Soy tu Dueña

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Luego del bien planeado viaje a Islandia la rubia decidió tomarse unas vacaciones. Como si su vida entera no fueran vacaciones. Grecia era el lugar perfecto para relajarse y llevar a cabo sus maléficos planes. Solo le informo a Dimitri que viajarían a Grecia. La rubia necesitaba descansar la mente y el alma, como si tuviera lo segundo.

Una vez en aquel paradisíaco lugar Altagracia tenia todo a su favor y era hora de informárselo a Dimitri. Tenia el poder y pretendía aplastarlo. 

La primera noche en Santorini lucía mágica. Altagracia contaba con una de las exclusivas casas frente a la costa. Ella era fanática del mar. Le encantaba aspirar profundamente la brisa salada que golpeaba su rostro. Sus pulmones lo agradecían. Contrato al mejor chef de Grecia. Quería que todo fuera perfecto e imponente. Le envió un elegante esmoquin color gris a la habitación de Dimitri, con una nota que decía. "Lo quiero ver en ti, y es una orden". con sus labios marcados en el papel. Se podía sentir el olor a violetas que despedía la marquilla de lipstick de cién dolares. 

A las siete de la noche ambos estaban finamente ataviados. La mesa ubicada estrategicamente en el balcón, ofrecía una vista alucinante. El ambiente era cómplice de las intenciones de la maquiavélica mujer. En un momento empezaron a desfilar frente a sus narices los mas deliciosos platillos. Cordero en salsa agridulce, ensaladas donde las aceitunas negras eran las principales protagonistas. Pimientos rellenos de carne de ternera. y para endulzarles la noche, chocolate griego recién hecho. Mientras se deleitaban con la obra del chef. Altagracia repasaba una y otra vez las palabras con las que sacaría del macabro silencio a su ardiente títere. 

__¿Te gusta ver películas?__ pregunto mirándolo con el sinismo que solo ella conocía.

__Ujmmm__ contesto. Tal parece que el ataque de arrepentimiento y la mía culpa no se iban del acongojado Dimitri. El no era ese tipo de hombres. El era mejor que eso. O eso pensaba hasta hace un día. 

__Bien acompáñame, quiero mostrarte algo__ dijo la rubia dejando escapar un sonrisa mal intencionada. Le tomo la mano y lo guió tras ella hacia el cuarto de proyecciones. Dimitri sentía como si sujetase la cabeza de una víbora cascabel.  Odiaba a esa mujer por lo que ella representaba. La derrota de los valores que su madre con esmero cultivo en el. Pero mas se repudiaba a el mismo. porque no podía dejar de sentir el mismo brío por ella que sintió mientras  la follaba en la laguna.

Se acomodaron en los sillones. Altagracia levanto su mano. Rápidamente les acercaron dos copas de Château Lafite Rothschild el vino predilecto de la clasista fémina.

De inmediato empezó la obra maestra de Altagracia a reproducirse frente al estupefacto guardaespaldas. La maldita miraba con actitud apacible. mientras que Dimitri se ponía colorado de la ira. Arrojo la copa de vino contra la pared. Como era posible que se hubiera convertido en actor porno en un solo día. Que clase de monstruo era la mujer para quien trabajaba. Y que pretendía con eso. Dimitri deseaba volver ahorcarla. Para el seria tan fácil acabar con ella en ese instante. Solo tenia que sujetar su esquelético cuello entre sus fuertes brazos y con un delicado pero certero movimiento acabaría con la vida de la inescrupulosa millonaria. Miles de fantasías psicópatas volaron por la mente del acorralado. No sabia que hacer ni mucho menos tenia algo que decir. Se limito a esperar que la función terminara y escuchar que barbaridad planeaba su patrona.

Cuando hubo terminado la película al mejor estilo Hefner la rubia se levanto de su asiento y se dirigió nuevamente a el balcón. No si antes realizar un ademán para que la siguiera.

__Altagracia seguía bebiendo plácidamente su carisima copa de vino.Luego se unos segundos de silencio que a Dimitri le parecieron horas. La chica se digno hablar.

ALTAGRACIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora