Prefacio.

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Una biblioteca, estoy buscando algo con urgencia; veo que mis manos no me pertenecen, que estoy viendo a través de los ojos de alguien más.

No sé qué busco, pero mis manos parecen saberlo, parecen saber que mi vida depende de eso. Corro por los pasillos, sé que él está aquí, que viene por mí y que no parará hasta encontrarme.

Las salidas están bloqueadas, él tiene guardias en cada una; subo las escaleras y encuentro una salida rápida, tal vez no sea una de mis mejores ideas, pero no encuentro otra. Escucho cómo truena la madera, alguien está subiendo con mucha prisa.

No pienso en otra posibilidad y sin dudarlo, me aviento por la ventana, me he golpeado la cabeza un poco duro, la vista se me nubla, pero me pongo de pie y sigo corriendo, usando los autos del estacionamiento y la escasa luz de la Luna a mi favor. Mi pierna sangra, se me encajó un cristal al momento de brincar.

Las balas golpean muy cerca, una me roza la oreja.

Llevo una cuadra de ventaja, si tomo el siguiente tren, puede que logre escapar, cambiar mi nombre y mi nacionalidad.

Un auto me golpea al cruzar la calle, continúo corriendo. Comienzo a ver puntos de colores, pero estoy a dos cuadras de la estación, no puedo parar.

Una bala en el hombro. 

Una cuadra.

Voy a llegar, lograré escapar de mis perseguidores.

Media cuadra.

Puedo escuchar al tren aproximarse.

Me escabullo en el tren y me siento en un lugar de clase turista, no me importa. En poco tiempo estaré a salvo.

Paso al baño para limpiar mis heridas, me enjuago la cara y salgo de la cabina.

No me da tiempo de reaccionar. Él está fuera del cubículo del baño esperándome con un arma que apunta directamente a mi cabeza.

Escucho el sonido del gatillo y siento como me golpea la bala.

MetempsicosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora