La Princesa y el Cordero

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Se encontraba sentada viendo hacia el horizonte. Sus ojos se habían posado en aquel simpático hombre que lavaba diligentemente  un Rollsroyce del año color plata. Su nuevo empleado provenía de Croacia. Para ella  sus sirvientes como gustaba llamarlos eran como mascotas o títeres de un circo. Le gustaba moverlos a su antojo. Desde que lo vio por primera vez en aquel catalogo "The Perfect  Bodyguard" pensó en adquirirlo. Debía tener aquel prototipo como fuera. Su precio era alto, así que se suponía estaría dispuesto a morir por ella en todos los sentidos. 

El sol brillaba mas que nunca. Altagracia cubierta de un diminuto bikini dorado disfrutaba del sol en una de sus tantas mansiones frente al mar. Ese bikini no dejaba mucho a la imaginación. apenas cubría sus bellos y operados senos, mientras que la parte de abajo se enredaba profusamente entre sus  también retocadas nalgas. Le encantaba ser el centro de atención. No dudo en llamar a una de sus sirvientas para que le preparase un bloody-mary era su bebida favorita. Cualquier momento era perfecto para disfrutar un refrescante trago.

No se cansaba de ver el cuerpo fornido de Dimitri. Sentía un delicioso cosquilleo en todo su ser cuando escuchaba la voz de su valiente guardaespaldas. Su mirada dulce y a la vez fuerte la enloquecía. Cada vez que el clavaba sus grandes ojos azules sobre el debía contenerse para no poseerlo cual dominatriz. Dimitri solo llevaba trabajando para ella un par de semanas. Ella disfrutaba paseando frente a él en sus diminutos atuendos. Siempre tenia algo que encomendar en altas horas de la noche. Pero aquel hombre permanecía impasible a los encantos de la rubia. Parecía que los ardientes ojos grises, el cuerpo de infarto y la larga melena dorada de la millonaria no le producían el mas mínimo escalofrió. 

Mientras la patrona observaba cada centímetro  de su propiedad. Algo la hizo estallar en ira. Una de sus empleadas se había lanzado a la caza justo frente a sus ojos. Vio con desagrado como aquella simple sirviente le llevaba una bebida fría al fatigado trabajador.

___Maldita__ dijo Altragracia tirando al suelo el vaso de bloody-mary le importaba muy poco los pedazos de vidrio esparcidos por todos lados. Camino apresurada hacia ellos. 

__Lárgate__ no quiero ver que hagas tareas que nadie te a pedido. Si en algo aprecias tu sustento. __ grito sin darle tiempo a disculparse a la pobre trabajadora. Ana salio corriendo de la escena visiblemente afectada. 

__¿Que hizo ella para merecer semejante regaño?__ pregunto Dimitri muy irritado. Sentía impotencia al ver como la estirada de su patrona había tratado a la pobre Ana. Pero no era mucho lo que podía hacer, necesitaba el dinero. Su familia dependía de él.

__Porque se me da la gana__ contesto tan altanera como siempre. __Esta noche necesito me lleves a lugar muy especial para mi__ dijo Altagracia. Cambiando irreverente  de tema.

___Si señora como mande__  contesto Dimitri agachando la cabeza como un can regañado. Altagracia disfrutaba en humillar a todo aquel a quien consideraba inferior. Aunque con este hombre no sentía la misma satisfacción.

Horas mas tarde, se dirigieron hacia el lugar ordenado. Dimitri corrió abrir la puerta del auto para que la reina bajase. Le abrió la puerta de aquel finísimo lugar. En ese momento Altagracia le dijo que el era su invitado. Así que debía entrar con ella. Dimitri se sintió un tanto perturbado por la invitación. No le caía en gracia tener que cenar con aquella mujer tan odiosa. Aunque el consideraba era atractiva al extremo. Su actitud de superioridad le colmaban la paciencia. 

Sin chistar acepto, con una falsa sonrisa en el rostro. 

Altagracia aparto un lugar privado en el Il Bello Restorante.  Era una de los sitios preferidos para comer de la clase alta de Malibú. Aunque Altagracia era de origen  italiano se había establecido desde que cumplió la mayoría de edad en Malibú. Sentía que era el lugar perfecto para una mujer de mundo. Así le gustaba llamarse a si misma. Al morir sus padres en un accidente tuvo que hacerse cargo del imperio que con mucho trabajo su padre había construido.

ALTAGRACIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora