Capitulo 1

607 31 2
                                    

El amor, cosa tan rara

Desde aquella vez que mi padre se marchó para nunca volver, azotando la puerta principal y dejando un rayón en el pavimento al pisar el acelerador de su coche, me convencí de que el amor está sobrevalorado.
Si, es bonito experimentar las maripositas en el estómago y  todos esos sentimientos encontrados cuando estas con una persona que te atrae física o intelectualmente; pero, de eso a sacrificar tu integrada mental por ella, creo que hay un abismo. Hay que ser medio tonto para caer en las redes del amor. No, medio tonto no: tonto completo.
Aún recuerdo lo que vivió mi madre, después de un par de semanas, se enteró que mi padre jamás regresaría a la casa. En un principio la invadió el enojo. Al final, la tristeza terminó haciendo de las suyas y mi madre jamás volvió a ser la misma persona alegre que conocí. Y aunque no puedo negar que fue la mejor madre que alguien como yo pudiera tener, creo que mi adorada progenitora pudo haber disfrutado mucho más de la vida y no lo hizo por culpa del amor.
<<El amor es una pendejada>>. Esa fue la frase que me repetí una  y otra vez durante la infancia. Pero siempre me adelanto y saco mis propias conclusiones y predicciones de la vida.
Por mas que uno  quiera no puede ir contra la naturaleza humana. Estamos hechos para amar. Maldigo a nuestro diseñador, pero así es. No hay escapatoria, no hay retorno. Dicen que el amor es una reacción química que ocurre en el cerebro. Un chispazo electromagnético entre nuestras neuronas puede ser la diferencia entre permanecer como un idiota al lado del teléfono esperando la llamada de tu amada, o disfrutar de la vida leyendo un buen libro a la orilla de una playa sin ninguna otra preocupación.
Ese chispazo aconteció un día en que buscaba mi siguiente lectura en la librería de don Artemis, uno de mis lugares favoritos en el mundo, no solo por que fue ahí donde por primera vez caí redondo  vegetativo llamado <<amor>>, sino por que es un espacio donde experimento el mayor estado de felicidad posible al estar rodeado de mis personas preferidas: los autores.
Pero me estoy adelantado. Muchas cosas sucedieron antes de que me diera por enterado de que mi corazón dejaba de ser mío para pertenecerle a ella. Era suyo para hacer con él lo que quisiera.
               •❀–––––––––––❀•




Nota: Esta historia no es mía, créditos a Alberto Villareal.
Los personajes no son míos son de la gran Naoko Takeuchi.

Ocho lugares que me recuerdan a ti  [ Darien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora