Era la mañana de un día extremadamente normal de verano, era un día soleado pero lluvioso que me hacía sentir extremadamente feliz, cada año esperaba con ansias que llegara el verano, necesitaba estar libre de la escuela, me gustaba ir a la secundaria, pero al mismo tiempo estaba cansando, sentía un gran alivio al saber que no volvería en algunas semanas más.
Después de desayunar, me cambié de ropa y salí en mi bicicleta a recorrer la ciudad, ya no llovía, pero caían algunas gotas de los árboles, sentía una tranquilidad magnífica, me detuve por un segundo y me senté en una banca echa de madera pintada de verde, me puse a pensar y a pensar, talvez más de lo que debí y de pronto sentí un vacío que jamás había sentido, sentía la ausencia de algo. Sentí como la expresión de mi cara cambio al instante. Me sentía en la cima y después me sentí en lo más bajo.
Me levanté y me subí a mi bicicleta de nuevo, un poco más apresurado, volví a casa, no había nadie, habían salido a hacer las compras, yo aún tenía planes, pero de repente ya no parecían animarme mucho, me acosté en mi cama y encendí la televisión, no había nada interesante, fui a mi cuarto, abrí las cortinas y después las ventanas, ¿Qué debía hacer después?
Aproveché que el cielo se había nublado y subí al techo de mi casa, contemplé las nubes y los pájaros volando, sentía un gran tranquilidad, me quedo más de media hora sin decirme ni una palabra a mi mismo.
Bajé y mamá ya estaba ahí.-Hola hijo-me dijo, al mismo tiempo que metía cosas al refrigerador.
-Ho-hola mama, voy a salir un rato.
-¿No vas a comer?
-De-desayune demasiado, no tengo ham-bre.
-Esta bien, cuidado.
Le sonreí y me fui en mi bicicleta, era la forma más fácil y divertida de recorrer la pequeña ciudad en la que vivía.
Fui a la tienda a comprar frituras y una soda, pero cuando iba saliendo de la tienda me encontré con un compañero de la secundaria, él no estaba en mi salón, iba en el de a lado, jamás había hablado realmente con él, solo nos saludamos y de vez en cuando intercambiabamos una que otra palabra.
Noté que venía hacía mi, así que me detuve justo a lado de la tienda.-Hola Bill
-H-hola Stan-le respondí
-¿Qué haces?-Regresaba de acompañar a mi madre. ¿Y tú?
-Nada realmente, so-solo pasaba por aquí, estoy tratando de encontrar una manera de pasar el tiempo, al parecer ya me cansé del verano.
-oh, veo que ya casi solucionas tu problema-dijo refiriéndose a mi tartamudez
-Sí, al parecer-reí
-Me alegra,pero no puedes estar cansando del verano, no tan pronto.
-Bueno, Ben pasará todo el verano con sus abuelos, así que estoy solo.
-Bueno, puedes pasar el tiempo conmigo y Richie Tozier, él volverá la siguiente semana.
-Esta bien.-Sonreímos
Fuimos a sentarnos a una banca y comimos lo que habíamos comprado que eran básicamente muchas frituras, jugos y refrescos.
Estábamos teniendo una buena conversación.
-Siento que cada año el verano es más aburrido-me dijo seriamente- y por lo visto no soy el único que piensa eso.
- Sí, lo-lo sé, estaba pensando en la mañana que quizás es porque ya estamos cre-creciendo y seguimos haciendo las mismas cosas que hacíamos cuando apenas entramos a la secundaria.
-Suena como lo más razonable.
-Lo es.
¿Lo era?