Capítulo 3

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Richard Castle

Acaricio la mano de mi madre, sintiendo cómo mis ojos se humedecen. He esperado tanto este momento que parece que estoy viviendo un sueño. Ya hace cuatro días desde que mi madre fue trasplantada de corazón con éxito. El milagro llegó justo en el momento que más lo necesitábamos; después de que Ambra me avisara de que mi madre había sufrido un nuevo ataque del que parecía que no iba a recomponerse. Pero ante todo pronóstico sobrevivió, y horas después llegó la noticia de que había un corazón para mi madre. Eso era lo que estaban hablando el otro día y de lo que no querían decirme nada, pues no sabía si llegaría a tiempo y no querían darme falsas esperanzas.

Cuatro después, mi madre se está recuperando y todo parece ir bien. Si todo sigue así, en unos cuantos días estaremos en casa y aunque la recuperación será larga, no puedo estar más feliz.

Los ojos de mi madre se abren con dificultad hasta que sus ojos se acostumbran a la luz.

-¿Cómo estás? –Le pregunto, sonriendo.

-Bien –susurra solamente pero sus ojos no pueden ser más expresivos, y éstos están repletos de felicidad por esta segunda oportunidad que le ha dado la vida.

-Estoy tan contento, madre –confieso, apretando su mano. Ella me sonríe.

-Yo también –responde. En ese momento noto que mi móvil vibra dentro de mi bolsillo pero decido no hacerle caso y aprovechar el tiempo hablando con mi madre.

Un rato después, cuando salgo del hospital para ir a comer algo a algún restaurante cercano, estoy cansado de la comida del hospital. Me encuentro con lo que jamás me habría imaginado: Sophie junto a su abuela y su madre están en frente de mí. Mientras que la niña ha salido corriendo en cuanto me ha visto, sus acompañantes se han quedado más rezagados. Abrazo a la niña cuando llega a mi altura y beso varias veces su cabeza, ella aprovecha y esconde su cara en mi cuello.

-Te he echado mucho de menos, Sophie –confieso, apretándola contra mi cuerpo.

-Yo también –me dice, haciéndome sonreír. Ahora que la tengo entre mis brazos, me he dado cuenta de que la he echado más de menos de lo que pensaba.

-No esperaba verte. ¿Cómo has sabido que estaba aquí? –Le pregunto pero la llegada de las otras dos mujeres nos interrumpen.

-Hola, Rick –me saluda Johanna. Yo le devuelvo el saludo y vuelvo besar a Sophie en la mejilla, contento por la sorpresa de haberla encontrado allí.

-Hola –dice Kate y yo la miro serio antes de contestarle. La última vez que nos vimos me hizo mucho daño.

-Hola –contesto con sequedad, aunque hubiera preferido ignorarla pero no me educaron así y no estamos solo. No quiero que la niña pierda la sonrisa que tiene en los labios.

-¿Cómo está Martha? –Inquiere la mayor de las Beckett.

-Recuperándose –respondo con una sonrisa, agradeciendo su preocupación. Johanna siempre me ha parecido una gran mujer.

-Me alegro –sigue-. Sophie nos ha hecho buscaros por todos los hospitales hasta encontrarte –confiesa, acariciando la espalda de su nieta.

-Yo quería verte –me dice la niña, haciendo un mohín con los labios-. Además, tengo que darle besos de los que curan a tu mamá. Yo te lo dije –me recuerda y yo asiento, feliz de tenerla allí conmigo-. Mami te mandó un mensaje pero tú no contestaste –me reclama y yo saco el móvil de mi bolsillo para comprobarlo.

-No lo vi –le digo después de desbloquear la pantalla y ver la notificación-. Estaba con mi mamá.

-Vaaaaale –acepta-. ¿Jugamos? –Me pregunta, haciéndome dudar pues muero de hambre. Además, aquí no hay sitio para jugar.

Que bonita la vida (final alternativo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora