Sarah en galería
– Debemos regresar al desfile – dije en voz baja.
– ¿Siempre eres así de responsable? – replicó en tono serio.
– Incluso más.
– Escapémonos, te aseguro que nadie se dará cuenta.
– Ni pensarlo, es la gran noche de tu hermana.
– Podrá perdonarme.
– ¿Siempre eres así de terco?
– Incluso más.
– En serio debemos regresar, para mi es trabajo y mi jefe está aquí – insistí poniendo mis manos en su pecho obligándolo a separarse, aunque sentí un hueco enorme cuando finalmente salió de mí.
– Está bien, tú ganas esta vez – dijo entregándome mi ropa interior.
Nos arreglamos las ropas en silencio y le dije que yo saldría primero, no estuvo muy de acuerdo, pero aceptó, no entendía porque era tan descarado. Abrí la puerta y me asomé sigilosamente, me dispuse a salir de ahí y Chris me dio una cariñosa nalgada que me hizo sonrojar, no quise voltear a verlo porque seguro aceptaría escaparme con él y tenía que recordar que estaba en horas de trabajo. Me fui directo al baño a retocarme el maquillaje y ponerme perfume, una amplia sonrisa había en mis labios, él había dicho mi nombre y yo el suyo, no había más reglas y eso me entusiasmo sobre manera, aunque en realidad no sabía que pasaría de ahora en adelante.
Llegué al salón y ocupé mi lugar, pocos minutos después llegó Christofer muy sonriente y se sentó al lado de Julieta, ella se recargó en su hombro, eso no me agradó mucho, esos dos tenían algo, era demasiada la confianza que se tenían y el acercamiento, además llegó con ella a un evento familiar, uno no lleva a cualquier persona a convivir con la familia, ahí entendí que no debía emocionarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo él y yo, sería oculto, sin que nadie lo supiera.
El desfile terminó y Sarah nos agradeció a Olivia y a mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso, Chris hasta se puso de pie muy entusiasmado. Scott estaba sumamente orgulloso aplaudiendo también. Empezó la fiesta y todo mundo se dirigió a la mesa de los bocadillos.
– ¿Dónde estabas ____? – preguntó inquisidoramente Olivia.
– Fui a ver a las modelos.
– Que raro, yo fui allá y no te vi.
– Es que también fui al baño.
– Ah, vale – respondió no muy convencida.
Moví la cabeza negativamente cuando la vi ir a saludar a un chico que la miraba, yo me acerqué a la mesa y busqué algún bocadillo que no estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno tomé un pedazo de queso y le di una pequeña mordida.
– Uf, no hagas eso en mi presencia... me trae muy gratos recuerdos – dijo Chris detrás de mí y casi me atraganto, tomé una copa y bebí.
– Quieres provocarme un infarto, ¿verdad? – exclamé dándome la vuelta para encararlo.
– Tú también a mí, no tienes idea de lo sensual que te ves comiendo.
– Estás loco – dije mirando hacia el techo.
– Puede ser, pero, ¿no te fascina? – exclamó guiñándome un ojo.
– Pero, ¿ustedes se conocen? – dijo de pronto Sarah parándose frente a nosotros y no supe que decirle, entré en pánico al pensar que hubiera escuchado el comentario de Chris, pero pensé que no tendría esa sonrisa en el rostro.
– Sí, estuvimos juntos un semestre en la universidad – respondió él muy seguro.
– Yo siempre he dicho que el mundo es un pañuelo, jamás me imaginé que fueras amiga de Christofer, no te ofendas hermanito, pero tienes unas amistades – dijo dándole palmaditas en el hombro – no lo digo por Julieta, ella es aparte, pero te he conocido cada "amiguita" – agregó mirando hacia arriba.
– Bueno, en realidad no somos amigos, no nos habíamos visto desde ese entonces – dije siguiéndole el juego.
– Pero las amistades se pueden retomar, ¿verdad hermanita? – Dijo abrazándola cariñosamente – además aquí entre nos Julieta, si no fuera porque le ayude en matemáticas ___ aún no se graduaría.
– ¿No me digas que ella era la que te regalaba esos deliciosos chocolates?
– La misma – respondió muy seguro dándome una mirada de complicidad.
– Sí, es que mi mamá trabajaba ahí y siempre llevaba, pero como a mí no me gustan, prefería dárselos a él en pago a sus clases, en lugar de...
– Te dije desde un principio que jamás aceptaba dinero de las mujeres, ni siquiera pensaba cobrarte, tú insistías en regalármelos – interrumpió mirándome seriamente.
– Ay sí Christofer, como si desconociera la forma en que te cobrabas, fui a la misma clase que tú, ¿recuerdas?, creo que aún sigue ahí tu fama,
-Por eso ella me caía bien, porque nunca sucumbió ante tus encantos.
– Más bien dirás que te encantaban los chocolates.
– También, pero eso es aparte, definitivo, __, tienes que ir a mi boda, no voy a permitir que este hermano mío vaya con nadie más que no seas tú.
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Ardiente tentación (Adaptación)
RomanceTres simples reglas a seguir: #1 No nombres #2 No preguntas personales #3 No lazos afectivos. Son las indicaciones que el desconocido da a Gabrielle en su primer encuentro, pero ¿Para ambos será igual de simple seguirlas al pie de la letra? Novela a...