Croacia Salvaje

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__Madre voy de salida__ dijo Ludwika apurándose para no perder la pequeña buseta que pasaba cada dos horas por su pueblo. No quería  llegar tarde a su trabajo como empleada domestica en la casa del viejo acaudalado de la región, Romanov. Bueno al menos eso creían sus padres. 

__Mientras iba en la buseta, pensaba en como pudo casarse con un perdedor. Se dejo llevar por la lujuria que le provoco Dimitri desde que lo vio por primera vez en el cumpleaños de su abuela paterna. Dimitri era el mejor amigo de su primo. Le fascino la imagen de rudeza y fuerza que emanaba de él. Sus padres le aconsejaron miles de veces que buscara algo mejor. Que estudiara, tenían la esperanza de que su única hija les llenara de orgullo con sus logros. Pero la joven caprichosa desecho todas las buenas palabras y se caso a escondidas con el hijo del pescador. Que se dedicaba a enseñar artes marciales a los niños del barrio. Posiblemente sintió atracción o curiosidad por aquellas lagunas en la vida de su esposo. ¿De donde o quién le enseño a pelear? ¿Como aprendió a usar armas? lo único que logro sacar de entredientes luego de una noche de tragos fue que un gran amigo le enseño a defenderse cuando mas lo necesitaba.

__Tienes diez minutos de retraso querida__ dijo el ricacho del pueblo. Mientras Ludwika se apresuraba a cambiarse en uniforme por una bata blanca totalmente transparente.

__Disculpe Señor__  dijo sonriendo con picardia, ya estoy aquí.

__Acércate__ dijo el viejo. Romanov era un hombre de cincuenta años. A quién le encantaban las mujeres jóvenes y prohibidas. Cuando conoció a Ludwika quedo prendado de inmediato. Ludwika era una chica de generosas proporciones, grandes senos y redondas nalgas.  Su blanca piel, sus grandes y expresivos ojos verdes y la forma inocente y perversa a la vez con la que sintió lo miro hizo que enloqueciera de inmediato por ella.  Le ofreció la vieja casa de sus padres al inocente de Dimitri a un precio lo suficientemente barato para comprarla, pero necesariamente cara para necesitar aceptar trabajar en el extranjero. El mismo Romanov  recomendó a Dimitri a la agencia de Guardaespaldas.

Ludwika obediente como gatita en celo se acerco hasta donde se encontraba sentado el experimentado galán. Se arrodillo frente a él. Dispuesta a cumplir  la fantasía del día. El viejo Romanov le pagaba cien dolares  por cada fantasía cumplida. Si la chica lograba mas de lo esperado recibía regalos y joyas. Ella pensaba que lograría seducirlo, ganarse su amor y quien sabe si hasta convertirse en la esposa del playboy de pueblo. 

__Romanov se puso en pie. Desato el nudo de la bata negra de satine que llevaba puesta. Dejando su notable amigo al descubierto. A pesar de su edad, lograba erguirse igual que la Torre Eiffel. Ludwika entendió el mensaje. Sabia que era hora de practicar el mejor cunnilingus jamás realizado. Tenía que dejarlo sin aliento. Decidió empezar lentamente. Sus uñas acariciaban con ternura el preciado juguete. Mientras su lengua humedecía suavemente todo cuanto tocaba. Pronto la presa empezó a palpitar  tras cada lamida. En ese momento supo que debía intensificar aun mas sus movimientos. Su boca comenzó a engullir cada con mas profundidad el pene de medio siglo. La garganta parecía no tener fin. Entraba y salia, entraba cada vez mas y salia goteando placer. Sus manos por su parte jugueteaban con el abandonado par de canicas. Ya ella podía sentir el salado sabor de las gotas de vida que brotaban del proyectil erecto. No tardo mucho en lograr ganarse sus merecidos cien dolares. Lo bueno era que el playboy no tenía mucho aguante. Con una sola corrida tenia para ser feliz. 

__Una vez terminado sus oficios, Romanov le señalo hacia la mesa cerca de la puerta. Allí estaba el sobre con los billetes bien merecidos. Agradeció y se retiro a la brevedad. Debía llegar a casa temprano. Sus padres eran de la vieja escuela. No les gustaba que su hija casada anduviera por la calle  y provocar la lengua viperina de las beatas del pueblo. 

Estando recostada placidamente en su habitación pensaba en que haria cuando su esposo regresara. No deseaba una vida llena de limitación y frustraciones. Cada vez que visitasba a Romanov se imaginaba viviendo en esa mansion. La casa de dos pisos era unica en aquel sitio. Pintada con colores marrones y uno que otro toque de amarillo, hacia que brillara cada vez que el sol bañaba su fachada. Cuando podi recorria los largos corredores. Admiraba la gran coleccion de cuadros, jarrones y muebles antiguos que cuidaba celosamente el engredio señor. No entendia como ninguna mujer habia logrado atraparlo y vivir como reina en ese palacio. Algo muy dentro le decia que ella seria quien ocupara la vacante. 

Suena el teléfono...

__Ludi es Biserka__ grito la madre desde la sala. Ludwika salio  como una bala de su cuarto a buscar el inalambrico. Aguanto la lengua hasta volver a encerrarse en su escondrijo.

__Hola amiga__ dijo alegremente. siempre conversaban de sus hazañas. Juntas soñaban con ser ricas y famosas. Querían viajar y conocer el mundo. Cuando eran adolescentes se prometieron mutuamente si alguna de las dos  lograba ser rica ayudaría a la otra.

__Como te fue hoy__ pregunto la vidajena Biserka. Ella no quería perder detalle diario de las andanzas de su amiga. En el fondo sentía algo de envidia. Ella también  fue empleada sexual de Romanov. Aunque sin éxito, pues no logro ser la señora de la mansión Romanov. Tal parece que la ardiente peliroja, de un metro sesenta, ojos marrones y bien delineadas cejas coposas no llegaron al corazón de adinerado croata.

__Pues lo mismo de siempre__ dijo en tono aburrido. Una chupadita no mas. Todavía tenia  el sabor pastoso del liquido seminal atorado entre los dientes. pensó en cepillarse. 

__Tranquila amiga__ dijo aupando a su compinche. __ Es un proceso cariño, ya veras que ese hombre caerá muy pronto. Esta envejeciendo. No creo que pretenda pasar sus últimos años solo. Las dos chicas no tenían idea de que Romanov ya estaba casado. Era un total secreto para los pueblerinos. Su mujer estaba encerrada en una clínica psiquiátrica. Luego de la muerte del hijo de ambos a los cinco años enloqueció. Romanov conoció a su mujer en los años que vivió en Inglaterra. Nunca contó a nadie  excepto a sus difuntos padres,  que se había casado. Y mucho menos que su hijo había muerto tras sufrir de una larga enfermedad. El miserable utilizaba a las ilusas rameritas del pueblo para satisfacer sus deseos carnales. Cada dos meses viajaba a Inglaterra a visitar a su esposa. Quien vivia en el pasado. Su mente se extravió el día que su pequeño sucumbió ante la leucemia.

__Y tu como vas con Jean Philippe__ pregunto maliciosamente Ludi. Jean Philippe era un joven francés acaudalado que había visitado en varias ocasiones el puerto de Rovinj. Hasta que decidió abrir una compañía atunera. Estaba casado con una insípida mujer noble de París. Biserka era empleada en la compañía atunera. Logro llevarse a la cama un par de veces al parisino sin ningún beneficio. Pensaba que solo necesitaba mas tiempo. Para enseñarle todo lo que perdía cuando la ignoraba y trataba como una cualquiera cada vez que le venia en gana. Biserka había terminado el bachillerato cosa que le permitió conseguir uno que otro empleo de secretaria o asistente de algún viejo verde.

Luego de hablar por un rato se despidieron. Ludi necesitaba descansar. No quería convertirse en una mujer ojerosa. No vaya ser que no le gustara mas al cincuentón. 

Después de cerrar la llamada. Se dio un baño. Una buena cepillada de dientes. Reviso el celular antes de dormir. Dimitri le había enviado un mensaje. Ludwika viro los labios hacia un lado a la vez que  torsia los ojos. Le fastidiaba todo lo que venia de Dimitri. Desde que se  fue solo le enviaba miserias. ¿Que podía hacer ella con los pobres quinientos dolares que recibia cada dos meses? Se durmió mientras maldecía su situación y pensaba en lo cómoda que debía estar la cama de su jefe.






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