

¿tendría que decirle? El siempre había sido sincero con ella; con lo de Karolina, incluso, y eso que no le convenía, pero eso le podía partir el corazón a ella tanto como a él, ¿que sucedía si no lo quería seguir viendo?

Se acercó más a la banca y suspiró frustrado; no era un muy buen lugar para esconderse de ella; pero a veces, no te quieres esconder de alguien, si no de ti mismo.

Una simple canción de verano♫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora