Tú sabías que Jungkook no era del tipo de personas que le gustaba arriesgarse en ese tema, y menos en el trabajo, pero tus ganas de jugar en aquel momento te mataban, ya que tenía una expresión seria en sus ojos que te ponía a cien, amabas a ese Jungkook.
Estaban en una reunión de empresa, cuando comenzaste a acariciar su muslo suavemente
-Jagi, para. -Susurraría.- a no ser de que quieras un problema cuando lleguemos a casa.
Aquel tono grave de su voz, a falta de hacerte parar, te excito más. Jugueteabas bajo la mesa, tratando de ser lo más discreta posible, acariciando su prominente erección, notabas como sus manos ya no te paraban, te dejó vía libre.
-Oye-Habló Jungkook en alto- estoy algo mareado, saldré un poco a tomar el aire. Hye, ¿Me acompañas?
Tu asentiste y ambos salisteis de alli, en dirección a los baños.
-Vas a saber el precio que hay que pagar por torturarme así, bonita.
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