Cap.2 Nueva Casa

98 1 7
                                    

Bajó de una clase de taxi y veo una casa que parecía una mansión. Yo tratándome de tranquilizarme me decía: Esta es, esta es, esta es. Pero no. Fuimos caminando como unos locos por toda las calles con las cuatrocientas valijas que teníamos hasta llegar a una acojedora casa. Vaya que el jefe de mi padre se había esmerado! Yo siempre odiandolo, y nos da una hermosa casa.

-Pa, ¿que tal si llevamos nuestras cosas a las habitaciones y luego damos una vuelta por el vecindario y vemos que tenemos cerca? Dijo Lolo.

-Me parece una fantástica idea! Dijo mi padre.

-Pa tengo hambre-dije muerta de hambre y de sueño- ¿Podría haber algo rico en la cocina? Pregunta con cara que decime que si.

-Mi padre dijo: Me iré a fijar tu mientras sube tus cosas a tu cuarto. Estará pintado de tu color favorito.

-Ok! Pero llega a ser rosa y te mato! Dije haciendo una seña de te aniquilo.

-Hey! Hey! Tranquila! Le dije cualquier color menos rosa.

Subo las escaleras y me encuentro con un maravilloso cuarto. Era de color verde claro con un toque de esmeralda me diría yo. Era bellísimo! Había un placard enorme donde pude acomodar todo lo que tengo yo de ropa. Había una cama divina de dos plazas con un acolchado que se veía calentito para el invierno. Tenía un LCD de 32 pulgadas. Un escritorio blanco antiguo y tipo yo habría una puerta y tenía mi propio baño.

Baje las escaleras maravillada en busca de comida. Llego a la cocina y mi padre me había preparado unas galletitas con queso. Eran unas cinco pero me las comí como si fueran dos nomás.

Voy corriendo hacia mi padre y lo abrazo como nunca antes. Era medio raro que eso saliera de mi. Mi padre me miro con cara de sorprendido pero me siguió la corriente del abrazo.

-Pa me encanta esta casa! Es mejor que ese ranchito pedorro!

-Hija sabes que me pone tan feliz eso! Pero ese rancho también era de la familia así que no puedes decir que era pedorro. Dijo mi padre molesto.

-Bueno... Perdón. Me disculpe. Gracias por las galletitas. Otra cosa ¿donde están los Lo?. Así les decía al trío de mis tres hermanos: Los Lo.

-Mi padre me contesta: Creo que ya salieron a dar vueltas por el vecindario. Tardaste tanto que creo que no te esperaron.

-De vuelta me hacen lo mismo! No me esperan nunca! Ahora me sentare en el sillón lo más pachorra que nunca. Mirare la tele y listo.

-Ok. Se despidió mi padre. Me iré a dormir.

Después de un rato suena el timbre. Yo iba furiosa abrir la puerta porque yo sabía que iban a ser mis hermanos, pero abro y veo a una chica, creo que de mi edad con una pollera ni tan corta ni tan larga y una blusa con unos tacones. La verdad que creo que era media petisa, ya que yo estaba con las converse y ella tenía mi mismisima estatura con sus tacones.

-Hola. Me saludo.

-Hola. La salude.

-Como son nuevos en el vecindario les vengo a dar la bienvenida. Soy su vecina Clara, pero me dicen Clari. Dijo alegre "Clari"

-Oh! Un gusto conocerte Clari. Gracias por venir a dar la bienvenida, pasa porfavor. Yo me llamo ______, pero muchos me dicen _____.

-De nada ____, pero no podré pasar, será para la próxima, mi madre dijo que venga a dar la bienvenida y que me valla porque tengo que ir al médico por mi hermanito menor. Pero igualmente gracias! Chau! Se despidió.

-Chau! Me despedí.

Estaba en el sillón viendo la tele y todavía mis hermanitos santos no venían, así que me comprometí a ir a buscarlos. No debe ser tan difícil. Mi papa dijo que el vecindario es chico y que tiene un café por ahí, así que para mi deben de estar en ese mismo café.

Salí a buscarlos y maso menos mi papá dijo que el café quedaba cruzando la plaza, así que mientras caminaba por la plaza les estaba escribiendo un mensajito de texto a mis hermanos para preguntarles si estaban en la plaza cuando de repente alguien me choca y me caigo al suelo.

-Ouch! Ten más cuidado la próxima vez idiota! Le grite sin mirar su cara con desprecio.

-Lo siento mucho. Se disculpó el chico y me ayudo a pararme. Espera que te ayudo.

-Y, eso por lo menos está bien, es lo mínimo que puedas hacer.

-¿Y qué es lo máximo que puedo hacer por una chica como tu?

Lo mire y era hermoso. Tenía unos ojos azules y el cabello alborotado y de color medio rubio tirando a un castaño claro. Al ver tan lindo chico se me escapo de mi boca:

-Y, invitarme a tomar un café. Me tape la boca rápidamente.

-¿Qué? Me pregunto.

-Nada. Dije.

En ese momento el rápidamente me dijo: Si te invitare a tomar un café.

NOTA DE LA AUTORA: Ojalá que a todos los que les gusté esta historia de la recomienden a otros. Muchísimas gracias por leer mi historia. Es la primera vez que escribo y soy principiante.

Soñar No Cuesta NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora